El equipo chino femenino de velocidad ganó este viernes el oro y demostró en Rio-2016 que sigue siendo el más rápido, cuatro años después de coronarse en Londres-2012.

La pareja china, formada por Jinjie Gong y Tianshi Zhong, no tuvo piedad de sus rivales, las rusas, y ganaron con un tiempo de 32.107 segundos, a una velocidad media de 56.062 km/h.

Sus contrincantes se vieron por detrás desde el principio y se quedaron a tres décimas (32.401).

En un velódromo lleno y entregado, que celebró con entusiasmo cada actuación, las chinas no pudieron en esta ocasión acercarse al récord mundial que habían batido hacía unos minutos y que se mantuvo en 31.928 segundos.

Alemania se colgó el bronce al batir a Australia en el enfrentamiento por el tercer y cuarto puesto.

Todas las miradas apuntaban desde el comienzo de la jornada a las asiáticas. No en vano, aterrizaron en Brasil con el récord olímpico (32.422) que consiguieron en Londres y con la plusmarca mundial que se habían apuntado en Saint-Quentin-en-Yvelines, el 18 de febrero de 2015.

Las expectativas eran máximas y no defraudaron.

El público sabía lo que estaba viviendo y comenzó a chillar. Jinjie Gong y Tianshi Zhong saltaron a la pista en el primer turno, en la fase de clasificación, y dejaron su sello.

Con un registro de 32.305 segundos, batieron su récord olímpico. A las primeras de cambio, dando un golpe encima de la mesa nada más empezar. En esa ronda lucharon codo a codo con las rusas, a las que ya demostraron quiénes eran las mejores.

Justo después, en la primera fase, se mostraron aún más superiores.

Del 32.305 al 31.928. Los miles de espectadores del velódromo eran conscientes de que habían vivido algo histórico y se desgañitaron. Gente con banderas británicas, australianas, neozelandesas y canadienses festejando un triunfo chino. Brasil se tiñó de rojo. La ocasión lo merecía.

Mientras, Rusia, sin hacer ruido, se coló en la final pero iba a necesitar una gesta única si quería colgarse el oro.

Ésta no se produjo. Las chinas no las dejaron. Fueron mejores en el primer parcial y también en el segundo. No estaban dispuestas a que saltara la sorpresa después de haber dominado la prueba de principio a fin.

Felices por su actuación, miraron una de las dos gigantescas pantallas del velódromo y rápidamente se hicieron a la idea: eran las campeonas olímpicas. Se miraron, primero con seriedad hasta que se les escapó una sonrisa. Se sabían presionadas pero cumplieron. Cuatro años después, China sigue liderando la velocidad femenina por equipos.