¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Red Dragon escriba una noticia?
"Ni yankis ni marxistas" fue la máxima de los peronistas, pero cuando Perón fue derrocado por los yankis buscó aliarse con los marxistas
De derecha a izquierda, tanto Infobae como La Izquierda Diario (ambos voceros del globalismo capitalista; ambos anticomunistas financiados por sionistas), a la hora de hablar de las relaciones del peronismo con el comunismo, no pierden la oportunidad de mencionar que el por entonces presidente Juan Domingo Perón estuvo a punto de enviar tropas a la Guerra de Corea (1950-1953) en apoyo a Estados Unidos (y leyendo las editoriales anticomunistas de los liberales de Infobae y los trotskistas de La Izquierda Diario, ambos unidos contra el socialismo norcoreano, entonces cabe suponer que estos "gorilas" en aquella oportunidad hubieran estado del lado de Perón). No obstante, el peronismo es un fenómeno sociopolítico caracterizado mayormente por su pragmatismo, que para bien o para mal, ha sido el rasgo distintivo de un movimiento camaleónico y oportunista que supo sobrevivir al paso del tiempo, cosechando críticas de propios y ajenos precisamente por darse vuelta como una veleta (según los peronistas: por infiltración; según los antiperonistas: por manipulación).
El anticomunismo de Perón es de sobra conocido, habiendo surgido de la "Revolución del 43" a cargo de los generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez, y Edelmiro Farrell; con el propio Perón como miembro del G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos, logia militar nacionalista simpatizante de la Tercera Posición, siendo el propio Perón quien recibió una formación política en la Italia fascista de Benito Mussolini). Sin embargo, así como el fascismo italiano en sus orígenes tuvo principios revolucionarios socialistas que posteriormente fueron aplazados por la cooptación de la derecha conservadora anticomunista que apadrinó a Mussolini, de igual manera, el peronismo al apelar a una base social tuvo que competir con el comunismo a la hora de quitarle las masas populares que el socialismo marxista siempre mostró como actor social protagonista de toda revolución, convirtiéndose el peronismo en un movimiento sincrético donde confluían desde fascistas y nazis como el masón José López Rega, hasta simpatizantes del marxismo como John William Cooke y Norberto Ceresole (o incluso personajes todavía más eclécticos, como José Luis Joe Baxter: nazi-trotskista para algunos, o pionero del "Nazbol" para otros).
Con un Presidente Perón consagrado ya como alguien que criticó al Che Guevara en sus inicios para posteriormente reunirse con el mismísimo Che y aconsejarlo antes de morir en La Higuera, el peronismo quedó definido como un movimiento político anticomunista en Argentina pero antiimperialista en el ámbito internacional. Al menos cuando al General le convenía. Tanto así que tras la derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, el peronismo se fue gradualmente alejando de sus iniciales ambiciones tercerposicionistas, y en plena Guerra Fría necesitó aliados comunistas en la política internacional para mostrarse como un movimiento anticapitalista independiente de Estados Unidos.
Eso llevó al Perón de su época de exiliado a iniciar una gira por los países del campo socialista, en la cual también participó su esposa y futura presidenta María Estela Martínez de Perón.
En junio de 1973, durante su exilio en Madrid, Perón y su esposa "Isabelita" reciben en Puerta de Hierro a la Comisaria Política del Vietcong Nguyen Thi Binh, que fungía como Ministra de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario Provisional de Vietnam del Sur. Dicha visita no fue casual. Un mes antes, "La Perona" había viajado a China a reunirse con el Primer Ministro Chou En-Lai, invitada por el mismísimo Mao Tse-Tung. El Teniente General, por su parte, no conoció personalmente a estos líderes del comunismo asiático pero sí viajó ese mismo año a Bucarest, donde se reunió con el presidente rumano Nicolae Ceaușescu, quien le devolvió la visita a Perón al año siguiente en Buenos Aires cuando el Teniente General ya estaba de regreso en su tercer mandato presidencial.
Los encuentros de Perón (o su esposa) con líderes comunistas pueden resultar chocantes a propios y ajenos: los peronistas ortodoxos que reivindican el tercerposicionismo nacionalista son anticomunistas acérrimos que prefieren olvidar esta parte de la historia, mientras que los marxistas-leninistas partidarios del socialismo científico nunca olvidarán el anticomunismo peronista (tanto el del propio Perón como el de los actuales tercerposicionistas neonazis), pero la historia no es "lo que nos gustaría escuchar" sino "lo que realmente sucedió en verdad", y como al propio Perón le gustaba citar (parafraseando a Aristóteles): "la única verdad, es la realidad".
