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El Fusilamiento de Companys, presidente de Catalunya, un recuerdo 77 años después

30/09/2017 06:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El lehendakari José Antonio Aguirre, recuerda a Companys en sus escritos: “Pocas personas han conocido de cerca como yo, los momentos de desilusión y desventura por los que atravesó Companys, que es cuando se descubre a los hombres tal como son"

Tras el tiunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936 Company fue liberado junto al resto de presos políticos, y devuelto a su cargo de President de la Generalitat, cuyo Estatut entró de nuevo en vigor. En previsión de un posible golpe militar que ya se adivinaba en el horizonte. Companys nombró al capitán Frederic Escofet como Comisario General de Orden Público de Cataluña.

Companys siguió encabezando el gobierno catalán durante la guerra, haciendo lo posible por organizar la defensa de Catalunya y teniendo continuos enfrentamientos con el gobierno republicano encabezado por el doctor Negrín, pues consideraba que Catalunya no estaba recibiendo un trato justo. 

Tras el fracaso franquista del alzamiento del 18 de julio 1936 en Barcelona, donde se alzó el general Goded y fue derrotado, y la toma virtual del poder en Cataluña por las milicias anarquistas, el presidente Companys hizo todo lo posible para limitar los efectos de la violencia desatada en la retaguardia republicana, que tenía gran poder. El 11 de septiembre de 1936, La Vanguardia recogía un titular de unas declaraciones suyas “el President condena los actos de terrorismo y no los va tolerar” y “hay que terminar con los actos que se cometen al margen de la Justicia”. El paseo era una lacra para la república y fue combatido sin tregua por los hombres de Companys.

El poder de las instituciones del estado quedó disminuido por el de algunas organizaciones políticas y sindicales que ralentizaban la lucha contra los sublevados. El consejo del gobierno inglés y de sus simpatizantes dentro de éste aconsejaban al presidente Prieto que se deshiciera de Negrin, entonces ministro, y de la influencia de sus amigos los comunistas. A principios de 1937, un agente de éste dijo que su embajador en Paris, Ossorio y Gallardo, estaba manipulando para poner fin a la guerra con un pacto con Franco, a lo que los ingleses se oponían. ¿Y Hitler y Mussolini seguirían la lucha en Eropa, incluida Inglaterra.? La gestión de Negrin en el plano militar fue un rosario de fracasos, Brunete, Belchite, Teruel, Tortosa y Vinaroz fueron el ejemplo de que las milicias fallaban y Companys hacía todo para enmendar esa política. Atrincherado en Barcelona, dejando la mano abierto a los comunistas, Negrin siguió afirmando su conviccon de una victoria segura y hasta Zugazagoitia, cercano a Negrin como su ministro del interior, no  oponerse abiertamente a éste  Pero

la pugna del gobierno de la Generalitat con el Comité Central de Milicias Antifascistas hizo un daño enorme a la república. La violencia se adueñaba de los Milicias Antifascista y Companys era solo el freno porque  el timorato Prieto era un títere a su lado y los comunistas se aprovechaban.

 

Companys fue una pieza fundamental en favor de la iibertad y derechos fundamentales de muchas personas, dado el cargo que ocupaba, en una tarea que involucraba a miles de personas, y cuyos rostros más visibles fueron los consejeros Ventura Gassol y Josep Maria Espanya, el presidente del Parlamento de Cataluña, Joan Casanovas, y el rector de la Universidad de Barcelona, Pedro Bosch Gimpera. Muchos de ellos intenado meter en vereda a ciertos líderes fueron hechos prisioneros por los sindicalistas. Companys hizo milagros y equilibrios en la cuerda floja -entre FAI y POUM- contra los “incontrolados”, y logró poner en libertad a 9206 personas (incluyendo entre ellos al cardenal y arzobispo de Tarragona Vidal y Barraquer capturado por milicianos de la FAI y salvado in extremis de ser asesinado), sus amigos detenidos y otros muchos simplemente porque no habían apoyado a la República. Salieron de los puertos catalanes, gentes a las que los anarquistas mantenían retenidos o detenidos en el barco-prisión “Uruguay”. Muchas familias le agradecieron siemprea Companys aquel arriesgado gesto de liberar a casi diez mil posibles ejecutados. Los liberados se fueron hacia Marsella y Génova, la mitad de ellos durante 1936, utilizando pasaportes, visados y salvoconductos, muchas veces falsificados, que les consiguió como fuera la Generalitat de Cataluña. En su calidad de presidente, Companys firmó con el delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja un convenio que preveía que cualquier persona pudiese abandonar la libremente la zona de España en la que se encontraba, el cual no fructificó al negarse Franco a firmarlo sin pronunciar la frase de Mola a sus mandos “Recuerden que esta es una guerra de extermino” y la excusa de Franco frente a la Cruz Roja fue “Con los asesinos rojos la Cruzada no trata”.Y no hubo tregua posible, porque los sublevados estaban convencidos que Companys era un rojo como los otros. 

