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Cuenta la leyenda que, en la época medieval, existió un personaje el cual, era el malhechor de los ricos y benefactor de los pobres. Siglos más tarde, su sombra sigue estando presente
A escasos dos meses de la Navidad, me viene a la mente, la historia de Robin Hood, aquella en la que, robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Pues bien, en las semanas previas al 25 de Diciembre, supermercados y grandes superficies principalmente, colocan a una serie de personas estratégicameente apostadas, para solicitar ayuda alimenticia a cualquier consumidor que se acerque.m El argumento es sencillo, los más desfavorecidos agradecerán semejante muestra de caridad humana. No quiero parecer un desalmado, tan solo me gustaría compartir con todos ustedes una reflexión en voz alta.
Su tarea, es digna de elogio y honra a quien se preste para ayudar a erradicar el hambre en el tercer mundo pero...al igual que muchísima gente, gentilmente colabora y colaborará con la causa, también hay muchísimos desnutridos a los que dar alimento; el año tiene 365 días, mucho tiempo....demasiado como para querer solevnetar esa papeleta en tan solo 30 días. Al igual que a un indigente, nos mostramos reticentes para darle unas pocas monedas escudándonos en " a saber en que se lo gasta" ; desconocemos donde irán a parar esos alimentos que con toda la buena fe entregamos, pero a fin de cuentas lo hacemos porque hay mucha hambre en el mundo y es Navidad. Una combinación pèrfecta para reblandecer los corazones de las personas, el destino es una incógnita.
Por desgracia, la rueda del mundo, está así, y el rico quiere más riqueza, y el pobre tiene más pobreza. Y si el pobre, no tiene suficiente con lo que tiene, llega la Navidad para recordárselo
Me reitero en que no quiero pecar de persona inhumana todo lo contrario, pero un año es demasiado largo como para querer compensarlo en tan solo un mes.
En este artículo, bien podría incluir a políticos, futbolistas y todas las personas que mueven cantidades ingentes de dinero por no aportar nada a la sociedad; porsupuesto, para completar el trío de ases falta nombrar a la Iglesia...seguramente, con una mínima parte sus salarios, este problema no existiría...tal vez si Robin Hood, se centrara en la clase alta, todos tendríamos nuestro pedazo de pan diario que llevarnos a la boca. Por desgracia, la rueda del mundo, está así, y el rico quiere más riqueza, y el pobre tiene más pobreza. Y si el pobre, no tiene suficiente con lo que tiene, llega la Navidad para recordárselo.
Pasadas un par de semanas, todo el séquito de benefactores pedigüeños, los cuales repito, hacen una labor digna de mención, dejan de lado su faceta de Robin Hood de clase medio-baja, y vuelven a sus vidas. Nadie, absolutamente nadie se acuerda de si el cartón de leche o el paquete de arroz que hemos dado, ha llegado a donde nos vendieron.
El gran héroe contemporáneo, decide bajar el telón y aplazar su bondad hasta el siguiente año.
Por tercera vez, les comentaré que, no es mi intención parecer frío ni incrédulo, únicamente quiero compartir con ustedes, una reflexión en voz alta. Quizás si algún día precise la ayuda del gran benefactor, no obtenga nada por este artículo.
El gran héroe contemporáneo, decide bajar el telón y aplazar su bondad hasta el siguiente año