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La Carnival ha agitado las olas del atlántico, sin brindarle la oportunidad a la comunidad de hacer negocios. Nadie pone en duda, que la actividad turística en Puerto Plata, ha cambiado con la llegada de la Carnival. El modelo sol y playa ha quedado atrás, como principal actividad del turismo para dar paso, a uno nuevo, el turismo de cruceros. El gran reto de los puertoplatenos, es adaptarnos a esa nueva realidad, no quedándonos en la simple queja por la falta de oportunidad de la Carnival para hacer negocios, hay que cambiar de mentalidad y conducta asumiendo iniciativa más creativa e innovadora, que contribuya al desarrollo local y al bienestar de la gente. Todos los que se quejan de que los turistas cruceristas no tocan las puertas de sus negocios, no acaban de entender, que la Carnival ha monopolizado la actividad turística, por lo que deben exigirle a las autoridades de turismo y al gobierno local, a que la Carnival, realice y desarrolle un turismo responsable, basado en la responsabilidad social a favor del desarrollo de la comunidad y no meramente en los beneficios de su empresa. La Carnival debe abrir la llave de la oportunidad para que los miembros de la comunidad, puedan hacer negocios y las autoridades locales, tienen que garantizar la seguridad integral de la ciudad y no solo el centro histórico, si esas dos cosas no se cumplen adiós turismo de cruceros. Todo ha sido fríamente planificado y calculado por la Carnival, quienes han improvisados son nuestras autoridades turísticas y municipales, que para poder llevar los turísticas a visitar el centro histórico, tienen que sitiar el lugar militarmente, demostrando con esto incapacidad para el control de la ciudad, frente a la delincuencia desarrollada por aficionados del crimen, mozalbetes, tecatos descarrilados y algunos marginados de la sociedad, frente a la falta de oportunidad de trabajo. Ese es un problema urgente a resolver y parece ser que no le ha cruzado por la mente de cómo hacerlo, con una visión más amplia e integrar, en que la comunidad sea participe de su propia seguridad y no con un enfoque meramente militar para resolver esta problemática. La Carnival tiene que entender, que si ha agitado las olas del Atlantico, debe brindar la oportunidad de hacer negocios a su moradores, alrededor de la actividad turísticas cruceristas y también nuestra autoridades tienen que entender, que si no garanticen el control de la ciudad, la seguridad de los ciudadanos y de los turistas, las agitadas olas del Atlántico, se convertirán en tormenta, la gobernabilidad y la sostenibilidad del turismo de cruceros, se verán amenazados, no solo ya por los delincuentes, sino por la anarquía y el caos prevaleciente en la ciudad. Es hora de escuchar los reclamos de la gente, sino será tarde...muy tarde, pero muy tarde para poder actuar y resolver esa problemática, que atañe a todos