Durante toda la guerra Companys encabezó el Gobierno de Cataluña tratando de mantener la frágil unidad entre los partidos y sindicatos que le apoyaban. Uno de sus mayores logros fue precisamente la disolución del Comité Central de Milicias, operación que había intentado con Casanovas: la formación de un gobierno de la Generalitat en el que figuraran todos los partidos obreros y sindicatos. Lo presidía Trradellas. Esquerra tenía las certeras de Finanzas, Interior y Cultura, los Rabassaires de Agricultura, el PSUC de Trabajo y Servicios Públicos. Los revolucionarios ocupaban importantes puestos en Economía, Salud, Abastecimiento Ossorio dijo después, “Companys fue el primero en comprender que abandonar a su suerte el derecho de los trbajadores no tenía futuro y llegó con habilidad a reducir el poder reconstituyendo los organismos legítimos del poder, transfiriendo la acción a los consejeros, reduciendo los organismos obreros a u papel de auxiliares eficaces, ayudantes, ejecutantes. Se fue restableciendo una situación normal del caos que había sido. Santillán escribía “después de muchos meses de lucha, incidentes y violencia con el poder central y contra la independencia mal orientada y sin sentido contra un gobierno centralista, los sindicalistas se interesaban ahora por fin en la victoria de aquella guerra. La formación

de un nuevo Consejo de la Generalitat implicóa el abandono de los organismos de poder revolucionario.  Ahora el Comité Central se había anexado al departamento de la guerra que dirigía el Coronel Diaz Sandino y los anarquistas aceptaron su    cohabitacion “con instituciones de tipo burgués”. El Ministro de Justicia Manuel Irujo respaldaba a Companys siempre que podía, desde Madrid con la autoridad que el gobierno central le permitía y más. Esto fue muy difícil por las tensiones y violencia de y entre comunistas y socialistas agrupados en el Partido Socialista Unificado de Cataluña con los anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo, encabezados estos últimos por el POUM. A partir de octubre de 1937 se sucedieron sus enfrentamientos personales con el Gobierno republicano de Juan Negrín, instalado desde pronto en Barcelona, cuando el gobierno republicano se había trasladado a Valencia. En Madrid el general Miaja y los internacionales y el puebo la defendían bien con el ¡No asarán! 

 En abril de 1938, tras la ocupación de Lérida, Companys escribió e hizo pública una histórica carta abierta al presidente del Gobierno español, Negrin quejándose amargamente de las arbitrariedades e inhumanidades que había cometido y seguía cometiendo con la población catalana y de la marginación que sufrió la Generalitat durante casi toda la guerra.. Casi al mismo tiempo, la nueva administración fascista acordaba, mediante una ley promulgada en Burgos el 5 de abril, con las firmas del ministro del Interior Ramón Serrano Súñer y del general Franco, la derogación oficial y definitiva del estatuto de Cataluña.

