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Impacto de las víctimas por carretera durante el asueto de Semana Santa
Éxodo por carretera
Ing. Mario Holguín
Presidente Ejecutivo FundaReD
Republica Dominicana. 223 de Marzo de 2014.
Se considera que hace más de 1000 años antes de Cristo los esclavos hebreos en Egipto, liderados por Moisés, según el Antiguo Testamento, emprendieron una masiva emigración hacia la Tierra Prometida.
Proclamada su liberación en su largo peregrinar, su conductor se convirtió en líder y legislador del pueblo de Israel.
De ahí el segundo libro de la Biblia denominado Éxodo, cuyos hechos tuvieron lugar en la estación de la Primavera.
La Semana Santa se refiere en el ámbito cristiano a la última semana de Cuaresma, desde el miércoles de ceniza hasta la Pascua de Resurrección.
En principio serían siete días, pero con el tiempo se ha ido prolongando este período.
¿Por qué traemos a colación estas situaciones para relacionarlas con el tema de seguridad en el tránsito que hemos venido debatiendo por décadas?
Resulta que los pueblos cristianos tienen por costumbre celebrar de una forma muy especial el periodo de Semana Santa: con fiestas, ingesta de alcohol y drogas, viajes, actividades comerciales, etc.
Se produce entonces un éxodo masivo de las zonas urbanas por carretera, que combinada con un conjunto de factores, esta gran movilidad humana, los que pudieran ser tiempos de reflexión se ven convertidos en preocupación nacional por los altos riesgos a la supervivencia.
Grandes tensiones en los hogares, fuertes gastos de parte del Estado por minimizar las consecuencias funestas producto de las colisiones en los trayectos.
Desesperación y luto, lamentos y lagrimas en el seno de las familias afectadas, son los resultados de esos días festivos a locura.
Lejos de pretender buscar la Tierra Prometida, en la jornada del Exodo el lugar encontrado es un hospital o el cementerio
La sociedad estremecida de momento por las estadísticas galopantes y, luego, la calma y la indiferencia.
Año tras año lo mismo. Contamos siniestros, muertos y lesionados. Siempre igual.
El Estado por ley declara el plazo como de desastre y luego olvida. Toma las mismas medidas y gasta muchos recursos sin cuantificar, y también lo olvida.
Como hormiguero alborotado circulamos en las vías públicas sin medir consecuencias.
Por ejemplo, si hacemos un ejercicio en donde consideramos las vacaciones de Semana Santa en la vida práctica de 11 días, entre el 2011 y 2014, suman 44 días literalmente festivos.
Tradicionalmente se experimenta una baja en la productividad nacional no cuantificada y un crecimiento desmesurado en los indicadores de siniestralidad viaria.
Si en la República Dominicana se produjeron 1540 víctimas en 1022 siniestralidades en su red vial durante las festividades del cuatrienio señalado, de acuerdo a los registros oficiales, se estima que ello conllevó a un gasto equivalente a 17 mil millones de pesos.
Eso parece inverosímil e inasimilable, y lo peor es que habría que agregarle a esa estimación, los costos cada vez mayores de las ejecutorias de prevención aplicadas por los organismos nacionales para tratar de reducir las tragedias; los costos de consumo de combustible, de tiempo perdido, daños al medio ambiente y a las propiedades.
Entonces, lejos de pretender buscar la Tierra Prometida, en la jornada del Exodo el lugar encontrado es un hospital o el cementerio.
Pero, si en algo deben meditar las autoridades, lo que dejamos de tarea, sería en el hecho de que la inseguridad en el desplazamiento de las personas constituye una enorme barrera para el desarrollo económico y social sostenible de la República Dominicana.
Desesperación y luto, lamentos y lagrimas en el seno de las familias afectadas, son los resultados de esos días festivos de la Semana Mayor