Probablemente te estés preguntando qué es lo que estoy diciendo con esta frase tan imperativa y tan negativa a la vez… ¿Y qué si alcanzo una meta muy alta? Es mi logro, al fin y al cabo.

Pues, claro que sí. La vida misma es un desafío diario y, si pensamos en los aspectos que comprende la vida, aunque más no sea a fines de simplificar un poco el análisis, con más razón encontraremos que metas y objetivos hay por todos lados y, hasta en algunos casos, ni siquiera planteados.

Y no se trata de cuáles sean esos objetivos, ni mucho menos aún de compararse con otras personas, para evaluar el tamaño o el alcance de ellos. No estoy hablando de las metas o decisiones de todos los días o las de corto plazo, ni tampoco de las circunstancias o factores que pudieran afectarnos en el cumplimiento de un plan, ni siquiera del tiempo, en términos de plazos o de edad. Cada uno sabrá cuáles son sus luchas y sus conquistas.

A lo que sí estoy haciendo referencia es a aquel logro importante que has tenido, o a aquella situación que ha sido un verdadero desafío en tu vida, a eso que no podías creer que habías alcanzado. Dependiendo del caso, podrá ser haber sido madre, haber concluido una formación en particular, haber dejado un trabajo y emprender, haber ganado una batalla de salud, o cualquier otra cosa de la que te sientas orgulloso.

¿Qué es lo que estoy planteando entonces con estas conquistas? ¿Acaso está mal sentirme orgulloso de ellas? No, la verdad es que no y, de hecho, te felicito por eso.

Sólo quiero reflexionar acerca de cómo sigue luego de ese logro personal. Algunas personas podrán decirme que se plantearán nuevas metas y a por ellas, otras dirán que preferirán relajarse y disfrutar de esa maravillosa sensación de haber llegado a donde querían, y así cada uno podrá darme su parecer. Todo es válido.

Nunca aceptes menos de lo que te mereces y sólo tú sabes cuánto ha sido tu esfuerzo por cada paso que has dado en esta vida

Lo que sí creo es que todas aquellas personas que se animan a hacer algo de verdad diferente en sus vidas, los que se animan a romper un poquito los esquemas tradicionales y a salirse de su zona de confort, todos ellos también, indefectiblemente, han migrado hacia un lugar diferente, un lugar donde, aunque no lo noten, han capitalizado conocimiento, experiencia y aprendizajes.

Y de esta manera, no sólo han pasado por un proceso de crecimiento en sí mismo y por ellos mismos, sino que su contribución al mundo también será distinta y más amplia. Pero, además, esto de alcanzar metas mayores nos coloca en una posición más exigente, tal vez con nosotros, tal vez con la vida, por el simple hecho de que sabemos que podemos.

No quiero caer en esto de la autoexigencia o los embrollos con las expectativas, pero sí quiero decirte que nunca aceptes menos de lo que te mereces y sólo tú sabes cuánto ha sido tu esfuerzo por cada paso que has dado en esta vida.

Así que, si no entendiste el título, en realidad es una ironía, y te insto a que sí, te fijes todas las metas que quieras, sea cual fuere su tamaño y alcance, trabaja por ellas y, si se pone difícil, será experiencia para el próximo desafío.