Para muchos alrededor de Washington, D.C. donde crecí, y en los Estados Unidos de América, la Declaración de Independencia se considera un documento sagrado. El Preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos están muy cerca. Pero esta semana, esta primera semana de julio, es por la Declaración de Independencia. Hemos adoptado como cumpleaños de nuestra nación la fecha del 4 de julio, el día en que fue ratificado por el primer Congreso “Continental en el Independence Hall” en Filadelfia, Pensilvania. Esto dio aviso al mundo, especialmente a Inglaterra y al Rey Jorge III, de que las Colonias estaban tomando vida como una Nación separada a los ojos de todos.

Hay preceptos importantes establecidos en esta Declaración, redactados bellamente por Thomas Jefferson, uno de ellos dice: "Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que su Creador les otorga ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad ". Que el derecho a seguir la propia vida de tal manera que persiga la felicidad es un concepto que se encuentra en un documento que establece los propósitos del gobierno.

A lo largo de los años, Estados Unidos ha luchado por encarnar verdaderamente estos ideales de tal manera que cada uno de nosotros pueda expresarlos plenamente en nuestras vidas. Ha habido triunfos y tragedias, pero en el camino de la humanidad en su conjunto y de los seres humanos como individuos, seguimos esforzándonos por hacer realidad este sueño, porque realmente, este es el sueño americano.

Un autor ha escrito un tratado completo al respecto. L. Ron Hubbard lo llama "El camino a la Felicidad". Su párrafo inicial dice: "La verdadera alegría y felicidad son valiosas". Www.elcaminoalafelicidad.mx @waytohappinesstampa