Galia Esther Pérez Mayta  · Panamá · 

#NTTradio #pulsosocial #degestosyropa

Me he enterado que un ciudadano, poeta e intelectual, se desvistió en las instalaciones del Tribunal Electoral como reclamo propagandístico de que nada en su ser abriga intenciones ocultas. Se ha presentado, de oficio, una denuncia ante un Juez de Paz por considerar los Magistrados (denunciantes) que mostrar su cuerpo completo esuna falta administrativa.

Por no ser testigo presencial de los hechos solo puedo conjeturar de gestos y ropa.

El cuerpo pertenece a la persona, así las cosas, ésta decide que enseña, qué no, a quiénes y cuándo. Si se trató de un desnudo sin hacer gestos que incluyeran expresiones remarcadamente machistas como mostrar sus genitales y hamacarlos para sugerir que es valioso porque tiene esa protuberancia ni le pidió de palabra o por gestos a nadie que se la tocara o succionara no creo que haya nada punible en que mostrara el templo de su alma.

Como dama me sentiría altamente ofendida si un hombre, aún vestido de frac, se toca los genitales con la mano mientras mira con lascivia a una persona con quien no tiene ninguna relación afectiva, igual de ofendida cuando aún sin tocárselos se los señalase o en el aire hiciese gestos de movimientos de palma que sugieran que le interesa ser objeto de juegos sexuales por la desconocida.

En alguna fiesta, un ebrio o no, se ha pasado de liso (atrevido) y vestido por completo ha hecho eso u otros gestos que realmente son indecentes e indecorosos por machistas y desubicados. Si me piden en una escala de impudicia clasificar ambas conductas, quizás la del poeta estaría en el cero punto cinco por hacer algo no convencional y la del festivo en diez por sus propuestas descaradas a quienes no le han dado confianza para expresarlas. .

Extremo, sí, el acto puede sonarnos muy extremo: remece a la opinión pública y es precisamente su intención tratándose de un postulante sin poder económico. Como bien lo dice, lo único que tiene son buenas intenciones.

Ni la iglesia ni la moda, ni el periódico ni Hollywood deben decidir qué, cuándo y cuánto mostramos de nosotros mismos, es nuestro derecho inalienable hacerlo o no

En mi juventud fui con una amplia falda pantalón que me quedaba justo bajo la rodilla a una iglesia no católica que me simpatizaba y de la cual hasta formé parte. Se me dijo que a Dios no le gusta la mujer empantalonada, que por favor si volvía usase falda "como las hermanas". Me disculpé diciendo que no lo había hecho por sentir que una falda refajada en la que parece hay que meterse en aceite para poder ponérsela por la alta fricción entre piel y tejido era más sugestiva e incitadora de bajas pasiones que un pantalón ancho y que, en mi concepto, se salia del concepto vestido modesto recomendado por los apóstoles. (Huelga decir que con el tiempo, por ésta y otras inconsistencias entre teoría y práctica, decidí no agremiarme más con asociaciones religiosas, culturales o políticas que, a sabiendas o no, quieren imponer estereotipos hombre- mujer que no acepto)

Detesto la pornografía. Alguna vez una amiga me mandó lo que ella creía era un chiste con pornografía explícita y le pedí firmemente no hacerlo más y me preguntó como podía ser feminista y no hacer lo mismo que hacen los hombres cuando en privado ven mujeres desnudas y se golosean mentalmente a la joven, preguntó cómo me excito para tener relaciones sexuales, entonces, si es obvio que menos pondré películas de corte xxx. Me dió tristeza, por ella, no porque fuese inmoral que ella si aprecie esos productos sino por la falta de creatividad que debía tener su compañero.

Le expliqué que una cosa es ser feminista y otra ser una hembrista, que es el adjetivo femenino para machista.

Las feministas reclamamos y educamos para que se aperturen los espacios por nuestra capacidad en posiciones que antes nos estaban vedadas por el simple hecho genético, mientras que la hembrista lo que reclama es el derecho de adoptar estilos animales de comportamiento como muchos hombres los han adoptado por años, haciendo gestos obcenos sin ningun pudor, viendo al sexo contrario como mercaderia en un comercio cárnico o realizando todo deseo corporal eventual sin importarle si ofende a su pareja de asiento con esas, por otra parte, peligrosísimas relaciones extramaritales.

Por ello, cuando digo que este Sr precandidato al desnudarse está en su derecho y no es obceno, lo digo no por estar desesperada por ver cuerpos masculinos sin ropa para evaluar físicos varoniles y emitir juicios como si se tratara de ejemplares en competencia virtual de canes de raza, lo digo segura como estoy que ni la iglesia ni la moda, ni el periódico ni Hollywood deben decidir que, cuándo y cuánto mostramos de nosotros mismos, es nuestro derecho inalienable, como en igual cuantía el de los espectadores es el de mirar a otra parte si la situación les incomoda, cosa que de seguro yo habría hecho, después de preguntarle respetuosamente si tenia un blog donde leer su propuesta.

En esta foto está el chico con ropa, si desean imágenes del incidente referido tienen todas las estaciones  comerciales  de televisión y prensa: se llama Alfredo Belda.

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