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El eje de la formación docente está en la reflexión continua sobre nuestras propias prácticas
Partiendo de la idea de que la educación es el motor de cambio, es decir no es solamente un derecho humano básico, sino también un componente esencial del desarrollo económico y social, y que al planificarse adecuadamente las inversiones en educación, se obtiene un buen dividendo, especialmente en los países menos desarrollados donde se logra reducir la pobreza. La actividad educativa es una actividad de amplia y magna prospectiva que debería pensar en el futuro y, en consecuencia, adelantarse a él para así formar personas aptas para controlar y mejorar su evolución.
Esta idea de la educación como motor de cambio parecería una contradicción, per se. En muchas ocasiones la comunidad educativa está demasiado inmersa en la cultura escolar tradicionalista y demuestran una importante resistencia a los cambios. Lo antes mencionado nos lleva a pensar y preguntarnos en ¿qué tipo de docentes somos o pretendemos ser?… ¿Podríamos decir que somos educadores progresistas? Es aquí donde nos parece adecuado citar al Dr. José Luis Lens cuando sostiene que es fundamental la toma de una posición epistemológica, es decir tomar distancia de nosotros mismos para objetivar nuestras prácticas pedagógicas.
Tomar un posicionamiento epistemológico nos lleva a reflexionar, a pensar y repensar la práctica. Reflexionar de manera coherente, ponernos en posición autocrítica, solo así podremos pasar del hacer sin pensar, al pensar el hacer. Muchas veces nos consideramos educadores progresistas pero en la práctica y en virtud del día a día, estamos inmersos en una estructura educativa tradicionalista, en donde hemos naturalizado acciones que están prácticamente automatizadas, con riesgo de caer en la educación bancaria, que es la concepción de la educación como un proceso en el que el educador deposita contenidos en la mente del educando. El término aparece por primera vez en la obra Pedagogía del Oprimido del pedagogo brasileño Paulo Freire, quien analiza de forma crítica esta visión de la educación, la cual denuncia como un instrumento fundamental de opresión, en oposición a una educación popular.
En lugar de observar la educación como un proceso de comunicación y diálogo consciente y con discernimiento, la educación bancaria contempla al educando como un sujeto pasivo e ignorante, que ha de aprender por medio de la memorización y repetición de los contenidos que se le inculcan. Bajo esta lógica, el educador selecciona la información de forma a priori, para luego instruirlas, viéndose a sí mismo como un poseedor de verdades únicas e inamovibles.
Sabemos que la reflexión continúa sobre nuestras propias practicas es una situación compleja y una tarea que se ejercita cada vez menos en el mundo que vivimos. El sistema nos lleva a sentirnos cómodos, vemos que los docentes optan por elegir cursos de capitación buscando el que les acredite más puntaje y no buscando una verdadera formación. También podemos hacer referencia que dichos cursos, representan un negocio para algunas instituciones. Es por este motivo que podemos afirmar que el cambio debe comenzar por nosotros mismos, buscando ser cada día mejores.
La tarea consiste en resignificar y transformar nuestras conductas y prácticas con respecto de:
• La sociedad y el mundo en el que vivimos y participamos como ciudadanos.
• La comunidad educativa.
• La institución en las que nos desempeñamos los educadores y educadoras.
• Los objetivos de la educación.
• Los contenidos programáticos de la educación.
• Las relaciones de enseñanza-aprendizaje.
• La metodología de estudio y lectura.
• La evaluación y la acreditación.
La sociedad y el mundo en el que vivimos y nuestra participación como ciudadanos… siguiendo las palabras del Dr. Lens es fundamental contar con nuestra alfabetización política, ya que educar es conocer críticamente la realidad, porque elegir, ser docente hoy en la Argentina es una decisión que muchos no tomarían sólo por el hecho del poco cuidado que el Estado brinda a aquellos sujetos que dedican su vida a educar, a formar.
El ser docente hoy en día en Argentina, es una cuestión que trasciende sueldos bajos, malas condiciones laborales, problemáticas sociales, vulnerabilidad infantil, violencia simbólica, etc, la docencia es una vocación que se siente en lo profundo del alma, es una forma indiscutida de lucha, lucha que se torna difícil muchas veces si tenemos en consideración cómo somos tratados, en escuelas, en salones de clases, y en ámbitos en los que circula la praxis docente, ser docente hoy en la Argentina, no es un trabajo fácil y tampoco es socialmente recomendado. Pero si tenemos fuertes convicciones y una profunda vocación podemos disfrutar de nuestro trabajo a pesar de todos los condicionantes.
En cuanto a la comunidad educativa como la institución en la que nos desempeñamos como docentes, debemos tratar de crear una ruptura en la educación tradicional y conservadora a pesar de que Funcionarios del sistema, directivos de las instituciones, docentes, alumnos, no docentes, padres, etc, se resistan a los cambios, afrontarlo como un desafío, solo así podremos lograr una autentica transformación de la educación.
En este proceso de transformación los docentes deberemos reflexionar intensamente sobre cinco instancias decisivas de nuestras prácticas, con el objetivo de resignificarlas y transformarlas:
Los objetivos de la educación. Los contenidos programáticos de la educación. Las relaciones de enseñanza-aprendizaje. La metodología de estudio y lectura. La evaluación y la acreditación.
Como dijimos es un gran desafío pero es posible lograrlo… con esfuerzo y dedicación. Tenemos que tener presente que Enseñar no es solo transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su... producción o construcción. Debemos ser críticos y progresistas, en términos del propio Freire:
Que plantea una pedagogía de la esperanza, que supere la ideología del fatalismo, del conformismo, de la desilusión que el poder dominante quiere imponer a toda costa. Frente al no hay nada que hacer, hay que anteponer el derecho a soñar que otro mundo es posible. Pero solo será posible si tomamos el compromiso de que el cambio debe comenzar por nosotros mismos.