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Carreras de camellos, cetrería, trajes tradicionales: la población local de Emiratos Árabes Unidos, ultraminoritaria en su propio país, perpetua su identidad tribal y beduina para diferenciarse de los millones de expatriados.
Los emiratíes, reconocibles por su 'dishdasha', la túnica blanca tradicional hasta los tobillos que visten los hombres y la 'abaya' negra, que oculta a las mujeres de la cabeza a los pies, representan sólo el 11% de los 8, 5 millones de habitantes del país, la segunda economía árabe y la monarquía del Golfo más abierta en los ámbitos económico y social.
En la ciudad Estado de Dubái, es corriente ver a occidentales o asiáticas con minifaldas o vaqueros agujereados al lado de emiratíes vestidas según las costumbres locales.
De buenas a primeras, no se percibe ninguna tensión en Emiratos, que participa militarmente en la coalición formada para luchar contra el grupo Ejército Islámico junto a los occidentales, aunque no deja de ser un país musulmán conservador.
Enfrentados a la tentación de abrirse más a los extranjeros y al riesgo de perder su identidad, los emiratíes prefirieron conservar la cultura y las tradiciones beduinas transmitidas de una generación a otra.
Independientemente de los años vividos en el país, los extranjeros no pueden obtener la nacionalidad emiratí. Los emiratíes viven generalmente en sus propios barrios y sus hijos frecuentan escuelas públicas reservadas para ellos, sin mezclarse con los inmigrantes.
Todavía hoy, los más mayores, que se reúnen en salones, pasan horas bebiendo café y contando historias sobre su pasado de miseria y la opulencia de hoy, que atestiguan los rascacielos que emergieron del desierto.
El emiratí se identifica a menudo a su vestimenta, su perfume, sus tradiciones, sus relaciones sociales y la pertenencia a su tribu. Sin olvidar las carreras de camellos o la cetrería, que son los deportes favoritos de los autóctonos y se han convertido en signos distintivos de riqueza.
Algunos camellos cuestan millones de dólares y las carreras, que se llevan a cabo no lejos de los rascacielos de Dubái o de Abu Dabi, ofrecen a los ganadores vehículos de lujo 4X4.
Para la cetrería, que consiste en capturar un animal en su medio natural con ayuda de un halcón amaestrado, se utiliza tecnología punta.
Para el escritor Said Hamdan, estas tradiciones tienen "sin lugar a dudas un lado folclórico, pero forman parte de la identidad nacional de Emiratos".
"La manera de vestir, el estilo de vida en casa y las artes populares ligadas a los camellos y a la cetrería son pilares esenciales de la identidad nacional que queremos preservar", explica Abdel Aziz Al Musalam, director de Patrimonio en el departamento de Cultura e Información de Sharjah, uno de los siete miembros de la federación de los EAU. "¿Deberíamos cambiar al construir un Estado moderno para adaptarnos a la modernidad o preservar nuestra autenticidad? Desde hace 40 años, seguimos siendo nosotros mismos a pesar de que todo gira alrededor de nosotros", agregó orgulloso.
El apego de los emiratíes a su identidad se reforzó frente al aflujo masivo de extranjeros y a la modernización del país con sus edificios de lujo y sus centros comerciales gigantescos.
Según Musalam, "esta presencia masiva de los no emiratíes nos ha empujado a atarnos a nuestra identidad. Nos sentimos en dificultad en medio de esta muchedumbre" de expatriados.
- Hospitalidad beduina -
"Frente a algunas comunidades, si no se les hace frente culturalmente, te aplastan", subraya aludiendo a los millones de ciudadanos del sureste asiático (India y Pakistán, sobre todo), que son mayoritarios entre los expatriados, seguidos de iraníes y occidentales. "Pero, agrega Musalam, el emiratí conserva su identidad sin usurpar la de los expatriados", que tienen sus propias escuelas y gozan, por ejemplo, de una libertad de culto.
La tradición quiere también que el emiratí se case con una compatriota, aunque puede contemplar el matrimonio con una extranjera, un tema de debate candente en los medios locales. La extranjera será de todos modos a menudo ciudadana de otro Estado del Golfo que comparte vínculos tribales con su país de adopción. En cuanto al matrimonio de una emiratí con un extranjero, es excepcional.
Para el experto en protocolo Ghasan Hachay, los emiratíes se diferencian también por su afición a los perfumes fuertes, a base de madera de agar, de ámbar, de almizcle o de rosa, productos que históricamente transportaban las caravanas de los comerciantes de la región. Yves Saint-Laurent, Armani o Chopard fabrican perfumes destinados especialmente a la región del Golfo, mientras que otras marcas de lujo producen tejidos especialmente destinados a la 'abaya' de las mujeres o el tradicional sombrero de los hombres, señala Hachay.
Pero más allá de la tradición, los emiratíes quieren estar al día de las nuevas tecnologías para reducir su dependencia de los extranjeros. En este sentido, el gobierno anunció su intención de enviar una sonda a Marte para 2020.