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El tiempo sí existe

17/12/2022 23:19 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

¿Pero no decíamos hace unos días que el tiempo no existe?*, que la existencia solo es el presente, este efímero instante…

"Cerré mi ermita de la montaña a mis espaldas y me trasladé por una temporada junto a los hombres y a la ciudad. Lo hice por curiosidad y por ansias de nuevas experiencias y relaciones… Tenía la esperanza de que tal vez conseguiría volver a compararme con otros hombres, volver a tomarme en serio a mí mismo…  Así pues, me había trasladado con mi maleta a una ciudad y había alquilado allí una habitación, entre los hombres…"

Hermann Hesse, a quien pertenece el párrafo precedente, es probablemente mi escritor favorito. A la habilidad de su rica y fácil redacción le acompaña frecuentemente el sentimiento de la observación y la reflexión. Lo leo a menudo, junto a mi mesita de noche casi siempre hay algún libro de él, algunas de sus reflexiones me impresionaron durante la juventud, se quedaron conmigo para siempre y forman parte de la filosofía personal que impulsa mi vida. Ahora tengo en la mesita un viejo libro encontrado en una tienda de segunda mano, El arte del ocio; se trata de una colección de artículos publicados en revistas de principios del siglo pasado y que leo algunas noches antes de tomar postura para dormir.

Entre estos artículos, leí esta semana uno en el que relataba su vuelta a la ciudad tras un tiempo de vida ermitaña, retirado del contacto social y descontento de sí mismo. Tras alquilar una habitación y sumergirse en el ajetreo propio de las ciudades, sorprendentemente ve en un periódico el anuncio de una velada “Hermann Hesse”. Acudió a ella pagando la entrada sin desvelar su identidad y contempló cómo se recitaban antiguas poesías de su juventud acompañadas con melodías musicales. Sintiéndose más espectador que autor, algunas de esas lejanas poesías, que en su día le parecieron tan importantes como en aquellos momentos a las bellas y engalanadas señoritas que las recitaban, ahora le resultaban de una superficialidad que casi le ruborizaba. Días más tarde se encontraba una sorpresa más dura. Tuvo que asistir al entierro de un amigo muerto repentinamente, al que describe como una persona social que se había entregado al bonito juego de la vida con alegría mientras él se sumía en su ermitaña existencia. Y contempló su rostro, como dice, sin observarle descontento por haberse visto apartado bruscamente del recreo de la vida. Su semblante era de paz, de una gran tranquilidad y aceptación, como agradecido por haber tenido al fin la suerte de ser apartado de esta enigmática existencia. Su tiempo se había terminado.

Al final del artículo leo: “Escrito en 1925, publicado el 17, 1, 1926”.

En 2022, casi cien años después lo leo. Y me sorprende cómo constantemente logra trasladarme a sus vivencias consiguiendo que deje la lectura con nostalgia, sintiéndome como en una despedida no deseada. Qué lástima que el tiempo siempre se acabe. Para todo, para todos. Cierro el libro sin dejar de mirar esa fecha, lamentando que el tiempo de Hermann Hesse también se haya terminado. Como se terminará el mío, y el tuyo.

De aquel amigo muerto repentinamente sólo tenemos el relato de su calmado semblante, de ti y de mí no sabemos qué permanecerá

¿Pero no decíamos hace unos días que el tiempo no existe?*, que la existencia solo es el presente, este efímero instante… Ya no, ya estamos en otro, y la línea anterior ya es el pasado, y la siguiente es, para ti lector, el futuro…

El tiempo es un concepto mental, puramente intelectual, la capacidad de la mente de concebir la continua sucesión de efímeros procesos y almacenarla en la memoria como un conjunto caracterizado, legible y comparable, es decir, el tiempo es algo subjetivo. Pero, pensándolo bien, en realidad esto es otra forma de existencia. La prueba está en su influencia, pues el mero hecho de pensar en el tiempo influye en nuestras sensaciones y decisiones alterando el curso de los acontecimientos.

Sí, el tiempo es algo subjetivo, pero tiene la capacidad de alterar y crear objetivos. Y toda cosa capaz de intervenir en otra, existe. Influir es existir. Cabría preguntarse si la misteriosa existencia en este Universo objetivo sería posible sin una mente subjetiva, si el mismo Universo en realidad se trata de algo subjetivo.

De aquel amigo muerto repentinamente sólo tenemos el relato de su calmado semblante, de ti y de mí no sabemos qué permanecerá. Pero Hermann Hesse, con sus sensaciones hábilmente reflejadas en la escritura, aún influye en mi ánimo, me incita a abrir sus libros, entregarme a sus meditaciones y disfrutar de su prosa. Él aún existe y probablemente lo hará durante generaciones.

  www.antoniomiguel.es

  *El tiempo no existe

  Imagen, composición con original de @WallpaperManiac


Sobre esta noticia

Autor:
Antoniomiguel.es (31 noticias)
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Tipo:
Opinión
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