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¿Es posible que un vídeo despreciable ocasione tanta violencia? SÍ. ¿Es admisible? rotundamente NO. El Corán no admite el asesinato. La manipulación del hecho religioso, en este caso, ¿a quién beneficia? ¿Quiénes han sido los autores de este disparate?
Individuos de todas las religiones, frente a lo que desde su particular perspectiva han interpretado como graves blasfemias han desplegado, como respuesta, conductas violentas e, incluso, asesinas. Lo han hecho y lo hacen judíos, cristianos y musulmanes.
Exhibición de películas como "La última tentación de Cristo" provocaron todo tipo de reacciones, desde amenazas hasta incendios de salas de cine, entre otras; también se produjeron reacciones violentas, desde el mundo integrista católico o evangelista ante filmes que hoy parecen inocuos como la comedia 'La vida de Bryan' o musicales como 'Jesucristo Superstar'.
Así pues a nadie extrañe que se produzcan reacciones violentas tras el vídeo titulado 'La inocencia de los musulmanes' en el que se construye una imagen del Profeta Muhammad que simplemente es falsa y que resulta irrespetuosa e insultante, incluso, para quien como yo, no es musulmán, aunque profeso un reverente respeto al Noble Corán y a la religión que comparten los seres humanos de más un tercio de nuestro mundo.
¿Está admitida, desde la perspectiva islámica, la comisión de asesinatos por algo así?, NO, el asesinato no es admitido ni en el Islam ni en ninguna de las grandes religiones, como la Judía o la Cristiana. Pero es que, además, el concepto cristiano medieval de 'blasfemia' no existe en el Corán, sino que el mismo se corresponde con una prescripción Jurídica, que se presta a interpretaciones bien diferentes, por lo tanto, que no son de inspiración divina, sino humana.
Recurriré a las palabras del Dr. Aslam Abdullah, editor jefe del semanal Muslim Observer y Director de la Sociedad Islámica de Nevada:
"El Corán y las enseñanzas auténticas del Profeta describen la práctica de mostrar irreverencia hacia Dios y su mensajero como actos de pura ignorancia, provocación deliberada u odio. Sin embargo, las dos fuentes de orientación islámica en ningún caso han legitimado una acción punitiva sobre la base de la disidencia teológica o las diferencias religiosas o la irreverencia. A menudo, algunos juristas musulmanes han empleado erróneamente la institución del iytihad para servir a los emotivos y exaltados intereses de alguna gente. La fatwa o decreto religioso emitido por Jomeini proponiendo el asesinato de Salman Rushdie fue una opinión personal sin el apoyo de la guía divina"; así las cosas, desgraciadamente, la violencia de masas exacerbadas interesadamente no sólo NO sirven al Islam, sino que sirven a los intereses ocultos de los autores del vídeo.
Dicho lo anterior no parece que el derecho a la Libertad de Expresión pueda amparar conductas dirigidas al menosprecio de las religiones, sin que tales conductas merezcan, cuando menos, el reproche moral de cualquier persona de recta conciencia, especialmente cuando lo que se busca es la generación de odio.
La condena por el contenido del vídeo ha llegado desde el corazón mismo de Oriente Medio en las últimas horas, en la voz de destacados representantes de las tres religiones. Estos mismos destacados religiosos, judíos, musulmanes y cristianos también han condenado las manifestaciones violentas posteriores que han causado ya decenas de muertos, cientos de heridos y descontrolados ataques y amenazas en diversas partes del mundo, desde los propios EEUU hasta Sudán, desde Túnez a Indonesia.
¿A qué intereses sirve el despreciable e insultante vídeo sobre el Profeta Muhammad?, sin lugar a dudas sirve a intereses bastardos.
Respecto de la autoría del impresentable producto audiovisual se ha dicho que el mismo es obra de un cristiano de rito oriental en connivencia con judíos y cristianos evangelistas radicales que residen en los EEUU pero, tales especulaciones e, incluso, la voz del presunto autor, han añadido más intensidad en la nebulosa de la confusión. Este estado de la situación, de manera buscada o como simple resultado fáctico, forma parte de los intereses ocultos de quienes han ejecutado tan lamentable obra.
Los autores han actuado con meticulosa conciencia de lo que estaban haciendo.