 

En la batalla del Ebro, vital para Cataluña, la primera victoria fue republicana, cuando la 42ª División del ejército del Ebro logró hacia el 25 de Julio 1938 cruzarlo entre Gandesa y  Corbera(89.000 hombres), sin cañones ni material pesado. Con la mortífera ayuda de la aviación de Hitler y Mussolini, Franco jugaba con, y el primer cruce del Ebro y el avance conseguido hasta los montesde Fatarella que era un gran ventaja ventaja y retrasab cualuer intenofranquisra de entrar en Catalu´ña, se perdía. La ofensiva sobre Cataluña comenzó el 3 de enero 1939, las tropas franquistas lograron cruzar el Ebro en la tra irección haciael norte.Es curioso que en esa crucial campaña, La verdadera Batalla del Ebro duró hasta el mes de septiembre. Franco lanzó siete Divisiones incluidas las comandadas por Alonso Vega, Castejón, Barrón, Rada, Arias y todos los tabores marroquíes, apoyados por 200 aviones de bombardeo y 120 cazas, italianos y alemanes con el aspa de la aviación espñola en la cola. “Fue la batalla de la pobreza contra la riqueza”- según el general Vicente Rojo. El Verdún español, 100.000 bajas y como se estaba en Europa discutiendo, el  tratado de Munich, las grandes potencias se inclinaron sus balanzas a favor de Franco, con la “No Intervención”, que era el principio el fin para la República y el fuego verde para Hitler. De inmediato Checoslovaquia dejó de existir bajo los Panzer germanos. Y muchos pueblos huían hacia Francia. Las tropas republicanas se batían en retirada, sin reservas

ni material, no logrando establecer ninguna línea de resistencia sólida que intentaba el general Vicente Rojo, ni los mandos de las Brigadas Internacionales que se habían desgastado en Brunete con Walter, ni Lister ni Modesto. El 15 de enero cayó Tarragona y a partir de entonces, la aviación franquista bombardeaba y ametrallaba día y noche con los entonces modelos nuevos Messerscmitt, Heinkel 111 y Savoia 79 eran dueños de gran parte de la situación, hasta la noche. Y de Barcelona ametrallando casi a ras de tierra, causando bajas civiles y no había defensa antiaérea, a cualquier hora.

Según el Servicio de Información del estado mayor repubicano, en el primer semestre de 1938 solamente, la aviación italiana y alemana habían hecho 782 incursiones sobre ciudades abiertas, sobre todo Barcelona y su puerto, con intervención de 3.860 aviones que arrojaron 16.500 bombas que causaron la muerte a a 2.618 personas. Zugazagoitia se escandalizaba de la conducta del presidente Negrin y sus variaciones de carácter:pasaba de una actividad calenturienta y el lema de “resistir a toda costa” a una laxitud infinita de “todo está perdido”.Siempre bajo el ala de los comunistas.

En el mes de mayo 1937, al asumir Negrin la presidencia del consjo de ministros republicanos, se reunificaron Defensa, Guerra y Marina bajo Prieto, las milicias cedieron paso al ejército que englobaba a 550.00 combatientes sobre la base de brigadas divisiones y cuerpos de ejército y so pretetexto de unificar la intervención de los organismos de exportación e importación de material de guerra se impuso la política personalista de Juan Negrin y se impulsó  el organismo “campsa Gentibus” bajo su férula era una otorgadora de créditos a los diversos ministerios del Estado español en guerra. Con sucursales en Marsella, Orán y principalmente en Paris. Se fundó ”The Mid-Atlantic ShipingCº”, organismo gubernamental con sede en Londres, controlado casi personalmente por Negrin. Pero la indiferencia del gobierno republicano y su despreocupación del ejército, dejándolo a la suerte en la región o pueblo en que combatía y no sólo´