Y la realidad es que, como no podía ser de otra forma, el país socialista que mayor escozor le provoca a los anticomunistas (peronistas, liberales o troskos por igual) es sin duda alguna la República Popular Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte. Siendo el último país ciento por ciento socialista que queda en el mundo actualmente, Corea del Norte es odiada tanto por trotskistas y revisionistas partidarios de una izquierda deformada por el "deconstructivismo" posmoderno, como también por los viejos anticomunistas de siempre (nazis, libertarios, liberales, y peronistas de la vieja escuela, sobre todo los más "chupacirios"). Sin embargo, le pese a quien le pese, la única verdad es la realidad, y Corea del Norte fue también el escenario de los intentos de Juan Domingo Perón por forjar alianza con el comunismo internacional en aquella época de la Guerra Fría cuando el peronismo estaba proscripto en Argentina gracias al beneplácito del capitalismo imperialista estadounidense para con los gobiernos golpistas (en aquel entonces tan anticomunistas como antiperonistas).
La mayoría de la gente no lo sabe, pero Corea del Norte tuvo relaciones diplomáticas con Argentina en esa época. El acercamiento de Argentina con Corea del Norte no fue gracias a ningún partido de izquierda sino gracias al peronismo. Fue durante la presidencia de Héctor Cámpora que se establecieron las relaciones diplomáticas entre la República Argentina y la República Popular Democrática de Corea.
El General no fue personalmente a la RPDC, pero el gobierno de Cámpora envió dos emisarios peronistas a la capital norcoreana, Pyongyang. Esos dos emisarios eran nada menos que Isabel Perón y José López Rega (de quien todavía no se conocía el nefasto rol que se supo tuvo después). Isabel Perón y López Rega fueron recibidos nada menos que por el Presidente norcoreano Kim Il-Sung, quien los agasajó como huéspedes de honor. Todavía hoy, actualmente en la Exhibición Internacional de la Amistad, ubicada en el Monte Myohyang, se exhibe el presente obsequiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la República Argentina a la susodicha exposición de amistad ubicada en la mencionada montaña en Corea del Norte. Por su parte, los norcoreanos abrieron su embajada en Buenos Aires el 1 de junio de 1973, cuatro meses antes de que el General Perón asumiera su tercera presidencia.
La presidenta María Estela Martínez de Perón recibió a niños cantores norcoreanos de la embajada de Corea del Norte en Buenos Aires
Argentina, sin embargo, nunca abrió una embajada en Pyongyang, y las relaciones diplomáticas entre ambos países terminaron abruptamente cuando en 1977 la dictadura de Videla le prendió fuego a la embajada norcoreana en Buenos Aires obligando al personal diplomático norcoreano a huir del país y regresar al suyo.
La versión de la historia contada según la dictadura argentina es que entre los norcoreanos se encontraban agentes de espionaje y una colección de películas en celuloide destinadas a ser obsequiadas a Kim Jong-Il, y que el incendio fue autoprovocado por los norcoreanos "para escapar" del país (una versión dudosa por diversos motivos, empezando por el hecho de que Kim Jong-Il ni siquiera dirigía el país en 1977 ya que hasta 1994 el presidente fue Kim Il-Sung, y no tiene explicación racional alguna el que unos supuestos experimentados agentes de espionaje inicien un incendio en su sede diplomática con ellos mismos en el interior del edificio, y habiéndose destruido la colección fílmica que supuestamente pretendían obsequiar). Sabiendo la persecución que Videla ejercía contra la subversión, las políticas antimarxistas de la dictadura colocada en el poder por el Plan Cóndor de la CIA, y por los antecedentes de la llegada de los norcoreanos a Buenos Aires de la mano del peronismo, es evidente que la proscripción al peronismo y la persecución al marxismo fueron los factores más que notorios que llevarían al régimen dictatorial capitalista de Videla a cometer otro de sus crímenes de terrorismo de Estado en aquel intento de magnicidio quemando la embajada norcoreana con el personal diplomático adentro a fin de "exterminar el comunismo" y borrar toda huella de la política popular que había proclamado "La Hora de los Pueblos" durante los años del peronismo, gracias a los cuales Argentina había entablado relaciones pacíficas con Corea del Norte, uniendo a Oriente y Occidente, uniendo al Nacionalismo Argentino con el Socialismo Coreano, uniendo el patriotismo de ambos Estados-Nación que, pese a sus diferencias, tenían el objetivo común de defender la soberanía nacional combatiendo al capital.
