¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Chijiro escriba una noticia?
Los niños no tienen la madurez necesaria para asumir el cuidado de otro menor de edad. Son Los niños no tienen la madurez necesaria para asumir el cuidado de otro menor de edad. Son los adultos quienes tienen esa responsabilidad
Santo Domingo.- Las ocupaciones que deben desempeñar los padres para ganar el sustento de la familia y la imposibilidad de contratar los servicios de un cuidador capacitado son los principales factores que los llevan a dejar a sus hijos menores con los que son un poco mayores, sin tener en cuenta que estos últimos no tienen la madurez necesaria para asumir esa responsabilidad.
El psiquiatra José Miguel Gómez entiende que la pobreza, la exclusión y la marginalidad suelen propiciar la situación, debido a que los padres no pueden contratar una niñera y tienen que salir a trabajar de manera informal.
Pero es un error dejar niños a cargo de otros niños. Esto, según Gómez, viola todos los derechos de ambos infantes (el que cuida y el que es cuidado).
A la vez, el Estado tiene su responsabilidad por no proveer espacios para que los atienda, lo que coarta el desarrollo social de la familia.
Cualidades del cuidador
“Para cuidar de otro ser humano, una persona debe tener capacidad para reaccionar de manera efectiva ante cualquier situación imprevista como un fuego, un robo, una caída o accidente”, entiende la psicóloga Ana Mirtha Vargas.
Gómez comenta que un preadolescente no tiene madurez física ni sicológica para ser fiscalizador y tutor del hermano menor.
Niños juegan a ser adultos
Es completamente normal que los niños copien las conductas adultas, porque el ser humano aprende a vivir en sociedad imitando las acciones de sus predecesores.
Marianka Herrera Melo, psicóloga y terapeuta familiar del centro A_PSI_Z, explica que la imitación de los niños se considera saludable y útil en la medida en que las conductas de los adultos sean sanas y se respeten los límites que definen la autoridad.
“Algunas veces validamos y celebramos comportamientos de los niños que no son otra cosa que el asumir responsabilidades que no les corresponden y que interpretamos como madurez”, advierte la experta.
¿Cuáles figuras tienen más influencia en la conducta del niño? “Las personas que los niños aman son las que imitarán”, responde Herrera Melo.
Explica que en un principio “e idealmente”, los pequeños imitarán a sus padres, tutores y a las personas con las que pasen más tiempo.
Pasada esa etapa, y a medida que maduran, copiarán las actitudes y el proceder de los pares o iguales de su entorno y de aquellos individuos o personajes a quienes admiran.
¿Niños o adultos?
No siempre son positivas las conductas aprendidas de los demás. Cuando un niño exhibe un comportamiento que se considera inapropiado para él, por lo general se debe suponer que ha visto a alguien haciendo lo mismo.
Herrera Melo comenta que, aunque existen conductas innatas o hereditarias que los mayores no deben pasar por alto, en su mayoría son aprendidas del entorno que rodea al infante.
Para manejar este tipo de situación, sugiere a los padres ser modelos sanos, ser ejemplos con las acciones y no sólo con las palabras.
Los niños no tienen la madurez necesaria para asumir el cuidado de otro menor de edad. Son Los niños no tienen la madurez necesaria para asumir el cuidado de otro menor de edad. Son los adultos qu
“Debe existir congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, para poder ofrecer una experiencia concreta de los valores que queremos inculcarles a los hijos”, explica.
Pero ¿qué pasa cuando son los propios padres quienes han exhibido comportamientos indebidos imitados por sus hijos? Entonces, lo primero que los padres deben hacer es autoevaluarse, observar qué conductas específicas están copiando sus retoños.
Luego de esto, conviene analizar si son ellos quienes están poniendo el mal ejemplo y, por supuesto, hacer un cambio en su propia conducta.
En caso de que el adulto no se sienta en la capacidad de detectar y evaluar su propio proceder antes de corregir el de sus chicuelos, la experta del centro A_PSI_Z aconseja buscar ayuda en profesionales expertos en el tema como psicólogos, orientadores o educadores.
Desorientados
Aunque se supone que son los adultos quienes deben frenar las conductas inapropiadas en los chiquillos, orientándolos sobre qué está bien para su edad y qué no, son los precisamente mayores quienes promueven comportamientos inadecuados en los niños cada vez que aplauden o celebran ciertas ocurrencias infantiles.
“Aplaudir es aceptar, compartir y hasta admirar al otro”, dice Herrera Melo.
“Si un niño con una mala conducta, comportamiento o actuación es aplaudido, sentirá que lo que está haciendo está bien, se sentirá aceptado y su pensamiento será: ‘Estoy creciendo porque actúo como los grandes”.
Consecuencias de dejar a niños cuidando niños
Una violación, accidentes y hasta la muerte pueden acontecer a los niños dejados solos en el hogar y en que se nombra uno a cargo. Hay que recordar que ellos son tierra fértil y están en plena formación de valores, por lo que el contacto con los adultos marcará las directrices que seguir, en opinión de la psicóloga Ana Mirtha Vargas.
Para el psiquiatra José Miguel Gómez, a los niños en esa situación se les hace un enorme daño emocional y psicológico.
“Si viven en una comunidad muy pobre donde hay delincuencia y violencia social, muchos de esos niños cuidados por otros niños son víctimas de abuso por parte de vecinos, personas que saben que están solos en una casa”, comenta.
Los riesgos van desde ser víctimas de violación sexual, maltrato infantil, maltrato por negligencia debido a quemaduras, escapes del hogar, cortadas o golpes, hasta las repercusiones emocionales y psicológicas que acarrea todo esto. En este punto Gómez afirma que el padre y la madre pueden considerarse culpables pues se espera que la familia sea el primer factor protector del niño y que sean papá y mamá quienes cuiden y brinden condiciones para el desarrollo del niño.
Soluciones El psiquiatra entiende que un adolescente desde los 16 ó 17 años puede cuidar a un hermanito porque tiene la capacidad de prevención y madurez emocional y psicológica, pero tenga en cuenta que esto no debe implicar que el adolescente sea alejado de las posibilidades para desarrollarse como es debido. En general, el cuidador debe llevarle unos diez años al que es cuidado.
Pero lo ideal para cuidar a sus niños es “que busquen adultos con la responsabilidad suficiente de hacerse cargo del cuidado, y además existen salas de tareas que podrían suplir la necesidad”, comenta Vargas.
De su lado, Gómez entiende que deberían haber más guarderías en los centros comunitarios de los barrios, o escuelas básicas que brinden ayuda a los padres con el servicio de seminternado