En primer lugar: Eligieron a los actores mediante engaño, diciendo que se trataba de una película muy alejada de cualquier referencia religiosa.
En segundo lugar: Los actores siguieron un guión en el que nada se decía del Islam, hasta el extremo de que el filme es doblado de manera burda alterando radicalmente lo que los actores dijeron realmente durante el rodaje. Tal y como los propios actores han denunciado públicamente.
En tercer lugar: Los autores de este disparate eligieron los momentos para cada una de sus acciones, aniversario del 9/11; proceso electoral en marcha en los EEUU, respuesta violenta en determinados países.
¿A qué intereses, pues, sirve el vídeo? Lo sabremos con precisión sin tardar mucho tiempo y no podemos descartar llevarnos alguna sorpresa.
Lo desconcertante es el rápido aprovechamiento que del mismo están realizando determinados movimientos terroristas, pues tal aprovechamiento no se ha producido en un lugar concreto, ya son varios los países y líderes de determinadas ideologías islamistas que, por mucho que lo pretendan NO REPRESENTAN AL ISLAM, como mucho se representan a sí mismos, quienes están 'aprovechando' el río revuelto. Pero, es lo cierto que, estos elementos, apelando a sentimientos primarios, utilizan la irritante carga blasfema y mentirosa del filme, para exacerbar a miles de personas justificando el asesinato, incluso, recurriendo a la manipulación del conjunto de los principios coránicos más elevados.
Manipulación de lo religioso, nada nuevo bajo el Sol
La manipulación de lo religioso, a lo largo de la Historia, ha servido a los fines espurios de quienes ostentaban ciertos poderes o de quienes pretendían ostentarlos; éstos individuos y grupos han retorcido el mensaje contenido en los textos sagrados, han retorcido las únicas verdades en las que, en teoría, decían creer, para traicionarlas y sembrar la violencia, la muerte y la destrucción.
En definitiva han convertido algo ‘esencial’ (unido consustancialmente a lo que los clásicos denominaban ‘alma’) en simple ideología y, desde esa posición, remover los instintos menos racionales.
De la lectura, simplista e irreflexiva, de los textos sagrados sean Judíos, Cristianos o Islámicos podría llegarse a la errónea conclusión de que las tres religiones son instrumentos de destrucción pues, en esos textos, hallamos múltiples expresiones de violencia.
Las tres grandes religiones, sin excepción, admiten de forma EXTRAORDINARIA el recurso a la violencia -EXCLUSIVAMENTE- como LEGÍTIMA DEFENSA y, aun en estos casos, para que la conducta sea lícita, la violencia será proporcionada respecto del ataque recibido.
Sin el ánimo de repasar meticulosamente todas las posibles citas sobre el lícito recurso a la violencia en las tres religiones, sí expondré alguna de las referencias más destacadas:
Desde la perspectiva Judaica: Analicemos, brevemente, la denominada Ley del Talión (Ojo por ojo y diente por diente); la misma viene a regular que la respuesta a un crimen deberá ser proporcional al mismo; evidentemente no podemos obviar que tal Ley justificaba un lícitorecurso a la violencia. Podemos encontrar una referencia clara a la ‘lex talionis’, por ejemplo, en el Libro del Éxodo: [21: 23-25] “Si se pone en peligro la vida de la mujer, ésta será la indemnización: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, golpe por golpe, herida por herida”. En el Levítico se dice: [24: 18-20] “Y el que hiere a algún animal ha de restituirlo: animal por animal. Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: Rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente: según la lesión que habrá hecho á otro, tal se hará á él”.
Ahora bien, no podemos dejar de mencionar que el principio del ‘ojo por ojo y diente por diente’ evolucionó hasta la época talmúdica, a partir de la cual se admite la abolición de la respuesta violenta por el resarcimiento por el mal causado, incluso resarcimiento económico.