se fue perdiendo territorio, armamento y pueblo sino además miles de vidas en el holocausto del odio, la venganza, el nihilismo. El 1º de abril 1937 Negrin constituyó un “Servivcio de Justificación” de Gastos. Como si no hubiera guerra y todo fuera un gran negocio casi de su propiedad e importaban más las compras y los fletes que la situación estrategica. La situación del abastecimiento era catastrófica, el mercado negro(estrapelo)era la única fuente, había hambre en Cataluña. En Barcelona, un grupo de militantes hostiles a la militarzacióm regular de la antiguas milicias, se organizo como ejército aparte bajo la etiqueta “Amigos de Durruti”.  El 18 de enero 1938 se celebró un consejo de ministros en Barcelona al que también asistieron el presidente de las Cortes, Martínez Barrio y Companys, en el que se decretó el estado de guerra, por primera vez más de dos años desde del inicio de la contienda. A petición del presidente del Consejo, Negrín, y a pesar de saber ya que la guerra estaba perdida, el 20 de enero Companys dirigió un mensaje radiofónico al pueblo catalán pidiendo una postrera resistencia o un boicot popular total a las fuerzas franquistas cuando entraran en tierra leal y especialmente en Barcelona. Al día siguiente, Negrín convocó a Companys a una reunión urgente. En ella, le comunicó que Barcelona oficialmente indefendible sería ocupada irremisiblemente y en breve por el ejército franquista. No había remedio.Que le obedeciera de una vez por todas. Por ello, le ordenaba que la Generalidat evacuara Barcelona de inmediato pero sobre todo quemara antes archivos comprometedores para la república. El día 22, Negrín ordenaba que todos los organismos estatales abandonaran Barcelona y se dirigieran a Gerona y Figueras. Este espíritu de derrota y pasividad del gobierno central destrozó a Companys que hubiera querido siquiera una retirada defensiva organizada desde arriba. Pero al día siguiente, Companys se preparó para partir. Aunque había considerado permanecer en Barcelona y esperar en su despacho a las “nuevas” autoridades, la situación era como era. No podía haber ningún gesto complaciente para los nuevos bárbaros que iban dejando una estela de sangre por las poblaciones que iocupaban. Companys salió de Barcelona a las tres de la madrugada del día 24. La noche anterior cenó con su amigo Josep Andreu i Avelló, presidente del Tribunal de Casación de Cataluña. Ambos recorrieron en coche las calles desiertas de Barcelona. Andreu narró ese último paseo nocturno en la capital de Cataluña: “Fue una noche como nunca olvidaré. El silencio era total, un silencio terrible, como sólo se advierte en el punto culminante de una calma antes de la tempestad, de la  tragedia. Fuimos a la plaza de Sant Jaume y nos despedimos de la Generalidat y de la ciudad. Eran las dos de la madrugada. La vanguardia del “ejército nacional” estaba ya en el Tibidabo y cerca de Montjuïc. No creíamos que volviésemos a verlo otra vez jamás” 

El día 26, la vanguardia franquista tomó Barcelona. Decenas de miles de refugiados se dirigían en desordenada caravana, junto a tropas republicanas en retirada, a la frontera. Tras pasar por Sant Hilari Sacalm y Darnius, acompañado por los consejeros Tarradellas, Sbert y Pi i Sunyer, así como por Andreu i Abelló, Companys llegó el 30 de enero a la mas Perxés en Agullana, apenas a cinco kilómetros de la frontera por una carretera de montaña (evitando la aglomeración de refugiados en La Junquera). Había llegado el exilio y el 4 de febrero por la mañana. Salía el señor presidente de Cataluña  Lluis Companys por el monte, camino a ningún sitio. A su lado se encontró con el lehendakari de Euskadi José Antonio de Aguirre, quien le había prometido que en las últimas horas de su país le tendría a su lado, y cumplía su palabra de no dejarle solo en su hora más amarga.José Antonio de Aguirre, había tenido que desplazarse desde París a Barcelona para organizar la evacuación de las oficinas del Gobierno de Euskadien Barcelona y de algunos refugiados vascos y recordaba la promesa de acompañar a Companys en su salida hacia el exilio y ver si podía ayudarle a encontrar en Francia algún refugio seguro.. El 5 de febrero abandonaron el país Azaña y Martínez Barrio, acompañados por Negrín.

Inicialmente se había acordado que los cinco presidentes partieran al mismo tiempo, pero finalmente Azaña y Negrín se adelantaron. Horas después les siguió una comitiva formada por Companys, Aguirre y altos cargos de la Generalidat y del Gobierno Vasco y unos cuantos exmiembros de los Mossos que se habían ofrecido voluntarios para ir detrás.. En el Km 8 de Agullana hacia La Bajol se desviaron escoltados por el comandante Escofet y sus hombres por un camino de cabras ascendiendo el collado de Lli y luego descendieron hacia Les Illes. En el descenso se cruzaron con Negrín que regresaba a España después de acompañar a Azaña a Francia .

