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Agencia Reforma
Los ingresos extraordinarios generados por el Banco de México (Banxico) deberán ser utilizados cada año para reducir la deuda pública, propone el Paquete Económico 2016 presentado al Congreso.
En modificaciones a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), el Ejecutivo propone un mecanismo para que se use el remanente de operación del Banco de México.
Se pide agregar un artículo 19 Bis a la ley para que 70 por ciento de los ingresos extraordinarios del banco central se usen para pago anticipado de la deuda de ejercicios fiscales anteriores y el resto para el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestario.
La iniciativa justifica que con ello se logrará contener el crecimiento de la deuda pública y evitar que en el futuro el Gobierno federal utilice esos recursos para financiar gasto.
Hasta ahora, no se había discutido cómo utilizar el remanente de operación del banco central.
De hecho, en abril y sin ninguna modificación a la Ley, la SHCP anunció que utilizaría 31 mil 449 millones de pesos de remanente de operación del Banxico para cubrir necesidades de finanzas públicas.
Dicho remanente se obtuvo de un superávit del Banxico correspondiente a 2014 y se anticipó en su momento que sería para proyectos de infraestructura de 2016.
Con el cambio propuesto, se pretende que hacia adelante esos recursos se usen para deuda.
En 2009, con la crisis, también Hacienda usó esos recursos para enfrentar la contingencia.
"Se considera necesario establecer mecanismos adicionales para evitar que la percepción de ingresos extraordinarios permita incurrir en mayor gasto y con ello establecer inercias difíciles de contener en años siguientes.
"La ausencia de medidas similares en la última década permitió al Gobierno federal elevar su nivel de gasto, generando un déficit que no se ha cerrado desde 2009", justifica el documento.
En los Criterios General de Política Económica (CGPE) para 2016 elaborados por la Secretaría de Hacienda, se señala que el alza de los precios del petróleo observada entre 2001 y 2008 permitió un crecimiento acelerado del gasto y generaron la inercia de operar con déficit.
Destaca que entre 2008 y 2011 se elevó la deuda pública neta en 13.1 puntos porcentuales del PIB.
"En este contexto, es deseable que, hacia delante, el Gobierno federal pueda destinar a reducir el saldo de la deuda de ingresos extraordinarios de los que no se tiene la seguridad de que sean recurrentes", agrega.