La única violencia que admiten las tres religiones monoteístas como recurso lícito es aquella que se ejerce en el contexto de la legítima defensa directa
Tengamos en cuenta ahora la perspectiva cristiana, refiriéndonos a su expresión mayoritaria, la Católica. En el Catecismo Universal de la Iglesia nos encontramos con el siguiente texto, que resume la interpretación de lo referido en sus libros sagrados: “El quinto mandamiento condena la destrucción voluntaria de la vida humana. A causa de los males y de las injusticias que ocasiona toda guerra, la Iglesia insta constantemente a todos a orar y actuar para que la Bondad divina nos libre de la antigua servidumbre de la guerra (cf. GS 81, 4). Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras. Sin embargo, ‘mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza correspondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa’ (GS 79, 4). Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a ésta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez: – Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad delas naciones sea duradero, grave y cierto.- Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayanresultado impracticables o ineficaces.- Que se reúnan las condiciones serias de éxito.- Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición. Éstos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la ‘guerra justa’. La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común.”
No pocos autores patrísticos, santos y doctores de la Iglesia, han llegado a decir en sus escritos que el recurso a la violencia no era lícito para los católicos; en buena medida nace esa venerable admonición en las palabras del propio Jesús de Nazareth, por ejemplo cuando dice a los discípulos: “Se os dijo: ‘ojo por ojo y diente por diente’, pues bien, yo os digo, amad a vuestros enemigos”. “Perdonad hasta setenta veces siete”, “ofreced la otra mejilla”.
Desde la perspectiva del Islam nos hallamos ante la misma situación: No es lícita más violencia que aquella que sirva para la defensa propia, directa. En el Corán nos encontramos, incluso, con una verdadera codificación de lo que es lícito cuando –siempre en defensa propia- se ha de recurrir a la violencia, pues cualquier desproporción convierte a quien se defiende en agresor, lo cual está vedado a un musulmán.
Verdaderamente, desde mi punto de vista, el Noble Corán ofrece una ‘civilización’ del concepto guerra, si se me permite la expresión, pues, expresamente, no sólo limita la misma a la defensa propia, sino que establece unos extremados límites, por más que la guerra concreta esté justificada en el principio de la legítima defensa.
Con demasiada frecuencia observamos que se recurre a descontextualizar unas aleyas concretas del Corán para afirmar que el Islam es una religión violenta, cuando en realidad, no lo es más que lo puedan ser el resto de religiones.
Quienes malinterpretan los textos coránicos, lo hacen obviando conceptos como la condicionalidad y la incondicionalidad, elementos fundamentales y básicos para entender el texto coránico y hacer interpretaciones de carácter general. Igual ocurre con los textos judíos y cristianos. ¿Podemos imaginar lo que sería un ejercicio hermenéutico de los textos cristianos si no tuvieramos en cuenta, por ejemplo, lo que implica la 'intertextualidad'?, la teología que deviene de la Biblia no podemos observarla como si el conjunto textual fuera algo aislado y sin influencias de las culturas circundantes.
En las expresiones violentas de etiología religiosa, antaño, como en las manifestaciones terroristas del mundo contemporáneo protagonizadas por quienes se dicen musulmanes, sólo pueden ser explicadas desde desviadas y heréticas interpretaciones religiosas, pues ninguna recta interpretación justifica el asesinato, la violencia indiscriminada, la muerte de inocentes.
Aquellos musulmanes que dicen apoyarse en el Corán para justificar sus acciones terroristas, traicionan el libro en el que creen.
Quienes desde fuera del Islam interpretan que el Corán induce las conductas terroristas, simplemente no saben nada o se limitan a seguir estereotipos. Lo peor es comprobar que muchos periodistas y analistas, algunos considerados como expertos, despachan opiniones, afirmaciones y sentencias respecto al Islam y a su noble Corán, sin ni siquiera haber realizado una lectura del mismo. No conocen de determinados principios coránicos más que lo que los propios terroristas afirman.
Los autodenominados 'jihadistas', quienes obedecen ciegamente a líderes e ideologías son los primeros en convertirse en kafir, pues someten su vida y su voluntad no a Allah, sino a quienes se autodesignan como verdaderos intérpretes de su voluntad, se consideran de hecho (por más que sus palabras digan otra cosa) como nuevos profetas. El Corán lo dice expresamente: SOLO ALLAH CONOCE. Hay que recordar que Islam es sumisión a Allah, no a ideologías y líderes. La única sumisión terrenal se debe al orden que sirve al bien común, querido en el Corán expresamente y que se caracteriza en buena medida por la Justicia Social.
No cabe, en el Islam, el derecho de agresión –mucho menos por motivos de Fe- a otro ser humano o nación.