En la Argentina actual del siglo XXI, tanto el Partido Justicialista (peronista) como los partidos de izquierda se han "deconstruído" totalmente, alejándose de sus orígenes, abandonando el nacionalismo popular y el comunismo marxista, siendo reemplazados por el idealismo burgués posmoderno de la "Nueva Izquierda" (keynesiana en lo económico y liberal en lo político), resultando en una "izquierda progre" alineada con el imperialismo posmoderno impuesto desde los altares del capital financiero transnacional, con burgueses yankis antimarxistas a la cabeza (Bill Gates, George Soros, el lobby sionista, la Agenda 2030 de la ONU, y el Foro Económico Mundial, entre otros globalistas apátridas).
Si los peronistas originales (actualmente excluidos del PJ kirchnerista y progresista) y los comunistas auténticos (actualmente huérfanos de todo partido al ser traicionados por la socialdemocracia revisionista burguesa) realmente quieren restaurar la lucha antiimperialista de aquella "Hora de los Pueblos" anunciada por el peronismo en los 70, entonces tendrán que replantearse quién es el enemigo actualmente y quien no, o dicho de otro modo: el peronismo filofascista tendrá que dejar de ver fantasmas "comunistas" en una élite globalista que en realidad es el Capital al cual el comunismo marxista combatió en su lucha contra el imperialismo yanki.
Así como el grave error del comunismo argentino fue alejarse de los sectores populares por considerarlos "peronchos" cuando en realidad se tratan, en primer lugar, de trabajadores, y en segundo lugar, de trabajadores representados por un movimiento que les dio cobertura política ante la ausencia de una izquierda autodestruida por su propio fraccionalismo separatista, por su parte el error del peronismo nacionalista fue, es, y sigue siendo su eterno amor por el tercerposicionismo filonazi del cual heredó su odio acérrimo contra el comunismo (ese mismo anticomunismo creado por gobiernos yankis y medios sionistas para su campaña mccarthysta de la CIA contra los países socialistas), y es ese fanatismo religioso el que alejó al peronismo (y al tercerposicionismo occidental en general) de una posible alianza con el socialismo comunista revolucionario que rescata el marxismo-leninismo auténtico fuera de todo revisionismo socialdemócrata posmoderno, progre y burgués.
Ejemplos de madurez política lo han dado el Nasserismo (al cual los peronistas gustan decir que el peronismo se le parece), siendo Gamal Abdel Nasser un tercerposicionista laico, no sectario, no obsesionado con ningún fanatismo religioso (pese a ser él un creyente), y quien puso a Egipto de aliado de la URSS y demás países socialistas en causa común contra la injerencia del capitalismo yanki, el imperialismo británico, y el sionismo israelí (misma táctica implementada por Assad en Siria, Arafat en Palestina, Kaddafi en Libia, y prácticamente todos los países del Panarabismo, Panafricanismo, y demás nacionalismos orientales no sujetos al yugo opresor de una Iglesia Católica tan amada por los "chupacirios" occidentales pese a que bien saben que el Vaticano jesuita es títere de la Sinarquía a la que dicen querer derrotar).
Otros ejemplos de nacionalismos populares aliados al comunismo en causa común contra el imperialismo globalista han sido los de Sukarno en Indonesia (quien obsequió la flor Kimilsungia al presidente norcoreano Kim Il-Sung, nombrada así en su honor), el revolucionario nacionalista chino Sun Yat-Sen (quien es reivindicado tanto por nacionalistas como por comunistas, a diferencia de su sucesor Chiang Kai-Shek, que le dio un giro a la derecha al Kuomintang convirtiéndolo en un partido anticomunista títere de Estados Unidos), o más recientemente la alianza de los nacionalistas italianos de Casa Pound con el filósofo marxista Diego Fusaro, unidos ambos contra el globalismo posmoderno de Soros, la vacunación transgénica de Bill Gates, y demás agendas malthusianas impuestas por la burguesía imperialista transnacional.
La historia es larga y amarga, pero deja sus lecciones.
Parafraseando a José Luis Joe Baxter: "No sólo hay liberalismo cipayo e izquierdismo cipayo; hay también nacionalismo cipayo. Los nacionalistas cipayos son quienes creen que la batalla por la soberanía argentina se jugó en la Cancillería de Berlín en 1945. ¡Cómo no se van a considerar derrotados, si fueron derrotados en Berlín!"