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En este espacio, creo, he hablado de casi todas las labores que realizan los enfermeros y enfermeras en los diversos ámbitos de la sanidad, tanto primaria como especializada. Siempre he tenido presente que me faltaba pro escribir esa rama de la enfermería que supone el trabajo en residencias de diversa índole. Si ya hablé de las enfermeras de primaria como las grandes olvidadas, creo que hay que afirmar, con enorme tristeza, que los enfermeros más invisibles son los que trabajan en residencias. Esta es una situación muy injusta y en este artículo voy a dar un poquito de luz sobre su trabajo y la enorme labor que llevan a cabo a diario. Empiezo por decir que trabajé en una residencia, un CAMF, durante 5 años y medio. Y sé lo que digo cuando afirmo que las enfermeras de residencias son las grandes olvidadas... son INVISIBLES. Vamos por partes...
¿Qué es una residencia? La mayoría asocia el concepto de «residencia» a personas ancianas, aunque lo cierto es que residencias existen de muy diversos tipos según las personas a las que atienden. En general una residencia es una institución en el que personas con necesidades concretas viven, bien de forma temporal, bien de forma definitiva. La necesidad de vivir en una residencia viene casi siempre determinada porque la persona presenta alguna dependencia, bien de tipo físico, social y/o psicológico. Por lo tanto en residencias pueden vivir personas ancianas y personas de cualquier edad con alguna discapacidad física o intelectual/psicológica.
En las residencias se ofrecen cuidados integrales y continuos de desarrollo personal y socio-sanitarios.
A las personas que viven en residencias, tanto si es de forma temporal como definitiva, se les llama «residentes»
¿Qué tipo de residencias existen? La primera división que voy a hacer es entre residencias públicas y residencias privadas. Esta últimas pueden ir desde un piso de mala muerte gestionado pro personas «casi» sin formación socio-sanitaria de ningún tipo... como los que me he encontrado en varias ocasiones a lo largo de mis años de trabajo a domicilio, hasta las residencias se cierto lujo, con instalaciones de diseño hotelero y con prestaciones casi a la carta. Las que en general cumplen con los requisitos mínimos de servicios, prestaciones y recursos humanos y físicos necesarios son las residencias de gestión o titularidad pública, pueden ser tanto públicos al 100% o subvencionados. En la actualidad la mayor parte de las residencias de ancianos son gestionadas por las autonomías y ciertos diputaciones y ayuntamientos, dentro de sus competencias en este tema. Pero ciertos tipos de instalaciones residenciales como las que dan atención a personas con discapacidad física y/o psíquica son gestionados por el Estado mediante el IMSERSO.
¿Qué profesionales trabajan en las residencias? Al proporcionar una atención continuada e integral, los profesionales que trabajan en estos centros son de muy diverso tipo y especialidad: médicos, enfermeros, trabajadores sociales, terapeutas ocupaciones, fisioterapeutas, auxiliares de enfermería, psicólogos, cuidadores, limpiadores, servicio de hostelería (cocineros, camareros...); educadores, maestros, voluntarios... Parte de este personal trabaja 24 horas al día 7 días a la semana, como son los auxiliares de enfermería (TCAE), cuidadores (no sanitarios) y enfermeros. En algunas residencias de ancianos, sobre todo de ancianos muy dependientes, puede haber médicos las 24 horas, pero en residencias de discapacitados físicos o psicológicos, no, por lo que gran parte del día la asistencia en estos centros es llevada por enfermeros como único personal sanitario (CAMF, CRMF, CAMP...) o acompañados de TCAE-auxiliares, en el caso de las residencias de ancianos.
Enfermeros de residencia Hemos llegado al tema central de esta entrada. ¿Qué trabajo llevan a cabo los enfermeros de residencia? Voy a hablar solo de residencias públicas. las privadas van aparte... en todos los sentidos, y se salen por ambos extremos de la campana de Gauss. Las hay magníficas, por supuesto, de lujo..., pero por desgracia también las hay deplorables... las hemerotecas están llenas d ejemplos. Una de las características más importantes que debemos tener en cuenta es que los residentes que viven de forma definitiva en esas instalaciones no cambian, no se les da de alta a corto plazo, por lo que esa constancia permite conocer a las personas con las que trabajamos y eso es una ventaja incuestionable. Por otro lado, salvo la discapacidad física y/o psicológica que puedan ser el motivo inicial para su ingreso, los residentes se tratan de personas «sanas» en el concepto más amplio de la palabra. Si su adaptación física, psicológica y social es adecuada, esa persona no será un «enfermo» o «paciente» concepto en el que nos solemos sentir más cómodos. Un anciano no es una persona enferma... puede llegar a serlo, pero no lo es per se. Otra cuestión importante es que la residencia es la casa, el hogar, el domicilio de los residentes. No es un medio hospitalario en el que tenemos pleno acceso como suele suceder en los centros sanitarios, por lo que nos movemos con cierta limitación, la que este concepto supone e implica. Las visitas de familiares, amigos, conocidos, no se dosifican ni se limita la entrada, salvo en los horarios establecidos... muchísimo más amplios que en un hospital, como es lógico. El trabajo no se hace desde las plantas, es decir, el enfermero no está físicamente en un control de enfermería como en los hospitales. Está en una unidad de enfermería (con o sin médico) desde donde organiza su labor diaria. Esta labor supone:
En fin, esto es todo. Espero haber dado un poco de luz sobre un colectivo que casi nunca aparece en los medios ni en las declaraciones de ministros-consejeros ni en las reivindicaciones. Pero están ahí, hacen una labor muy necesaria.
Y, por ahora, nada más. Cuidaos, por favor...
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