Durante el verano, las facturas de la luz suelen subir tanto como la temperatura. Sigue estos consejos de fácil aplicación para mantener tu casa -y tus finanzas- frescas.

Abre y cierra las ventanas según la temperatura exterior:

Abre las ventanas durante la noche o mientras sople una brisa fresca para airear y refrescar el interior de la casa, y ciérralas cuando haga mucho calor en el exterior. Una buena opción es cerrar además persianas o cortinas para evitar que los rayos del sol penetren en el hogar.

Haz un uso eficiente del aire acondicionado...

Pon el termostato en la temperatura más alta que puedas tolerar: cuanto menor la diferencia entre la temperatura del interior y el exterior, menor será el costo asociado al uso del aire acondicionado.

Evita poner la temperatura más baja de lo normal cuando recién enciendes el aire acondicionado: no enfriará más velozmente y realizará un excesivo gasto de energía.

Apaga el artefacto durante la noche y durante las horas en las que la casa estará vacía. Si no tienes un termostato programable, adquirir uno es una buena idea: la posibilidad de programar el uso del aire acondicionado te permitirá hacer un uso más eficiente del mismo en lo que a tiempo de funcionamiento y temperatura se refiere, abaratando así los costos asociados.

… y mantiene el artefacto en óptimo estado:

Evita poner lámparas, TVs, hornos u otras fuentes de calor cerca del termostato del artefacto de aire acondicionado para evitar que sus sensores se vean afectados por el mismo.

Realiza una limpieza regular de los filtros y programa un servicio de mantenimiento profesional del artefacto al inicio y al final de la temporada, ya que un uso indiscriminado e ininterrumpido por varios meses puede afectar su funcionamiento.

Usa ventiladores:

El utilizar un ventilador de techo en conjunto con el aire acondicionado permitirá elevar el termostato del mismo unos 4 a 5 grados centígrados sin perder sensación de confort. Sin embargo, los ventiladores no tienen la capacidad de enfriar una habitación, sino de enfriar a sus ocupantes al crear una corriente de aire fresco, de manera que apágalos en aquellos ambientes que estén vacíos.

Después de bañarse, un ventilador también ayudará a despejar el calor y humedad residuales en el ambiente, evitando que se dispersen al resto de la casa.

Evita el calor y el gasto innecesario generados por luces y electrodomésticos:

Intenta evitar el uso de planchas, secadores de pelo, lavavajillas, lavadoras u otras máquinas que generen calor antes del atardecer, y reduce la cantidad de lavados de estas últimas: es mejor realizar un lavado con el aparato lleno en vez de realizar varios lavados pequeños. Aprovecha el calor del sol para secar la ropa en vez de usar la secadora.

Cambia las bombillas de la luz: entre el 10% y el 15% de la electricidad consumida por las bombillas incandescentes se transforma en luz, el resto se transforma en calor. Elige bombillas que hagan un uso más eficiente de la electricidad.

Cerca de un 18% del gasto de energía proviene de los calentadores de agua: en el verano, aprovecha a usar agua caliente sólo para el baño y usa agua fría para lavar la ropa o los platos.

Es importante que al menos una vez al año, contrates un electricista calificado para que determine el funcionamiento de la instalación eléctrica de tu casa y determine si existen fugas de energía.