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¿Es correcta la política de tipos negativos?

07/11/2019 06:03 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Habiendo sido una de las principales «armas» del Banco Central Europeo para luchar contra la crisis del 2008, son muchos los economistas que se plantean ahora de si seguir persistiendo en la estrategia del «dinero barato» no es sino perjudicial para la zona euro

Fue, además de la Expansión Cuantitativa, más conocida como QE por sus siglas en inglés, una de las medidas estrella del Mario Draghi, el presidente cesante del Banco Central Europeo.

Ante la falta de liquidez en toda Europa, el BCE no se le ocurrió otra cosa, con la potestad que tiene todo banco central de generar liquidez indefinidamente, de inundar la economía de los 28 con cientos de millones de euros.

Ahora, que se produce un cambio al «timón» del BCE, con la entrada de la abogada Christine Lagarde, es muy posible que se reevalué las ventajas que ha traído esa política económica, ya que los críticos son legión.

Una medida convertida en un estándar

A partir del 2008 el dinero barato se ha convertido en un arma indispensable dentro del «arsenal» como «cortafuegos» ante la temida deflación.

En Europa se lleva utilizando desde el 2014 y en otros países aquejados de crisis económica y raquíticos crecimientos económicos, como es Japón, desde el año 2016.

A pesar de que, en los peores momentos de la crisis económica, el dinero barato permitió reactivar la economía, en unos momentos en los cuales faltaba liquidez, son muchos los economistas que se plantean si es positivo mantenerla.

3 en 1

Los tipos negativos también hicieron surgir la picaresca en muchos bancos, que dado que no obtenían beneficios prestando dinero – una de las «patas» del negocio bancario - preferían volver a guardar el dinero en el BCE para lograr intereses, aunque estos fueran pírricos.

El dinero barato, cuando se adoptó la medida consiguió, de una manera casi instantánea disminuir los tipos de interés, y que las carteras de inversión apuntasen, de nuevo, hacia créditos y activos.

Por último, también logró que disminuyera el tipo de cambio y evitar de esa manera la fuga de capitales europeos hacia paraísos fiscales y hacia «valores refugio» como el dólar norteamericano y la compra de oro.

La deuda también disminuye

Unos tipos negativos también produjeron que el volumen de la deuda disminuyese, es estima que, en lo peor de la crisis, esa disminución afectó a 20 billones de dólares que estaban en el epígrafe del debe.

Lo que en un primer momento fue solo un recurso que se permitió a los bancos centrales de los 28 países que forman parte, al menos hasta que el Reino Unido diga adiós, de la Unión Europea, ahora se ha extendido a la banca privada.

De ese modo, la banca comercial y minorista tiene una potente arma para mantener en funcionamiento las economías nacionales, financiando desde las adquisiciones de las empresas hasta el reparto de dividendos entre los accionistas.

Otro sector que ha reverdecido con la afluencia de dinero barato ha sido el de las hipotecas, que, en el caos de nuestro país, sin haber llegado al escenario poscrisis – sea daban créditos hipotecarios por el 120% del valor del inmueble – ha dinamizado el sector de la construcción.

Intentando compensar a Jean Claude Trichet

Bien es cierto que las primeras dinámicas económicas del gobierno de Mario Draghi fueron hacer caer a plomo los tipos de interés, ya que el anterior presidente del BCE, Jean Claude Trichet, por su filosofía teutona de la economía, mantenía los tipos de interés artificialmente altos.

La situación que se vive en la economía europea es la de la estanflación, esto es, una situación de inflación, que crece sin tasa y que lleva aparejado, además, un bajo crecimiento económico

Además, la subida de tipos coincidió con que algunos países europeos estaban a un paso del default, esto es, la suspensión de pagos, poniendo en un brete a la moneda común y a Europa como entidad política y económica supranacional.

Fue precisamente esa errada política cambiaria y de tipos lo que hizo que algunos países europeos tardasen una década en recuperar el volumen económico que tenían en el periodo precrisis.

Las debilidades persisten

A pesar de que Mario Draghi puede enorgullecerse de que ha sido el salvador del euro y de la zona económica, más o menos integrada que forma el territorio común de los 28 miembros, que con la salida de Reino Unido pasarán a ser 27.

Pero a pesar de ello, la salida de crisis ha sido compatible con que la zona euro no haya arreglado los problemas estructurales de su economía.

Entre estos problemas se encuentra un pobre desempeño económico mantenido en el tiempo que hace que algunos economistas califican como «japonización», sumado a unas estructuras bancarias sumamente frágiles.

De hecho, el rescate milmillonario de la banca europea – solo en España se invirtieron 60.000 millones de euros – para lo único que sirvió fue para «parchear» el sector, sin llevar a cabo las reformas estructurales necesarias para evitar un nuevo colapso.

Como derivada de la salida fallida de la crisis, se han reproducido en la mayor parte de los países europeos partidos políticos populistas, la mayoría de ellos de extrema derecha que llevan en sus programas electorales acabar con la democracia tal como se entiende en Europa.

Dar valor a lo que no lo tiene

La situación que se vive en la economía europea es la de la estanflación, esto es, una situación de inflación, que crece sin tasa y que lleva aparejado, además, un bajo crecimiento económico.

Dicho en otras palabras, un aumento sostenido de los precios durante un extenso periodo de tiempo que trae como consecuencia una disminución del poder adquisitivo, lo que implica, de facto, una depreciación de la moneda, en este caso, el euro.

Esta situación se produce debido a que el principal motor económico de la zona euro, y nos atreveríamos a decir que, de la economía mundial, es la especulación, es decir, «inflar» artificialmente el precio de las cosas.

Semejante coyuntura económica es terreno abonado para los populismos que se extienden por el viejo continente, y donde amplias masas de votantes, a partir de la desconfianza del sistema económico europeo, acaban poniendo en solfa la propia democracia.

Principalmente perjudiciales para el sector bancario

Y eso debido a que son los bancos europeos los que financian el 80% de la actividad económica de la zona euro, y con un dinero barato, el principal negocio de la banca, al menos de la comercial, que es prestar dinero a interés, no renta lo que debiera.

Debido a ello la banca europea se tiene que embarcar en inversiones en otras zonas económicas, y para que en los balances de resultados «den los números», es necesario embarcarse en inversiones que muchas veces tiene un riesgo importante.

Otra de las opciones de los bancos europeos es la titularización, esto es, vender bonos, lo que ha provocado, por ejemplo, que en estos momentos ya no sea China, sino Alemania, el principal financiador de la actividad económica en Estados Unidos.

De hecho, el país que preside Ángela Merkel ha logrado «colocar» el 7% de su Producto Interior Bruto financiando a organizaciones, empresas y particulares en el país que preside Donald Trump.

Ante la falta de liquidez en toda Europa, el BCE no se le ocurrió otra cosa, con la potestad que tiene todo banco central de generar liquidez indefinidamente, de inundar la economía de dinero barato

Fuente - EL PAÍS / Expansión cuantiativa en Wikipedia / Estanflación en Wikipedia / Inflación en Wikipedia


Sobre esta noticia

Autor:
Gonzalo Sánchez Del Pozo (197 noticias)
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Tipo:
Reportaje
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