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Alba Palacios, una lucha para llegar a la felicidad óptima, una lucha que nunca pudo conformarse a su temprana edad. Encerrada en el cuerpo de un hombre, venció estereotipos con el objetivo de ser feliz. Fémina Fútbol pudo dialogar con la primera futbolista transgénero.
Hace 33 años nació en Madrid, la capital española Álvaro Palacios. Un hombre al que le apasionaba el balompié y las chicas. Sin embargo, encerrada en el cuerpo de un varón y con el único sueño de jugar fútbol profesional, a sus cinco años se dio cuenta que le gustaría tener el cuerpo de las niñas, al igual que vestir como ellas.
Antes de vencer ese miedo al no sentirse cómoda con su cuerpo masculino, en suelo ibérico ya hubo otras valientes. Izaro Antxia fue la primera trans en marcar goles, pero en el fútbol sala, asimismo, Antía Fernández y Omaira Perdomo en el voleibol. No obstante, Alba Palacios se convirtió en pionera en el mundo del balompié. Después de Alba, Valentina Berr, otra jugadora ibérica también siguió sus pasos. La invitación a ser feliz, sin importar los comentarios de los demás, en una lucha que, aparte de ser trans, es homosexual.
Después de darse cuenta que no se sentía bien en el cuerpo de un hombre, inició su incesante búsqueda de vincularse con un equipo. A sus siete años, comenzó a jugar en su colegio y posteriormente, jugó en el Pozuelo de Alarcón.
El miedo, el temor al rechazo y a la posibilidad de crear malestar con sus futuras compañeras en un club, la distanciaron de su anhelo de cambiar de género. Sin duda alguna, la familia juega un papel muy importante para recibir apoyo, aunque su núcleo familiar les costó, lograron superarlo. Por otro lado, con su pareja, las cosas fueron más sencillas.
"Te quiero hagas lo que hagas, seas como seas", el grito del cambio"Seré una chica trans", Álvaro le comentó a su madre en 2016, antes de empezar el proceso de hormonación. "¿Y a ti qué te pasa? ¿Me tomé un yogur caducado durante el embarazo?", la respuesta de su madre fue esta. Sin embargo, con su pareja, todo fue un acto de amor gigante entre ambas. "No podría vivir sin ti. Si no me aceptas como mujer me olvido de todo", le dijo ella. Y Álvaro, que era heterosexual, respondió, "te quiero hagas lo que hagas, seas como seas".
De esa manera, ese fue el grito, un pacto de amor que culminó con un proceso largo. Así, ese extenso tramo en el que Álvaro jugó en Pozuelo cambiaría buscando al balompié femenino profesional. Lo siguiente fue atender a la Unidad de Identidad de Género en Madrid y eso fue un gran apoyo. Seguidamente, el sueño a corto plazo se hizo realidad, Álvaro dejó de ser Álvaro, para ser Alba Palacios, el nombre que ella siempre quiso.
Ya con cuerpo de mujer, cuando la gente la veía en la calle, cada vez más, Alba se iba idealizando ir a un equipo femenino. En 2017 volvió a pisar un recinto deportivo, pero esta vez, como espectadora. Buscando un club de la última división y cercana a su casa, abordó a David Herrero, estratega de Las Rozas CF y dijo, "hola, soy una chica trans, ¿me aceptáis?" Así y con muchas dudas, David la llamó por la noche para confirmar su vinculación.
Así las cosas, David Herrero se convirtió en su primer gran apoyo en el tema del balompié femenino. La acogieron como una más y sin ningún malestar en el club. No obstante, Alba no podía debutar porque no tenía actualizado su Documento Nacional de Identidad (DNI). Pese a ello, la Comunidad de Madrid apeló a dos normas autonómicas, la ley de Identidad y Expresión de Género y la ley contra la transfobia para que pudiera jugar. Además, ya tenía ficha federativa como Álvaro, por ello, solo fue necesario añadir Alba, como si fuera un sobrenombre.
Seguidamente, con la posibilidad de debutar, todo llegó muy rápido. Antes de su debut, mucha ansiedad y alegría por hacer realidad algo que soñó de chiquita. Asimismo, contra Sur Getafe tuvo la posibilidad de ayudar a su equipo en el triunfo abriendo el marcador.
Alba Palacios, segunda de derecha a izquierda abajo
Posteriormente a su debut, recibió reproches sobre presuntas ventajas dentro del terreno de juego, entre ellos, la potencia y su fortaleza. De hecho, empezaron a tildar a Alba de tramposa. Sin embargo, la gente habla por hablar desconociendo lo que verdaderamente sucede. Más que ventajas, son desventajas, pues por el proceso de hormonación aparecen efectos secundarios como mareos, cansancio, sofoco, calambres. "La gente opina sin saber, así que, si quieren realmente saber lo que se siente, estén dos años mínimos con esta hormonación y si les quedan fuerzas para jugar, me avisan", manifestó Alba.
Durante la espera del DNI, nunca pensó en rendirse, si bien eran dos años, evidentemente podía disfrutar de jugar en Rozas. Aunque podía disputar partidos, no podía ser transferida a ningún club. No obstante, después de esa gran expectativa, logró mudar sus goles al CD Samper aquel 4 de julio de 2019.
Con su trayectoria, Alba dejó en el pasado cuando preguntó si podían lograr que su mente aceptara su cuerpo de varón. "Eso es imposible, Alba", le contestaron. Era la primera vez que alguien ajeno a su entorno más íntimo la llamaba así, como ella siempre quiso. Alba, Alba, Alba. En un mundo machista, escaló el pico más alto de la aceptación, donde también, logró callar múltiples bocas.
Así las cosas, de Alba Palacios se puede esperar un juego vertical, juego colectivo con gol y buen disparo. Finalmente, la conclusión de Alba es que no debe haber miedo, simplemente debes ser tú. También apoyarse en quien te quiere y a los demás, dejarlos a un lado. Toca disfrutar de la vida que solo hay una. ¡Hay que ser feliz!
Fémina Fútbol le desea lo mejor a Alba Palacios en su trayectoria. Tras una lucha y una montaña a la que escaló hasta llegar al pico más alto llamada felicidad..