Humberto Salazar La situación me parecía tan extraña que algo tenía que existir detrás del intento de embarrar a los médicos del país en repetidas ruedas de prensa, por parte una persona llamada Claudio Caamaño Vélez, después de la muerte de su padre, el señor Claudio Caamaño Grullón.

Ayer se develó el misterio de este protagonismo inexplicable, cuando convocó a otra rueda de prensa, solo que esta vez lo hizo para ponerse en evidencia como una persona llena de odio y rencor en contra del actual gobierno, al prácticamente llamar a una revuelta popular, en su condición de candidato a Diputado por la provincia de Santo Domingo en la boleta de Alianza País.

Lo único que demostró Caamaño Vélez en el día de ayer, es que usó el cadáver de su difunto padre, para promoverse políticamente por un partido de oposición, acusando a todo el que le pasó por el frente, lo que demuestra hasta donde puede llegar cierta gente en sus vanas aspiraciones de trascender de cualquier modo en esta sociedad.

Como médico acostumbrado a las emergencias, ya me parecía extraño el ruido que se montó con la muerte del padre del señor Caamaño, y sobretodo el intento de echar lodo sobre la conducta de profesionales de la medicina y centros de atención médica, que a nuestro juicio, actuaron de la manera usual en que se trabaja cuando hay familiares que creen saberlo todo e intervienen hasta en las decisiones, de los que se supone estamos entrenados para salvar la vida de los pacientes.

A quien vimos ayer y con las palabras dichas, es a una persona arrogante y prepotente, hasta con tendencia hasta a la violencia, porque el llamado que hizo a ¨resolver en las calles¨ cualquier conflicto en las próximas elecciones, es una invocación a los violentos a que, en caso de no salir favorecidos en las urnas, el desorden sea lo que impere en el país y no las leyes.

Nos imaginamos que el señor Caamaño, será el primero que saldrá con un fusil a tratar de resucitar una época que hacer tiempo fue dejada atrás por la convivencia pacífica, la paz, la unidad y el orden, que ha caracterizado la actividad política de campaña desde hace varias décadas.Ahora podemos hacernos una idea de lo que pasó con este personaje aquel infausto domingo, por algo quien escribe echó las canas en los pasillos, emergencias y quirófanos de las clínicas y hospitales, donde vivimos gran parte de nuestra vida profesional, tanto aquí como en el extranjero.

Después del accidente llega este arrogante a la emergencia de una clínica de pueblo, el Centro Medico Aguasvivas de Baní, a querer pasarle por encima del personal que estaba allí de servicio, quienes hicieron lo correcto: radiografías, interconsultas y decisión de que por ser una clínica de segundo nivel de atención, el paciente debía trasladarse.

Claro, se trasladó acompañado de un personal para un viaje de media hora, en una ambulancia de las que hay en los pueblos, donde se transporta a los pacientes con lo mínimo indispensable.

Solo que alguien que NO sabe como funciona el sistema de salud, llevó a ese paciente, sin preguntar antes si había disponibilidad de camas, a CEDIMAT, a donde nos imaginamos fueron equivocados, porque ese NO es un hospital traumatológico, con el agravante de que NO tenía disponibilidad física para atenderlo.

Ahí se hizo lo correcto, se determina que el paciente está estable y se busca un lugar donde derivarlo, cualquiera sabe que mientras mas se moviliza un paciente en ese estado, las probabilidades de complicaciones aumentan, si no había cama disponible, ¿para qué diablos lo iban a bajar en ese centro de salud?.

De ahí lo llevaron a la Clínica Abreu, donde lo llevaron a la emergencia, lo atendieron y LOS FAMILIARES, ya nos imaginamos al ¨prepotentico¨ del hijo esa noche en su trato con los médicos, decidieron MOVILIZARLO de nuevo, hacia el Centro Medico UCE, donde fallece posteriormente por complicaciones.

En ningún lado se dice que los médicos o la clínica de tal o cual lugar no quisieron atender a ese paciente por emergencia porque exigían dinero, pero eso se lo callaron irresponsablemente los familiares del fallecido, encabezados por el candidato a diputado Claudio Caamaño Vélez.

Y los que están hablando y opinando de todo sin conocer detalles de nada, pusieron el grito al cielo, es mas, un diputado llevó un proyecto de ley al Congreso, para declararnos homicidas, a los médicos, que a juicio del criterio de los familiares, mueran en una emergencia en nuestras manos, ya nos imaginamos a los abogados sangrándonos los bolsillos, porque solo un juez puede decidir un conflicto como ese.

Solo que la verdad siempre sale a la luz, la persona que encabezó esas acusaciones en contra de los médicos y las clínicas que dieron el frente en este caso, era un politiquero mas en busca de votos, que demostró su intemperancia y fanatismo irracional, con sus declaraciones realizadas en el día de ayer.

Solo esperamos las excusas correspondientes de parte del Ministerio de Salud Pública para nuestros colegas, vilipendiados públicamente por razones de búsqueda de votos para un partiducho de quinta categoría, de parte de una persona, que vergonzosamente uso la muerte de su padre como bandera política.

Hay que estar en el pellejo de los médicos que soportamos todo tipo de insolencias, maltratos, insultos y acusaciones, por parte de familiares arrogantes, prepotentes y violentos, a veces llenos de odio y resentimiento en contra de todo y de todos, hasta de ellos mismos.