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Cientos de indignados activistas del movimiento social de Honduras se congregaron este viernes en torno al féretro con los restos de la ambientalista indígena Berta Cáceres, asesinada el jueves en su hogar en el poblado La Esperanza.
"Vamos a continuar la lucha de ella contra este sistema depredador", afirmó Norma Cruz, del Partido Socialista de los Trabajadores, dirigiéndose a unas 300 personas reunidas bajo un toldo en el patio de la casa de Berta Flores, la madre de la dirigente asesinada.
En un pequeño salón de la vivienda fue colocado el ataúd y un cartel pegado a la pared decía: "tu sacrificio en la lucha nos enseñó el camino".
Cáceres, quien era coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (Copinh) fue asesinada, según organismos de derechos humanos, por dirigir un movimiento de los indígenas lencas contra la instalación de una hidroeléctrica en un río que abastece de agua a las comunidades de la etnia.
Cáceres fue asesinada por dos desconocidos que entraron de madrugada por la fuerza a su vivienda en La Esperanza, unos 200 km al noroeste de la capital.
Los hombres encapuchados le dispararon al menos ocho tiros, después de un violento forcejeo en el que la mujer sufrió la fractura de un brazo y una pierna.
Además, los atacantes hirieron levemente al activista mexicano Gustavo Castro Soto, de la organización Amigos de la Tierra México y otras agrupaciones, que dormía en otra habitación.
"El embajador de Estados Unidos, James Nealon, nos visitó y dijo que habló con el presidente (Juan Orlando Hernández) ofreciéndole que es una petición de su gobierno y del presidente (Barack Obama) de poner todo el esfuerzo que sea necesario para esclarecer este crimen", dijo a la AFP el hermano de la víctima, Gustavo Cáceres.
"Pedimos justicia para ella y nada más", demandó, y añadió que es el clamor de todas las personas que los acompañaban en el funeral es que haya justicia.
"Hay una hermandad, como una sola familia que exige justicia", dijo Gustavo Cáceres.
"Justicia, justicia", "Berta vive, la lucha sigue, sigue", coreaban unas 400 personas que protagonizaron una protesta por calles de la ciudad, acompasada por los tambores de activistas negros garífunas, que asistían a la vela.
"No queremos chivos expiatorios", "liberen al guardia de la colonia que tienen detenido", gritaron los manifestantes frente al cuartel de la policía, en cuyo portón estaban nueve agentes, incluyendo una mujer.
Una garífuna, Arsenia Alvarez, de 49 años, procedente de Zambo Creeck, departamento de Atlántida (Caribe), impregnaba el ambiente con un oloroso sahumerio agitando un recipiente.
"Pedimos justicia, aquí en Honduras y a nivel internacional", afirmó la mujer a la AFP.
Se espera una mayor afluencia de vecinos y activistas sociales de todo el país para el sepelio que está programado para el mediodía del sábado.
Desde el flamante premio Óscar Leonardo DiCaprio hasta organizaciones ambientalistas en Europa, reclamaron este viernes al gobierno de Honduras esclarecer el asesinato de Berta Cáceres, una tenaz defensora del medioambiente, los pueblos indígenas y los derechos humanos en América Latina.