 

José Antonio Aguirre, rememoró después en sus escritos: “Pocas personas han conocido de cerca como yo, los momentos de desilusión y desventura por los que atravesaba Companys, que es cuando se descubre a los hombres tal como son...Aquel hombre estaba sumido en una profunda derrota pero la soportaba con una serenidad salida de unas reservas que físicamente no tenía...yo le animaba diciendo que los pueblos no mueren como los hombres y que llegaría la hora de nuestro triunfo”...Juntos siempre juntos, catalanes… y vascos y Companys le recordaba con detlle, elXII Cuerpo de Ejército del Ebro, con tres Divisiones de tres Brigadas cada una y una de ellas, la 140 Mixta, formada y comandada por catalanes y vascos… 

“…no es esa- la historia pasada- sin embargo... la principal preocupación que ocupa mi mente son esos miles de compatriotas mios que huyen en largas filas  en un país extraño bajo el fuego de la aviación de Hitler sin amparo y con hambre y maltratados en las fronteras. Y toda mi alma no se ha apartado de mi hijo enfermo en la cama de un hospital extranjero”. Companys confió a Aguirre que había reunido un dinero para atender al chico en un sanatorio de Bélgica  ...”y hago cuentas y veo mis ahorros no llegan al equivalente a 2.000 mil dólares y no me importa morir de hambre si es preciso, pero mi hijo no, no debe morir. Si me matan será bueno para mi…pero ¿qué será de mi hijo entonces…?” 

Su hijo Luiset evidenció durante su niñez síntomas de esquizofrenia que se agravaron y complicaron en la edad adulta con una tuberculosis ósea. La enfermedad de Luiset hoy calificada como “rara” e incurable necesitaría cuidados especiales. Fue siempre fuente de máxima preocupación para Companys y determinó su destino al no poder ocultarse porque el enemigo tendría al niño siempre como rehén

Tras despedirse de Aguirre, en la frontera belga con un “¡hasta pronto!” y un estrecho abrazo, Companys se trasladó a París, donde ya se encontraba su esposa, Carme Ballester, a quien recogió y fueron a ver a su hijo, y luego volvieron a París y se instalaron en el Boulevard de la Seine cerca de la modesta representación que la Generalitat había establecido en la Rue Pepinière. 

Aguirre llevó el asunto a la primera minireunión del gobierno vasco en París, que también tenía que evacuar, y  acordaron ayudar económicamente y asesorar a Companys en los dificiles momentos que estaba atravesando en Francia o Bélgica y procurar que el President tuviera siempre a su lado a alguien amigo. 

La marcha hacia el exilio de Companys y el lehendakari Aguirre, es un capítulo importante de la Memoria Histórica

Tanto la Generalidat como el exilio catalán atravesaron enormes dificultades económicas pues el gobierno catalán, presionado por una orden ministerial de Negrín, tuvo que entregar todos sus fondos de tesorería al gobierno central de la II República. Ello lo realizó el consejero de Hacienda Josep Tarradellas el 2 de febrero antes de cruzar la frontera. Al no tener recursos propios, el gobierno catalán se veía supeditado a la ayuda económica republicana del SERE presidido por Negrín o de la JARE de Prieto. Una canallada más de Negrin, quizás para controlar a Companys. En el collado de Lli, entre La Vajol y Las Illas (Francia), hay una placa conmemorativa del paso de los cuatro presidentes (Azaña, Martínez Barrio, Companys y Aguirre.