Si leemos e interpretamos exclusivamente desde la literalidad la siguiente aleya del Corán: "Combatid a quienes no creen en Dios ni en el último día, y ni prohíben lo que Dios y su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera de entre aquellos que han recibido las escrituras hasta que sometidos paguen el tributo directamente", incurriremos en el error que, conscientemente, cometen quienes aprovechándose de la Fe de los sencillos apelan a sus sentimientos más primarios para inducirlos a la violencia. Pues, como señalaba antes, no se puede dejar de tener en cuenta que las aleyas se expresan de forma condicional unas, y otras de forma incondicional, así como la vinculación jerárquica de unas y otras.
Las interpretaciones incorrectas del Corán -como lo hacen conscientemente buena parte de los ideólogos del terrorismo internacional- pretenden hacer que el Corán diga, lo que en realidad no dice. Tan absurdas y peligrosas son las interesadas manipulaciones del Corán que, aquellos musulmanes que se justifican, por ejemplo, en el texto coránico para sus fechorías, terminan afirmando -de facto- que Allah se contradice pues es el mismo Corán el que señala, con claridad no sometida a condiciones extrañas, que la salvación es de quien cree en lo revelado: “Ciertamente, los que creen [en esta escritura divina], los que profesan el judaísmo, los cristianos y los sabeos —todos los que creen en Allah y en el Último Día y obran con rectitud— tendrán su recompensa junto a su Sustentador; y nada tienen que temer ni se lamentarán”. (Corán 2: 62).
La diversidad y validez de las religiones, que son expresión de la fe manifestada por el profeta Abraham, también se recoge en textos coránicos como aquel en el que se señala que si Allah hubiera querido hacer una única comunidad, lo habría hecho: “A cada uno de vosotros le hemos asignado una ley y un modo de vida [distintos]. Y si Allah hubiera querido, ciertamente, os habría hecho una sola comunidad: pero [lo dispuso así] para probaros en lo que os ha dado. ¡Competid, pues, unos con otros en hacer buenas obras! Habréis de volver todos a Dios: y, entonces, Él os hará entender aquello sobre lo que discrepabais”. (Corán 5: 48)
Así pues, antes de abordar la segunda parte de este análisis, reflexionemos sobre eventuales hipótesis:Si el vídeo, incomprensiblemente, hubiera sido obra -solo y exclusivamente- de unos imprudentes cristianos de rito oriental, evangelistas radicales fundamentalistas o elementos similares; nos encontraríamos con el hecho de que unos individuos despreciables, utilizando un vídeo de 14 minutos en Youtube habrían sido capaces de desencadenar un conflicto de alcance transnacional de inesperadas consecuencias. Esto querría decir que -independientemente del derecho local- el Derecho Internacional debe regular límites razonables a la libertad de expresión, como existen en múltiples estados de derecho, entre otros España; pues el mundo habría mostrado unas debilidades tan inmensas como inexplicables, por un falsario derecho a la libertad de expresión que en realidad sería el derecho a realizar un capricho de peligrosidad máxima, a las pruebas nos remitimos. Un capricho indeseable que pondría en jaque, ni más ni menos, que la alta seguridad de los EEUU y sus misiones diplomáticas en medio mundo.
Tampoco es descartable que algún o algunos países o lobbys hayan realizado una maniobra artera para inducir un incremento de los niveles de alerta estadounidenses al tiempo de intentar generar un escenario internacional que hiciera proclive a los EEUU a una intervención más comprometida en determinados conflictos potenciales o en desarrollo que necesitan de la movilización de determinadas potencias mundiales para el desarrollo de una determinada acción.
Y por dibujar un tercer escenario no sería descartable que grupos terroristas o determinados movimientos ideológicos hayan generado el escenario que facilitara la exacerbación de determinados sentimientos para favorecer que tales movimientos cobren protagonismo en los países de mayoría musulmana y, en particular, en aquellos en los que se han registrado las revueltas de la mal llamada 'primavera árabe'.
Como se puede observar de las tres hipótesis planteadas, bien sea por la vía de las consecuencias o del desarrollo estratégico, la característica es que desde la asimetría de los actores en conflicto, se vuelve a generar un escenario belicoso en el que estarían ausentes, de manera obligada, cualquiera de los elementos de conflictos simétricos. Debemos tener claro que será la asimetría la característica fundamental de los conflictos.