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Un intento de reflexionar nuestra realidad
JM Rodriguez
Naturalmente, los seres humanos nos aferramos. Desarrollamos el sentido de pertenencia y nos acostumbramos a querer a otras personas, animales, la naturaleza y las cosas, y con ello hasta podemos sentir felicidad.
Pero hay un eslabón que dejamos suelto, y evitamos verlo y comprenderlo: los cambios.
Todo cambia, y todos cambiamos. Son fuerzas que no podemos enfrentar, y tenemos que dejar que se manifieste.
Desde que somos concebidos, en estado embrionario, una fuerza de la naturaleza que es ley natural, nos obliga a ir cambiando hasta que nacemos. Una vez tenemos la suerte de nacer, empezamos a ir cambiando, pero sólo adquirimos conciencia de ello, con el paso del tiempo, con la edad. Le he dicho a algunos amigos, que hemos estado calculando erróneamente nuestras edades, porque el tiempo empieza a correr, desde el día de la fecundación, de manera que a nuestros cumpleaños, debemos agregar los años cumplidos, y los meses que estuvimos en el útero, agotando nuestros cambios hasta el momento de nacer.
De adulto es cuando empezamos a compararnos es con el paso de los años, y pensamos cuando éramos niño, con lo que hemos llegado a ser, y con lo que seremos cuando empiece el "gran viaje" a otras formas o la desintegración de nuestro cuerpo físico.
Tenemos que aprender de eso, para evitar el sufrimiento que nos provocan los cambios, tanto en nosotros como entre los seres que amanos: nuestros padres, hermanos, hijos, esposa o esposo, nuestras mascotas, nuestro jardín, en el entorno, donde experimentamos esos cambios, hasta que un día, "lo que fue, ya no es" o se ha transformado, se ha ido, y tenemos que sufrir su ausencia, o comprenderlo.
Los cambios en la existencia, son una ley de la naturaleza, con la que tenemos que experimentar nuestra experiencia de vida. Se da en todo, incluso en el universo, en el gran espacio, donde las transformaciones han sido confirmadas por los científicos que observan, los fenómenos astrales.
Con frecuencia, cuerpos celestiales que se transforman, que estallan y vuelven a ser polvo cósmico y posiblemente, en un ambiente espacial dado, surgirá en otro cuerpo celestial, en otra forma y sometido a otras leyes físicas, jugará su papel, seguirá cambiando y transformándose, y con la historia, con el tiempo, sometido a las mismas leyes, deberá seguir experimentando los cambios, y repetir los ciclos.
En ese juego misterioso, que se da al margen de nuestros deseos, y que no podemos intervenir, ni evitar, podemos pensar al "Dios" que necesitamos y buscamos. Tenemos que subrayar lo dicho por el maestro "Jesus", según le atribuye el Nuevo Testamento, de que, " como es arriba es abajo ".
Esto tiene sentido, si podemos percibir que los fenómenos que ocurren en el espacio físico, los vemos, los experimentamos en nuestro entorno, en el mundo que podemos vivir nuestras experiencias durante la existencia.
Entonces si " lo otro cambia", qué podemos esperar que ocurra en nosotros, que somos parte del espacio-tiempo y no vivimos al margen?.
Es cruel, pero resulta que las leyes naturales, no tienen sentimiento; ocurren mecánicamente, se repite el proceso y nadie puede intervenir. Si pudiéramos intervenir nadie naciera, nadie muriera, nadie se transformara, y sería una existencia estática, sin vida, sin un plan, una trayectoria y sin propósitos.
Cuando ante nuestros ojos se nos transforman las cosas, envejecemos, envejecen nuestra compañera, nuestros hijos, nuestros padres, nuestras mascotas, nuestro jardin, envejece todo lo que nos rodea, nuestras viviendas, y todos somos arrastrados a cambiar y hasta desaparecer; tenemos que aprender de esa fuerza oculta que no vemos, pero que se manifiesta.
En la medida que aprendemos, comprendemos que los cambios son inevitables, aliviamos el dolor que nos provoca la ausencia posterior de los que amamos y necesitamos en nuestra existencia, aprendemos a comprender el significado de la muerte, y aprendemos a vencer el temor que tenemos al cambio y a ser cambiado, nosotros, y los otros.
No sabemos, porqué tenemos que experimentar esto, como tampoco sabemos para qué existimos, ni porqué tenemos que pasar por esto, cuál es el propósito, cuál es la idea; pero al experimentar la vida, experimentamos las rígidas e inescrutables leyes de la naturaleza, y como es " arriba, es abajo" y no podemos evitarlo.