¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Notodoalrojo escriba una noticia?
Con un guión casi calcado al de Australia en la jornada del sábado, China se presentaba como una mejor opción para Hamilton de llevarse la primera victoria en el mundial de F1 de 2017. Tras un viernes descafeinado por las condiciones meteorológicas y una tercera sesión de libres con dominio 'rosso', Lewis sumó una nueva 'pole' con Vettel, Bottas y Kimi detrás de él, y en este mismo orden. Pero a pesar de lo que podíamos pensar, la supuesta superioridad que esperábamos de Mercedes sobre Ferrari no ha sido tal. La distancia entre Hamilton, su mayor rival y su compañero era menor en Shanghái que en Melbourne, un circuito más corto y en el que las diferencias se minimizan. Sí, el británico saldría primero, pero todo estaba aún más ajustado que en la primera cita.
Lewis hizo lo que tenía que hacer en un inicio de carrera marcado por la humedad que empezaba a desaparecer de la pista. Las condiciones cambiantes no tardaron en propiciar los incidentes. En el primero, en el que Pérez sacó a Stroll de pista, dirección de carrera desplegó el coche de seguridad virtual y Vettel (junto a otros pilotos) emuló a los que ya montaban gomas de seco. Era un gran movimiento estratégico que le colocó como el primero con está opción cada vez menos arriesgada y más considerada. Ferrari volvía a acertar pero tenía al "enemigo en casa", porque su tercer piloto y sustituto de Wehrlein en Sauber, Giovinazzi, se estrelló (como ya hizo en clasificación) en la recta de meta y convirtió la ventaja de Sebastian en un inconveniente porque permitió a los Mercedes y los Red Bull hacer "una parada gratis" que le mandó del liderato virtual a la sexta posición más cruda y real.
Tras ese momento, 50 vueltas en las que Hamilton no dejó de liderar la carrera, regular ritmo y apretar cuando veía que algún rival se acercaba para llevarse la victoria con 'grand chelem' incluido (el tercero de su vida); todo mientras por detrás la batalla resultó bastante entretenida. De ella se calló muy pronto un Bottas, que trompeó y remontó hasta la sexta plazacon muy poca contundencia ante coches que no son rival para él. El finés sólo lleva dos carreras en su nuevo equipo pero pierde crédito muy deprisa y tiene mucho por mejorar si quiere ganarse la renovación con los germanos. Casi misma conclusión para su compatriota, quinto y derrotado en todas las batallas. Kimi no muerde, no ataca, no se muestra agresivo y se queja de todo tipo de problemas. Ricciardo le ganó la partida en la salida y Verstappen y Vettel le adelantaron. Su futuro en Ferrari y en la F1 peligra. No así el de los chicos de Red Bull, que aprovecharon un loco inicio de carrera para convertirse en candidatos a completar el podio. El premio se lo llevó un Verstappen decidido a dar espectáculo cuando la pista está deslizante ante un Ricciardo que le apretó cuando había que mantener la calma, lo que perdió el holandés en los últimos giros con unas quejas y unos mensajes por radio que restaron valor a su gran carrera.
Tras los seis primeros llegó el único piloto que no fue doblado y que demostró que este es su año para demostrar que puede aspirar a un equipo con más expectativas que colocarse como primero del resto. Sainz hizo aquello por lo que muchas veces es criticado por no hacer: arriesgar. En China sorprendió a todos al montar neumáticos de seco en una recta de meta empapada y acertó de pleno. El resto vio que el asfalto estaba cada vez menos húmedo y hasta Palmer entró con su Renault a 'boxes' para copiar al español. Carlos se lo tomó con calma y llegó a trompear por conducir en una zona en la que era de locos ir con neumáticos lisos, pero se rehizo, fue paciente y su premio llegó: una séptima plaza fabulosa, sin ningún abandono entre los favoritos y llegando a pelear en pista con ellos. Toro Rosso está cerca de perderle para ver cómo pelea por objetivos más ambiciosos.
Es lo mismo que desea Alonso. Y en Shanghái demostró que por él no va a ser, que sigue dando toques de atención a su equipo con algunos mezclados para la competencia que, llegado el caso, podría ser su destino en un plazo no muy largo. Fernando salió bien, tuvo suerte de no meterse en líos en esas primeras curvas y, aunque no al nivel de Sainz, arriesgó con la estrategia. Buenos puntos a su favor incomparables con el mejor de todos: un ritmo al nivel de los mejores coches mientras la pista se secaba. El asturiano no se arrugó y llegó a gritar por radio que él era el más rápido en curva. Quizá sea mucho decir pero sí que McLaren puede sacar pecho por algo y quizá sea eso, que su paso por curva sea muy competitivo. Si quitamos la fiabilidad del coche, el pueril estado del motor Honda y los problemas que se crean combinando estos dos anteriores, nos encontramos ante un buen conjunto. Eso es lo único que puede haber hecho que Alonso no haya cerrado su salida, que vea que solucionando todo y evolucionando a ritmo normal acabe siendo un monoplaza competitivo. Abril será un mes determinante y veremos si en Montmeló nos dan una alegría a todos los que esperamos ver a los de Woking peleando por objetivos ambiciosos.
Otra de las esperanzas que puede tener McLaren es fijarse en algunos de los equipos que ahora son su competencia. De este grupo podemos quitar a unos Haas que han hecho bien los deberes y pelean por Toro Rosso y Force India por ser el cuarto mejor equipo. Sí, me olvido de unos Williams que tuvieron una carrera desastrosa y que pueden ver cómo estas tres escuderías les superan. De todas formas, ni Alonso ni Vandoorne están muy lejos de ellos, y llegan a superar con contundencia a Renault y, sobre todo, a Sauber. Si la fiabilidad no les hubiera jugado una mala pasada puede que ahora mismo fueran el 6º o 7º mejor equipo clasificado, y eso dice pocas cosas buenas de otras escuadras que no sufren los problemas de la magnitud que están sufriendo en Woking.