 

Su situación aún exilado distaba de ser agradable. Companys se había convertido en el blanco de las críticas por parte de muchos sectores del catalanismo (tambien de los que se exiliaron tras la derrota como de muchos que llegaron a Francia después). A Companys le responsabilizaban de no haber hecho frente a los revolucionarios que tomaron virtualmente el poder en Cataluña tras el primer triunfo sobre de la sublevación, de haber dejado hacer a los sindicalistas y, por tanto, de forma indirecta, de ser corresponsable de las víctimas de la violencia revolucionaria y de la mala imagen que habían proyectado en el exterior con sus desmanes. También se le achacaba no haber podido mantener su papel como presidente y el de su partido como fuerza dominante en Cataluña y haberse convertido en compañero de viaje primero de los anarquistas y luego de los comunistas, considerándolo poco catalanista y más asociado al republicanismo español, así como culpándolo de haberse dejado engañar por falsas promesas con todo lo que habría paralizado el proceso de recuperación política y cultural catalanes iniciado con la Renaixenca. Companys confesó a Rafael Tasis que le preocupaba la actitud de esas críticas injustas. 

Una de sus primeras decisiones en el exilio fue formar la Fundación Ramón Llull para proteger la lengua y la cultura catalana en marzo de 1939. Fue dirigida por prestigiosos exiliados catalanes como Pompeu Fabra, con Pablo Picasso como presidente de honor de la sección de artes plásticas. 

Al declarase la Segunda Guerra Mundial, el único órgano político representativo de Cataluña y su único símbolo era la Presidencia de la Generalidat pues el gobierno catalán se había disuelto y el parlamento no se podía reunir al estar dispersos sus diputados. Con el catalanismo dividido y las autoridades francesas imponiendo restricciones a cualquier actividad política, Companys decidió constituir el Consejo Nacional de Cataluña. Debía ser un organismo nacional representativo en el exilio. Consultados las personalidades más relevantes, estos propusieron que no participase ningún político que hubiese tenido un cargo oficial en Cataluña y que Companys renunciara a la Presidencia de la Generalidat. Companys optó por una vía intermedia constituyendo un Consell con cinco personalidades culturales. Pero este organismo no tuvo transcendencia pues tres meses después Companys fue detenido y dos meses más tarde fusilado. 

La presencia de Companys en París debió suscitar reticencias por parte de las autoridades francesas, que lo hubieran fuera. Por eso Companys abandonó París en junio de 1939. Gracias a las gestiones de Joan Casanelles, antiguo diputado y amigo suyo, el president y su esposa se establecieron discretamente en la localidad bretona de La Baule-les-Pins (Loire-Atlantique). Desde allí se desplazaba con frecuencia a París, tanto para estar al corriente de los asuntos gestionados en la oficina parisina de la Generalitat que funcionaba de ”estrangis” como para visitar a su hijo Lluís, que estaba internado en un sanatorio debido a su grave enfermedad mental. En mayo su hija Maria, junto con su marido, Hèctor Gally, partieron hacia México. A pesar de los ruegos de su hija, Companys decidió quedarse en Francia para no abandonar a Luiset. Con la derrota francesa ante la Alemania nazi y la firma de la capitulación, el matrimonio Companys quedó en la zona ocupada por los alemanes. Nada más instalado en París bajo el amparo de Hitler y la venia del jefe del gobierno de Vichy, mariscal Petain, el embajador español en Francia, José Félix de Lequerica, solicitó a las nuevas autoridades franco-alemanas que todas las organizaciones de exiliados españoles e instituciones políticas fueran disueltas y sus bienes y documentos incautados. Con la colaboración de las autoridades alemanas, el personal de la embajada franquista requisó el patrimonio de dichas organizaciones y se incautó de sus documentos importantes que fueron enviados a Berlin para su examen. Ramón Serrano Súñer, ministro de la Gobernación, envió a Francia al secretario general de la Dirección General de Seguridad, con el objetivo de fichar a los ”responsables” republicanos de crímenes que aún estaban en Francia, conseguir su captura y entrega a Franco 

Gracias a la documentación incautada, el 8 de agosto las autoridades de la zona de ocupación alemana recibieron una lista con 834 nombres para su detención y entrega a las autoridades franquistas. El 13 de agosto agentes alemanes localizaron a los Companys en Bretaña y pronto fueron a a por él 

A los 77 años de la muerte de Lluís Companys, el 13 d’abril de 1969, 48 años después, Carme Ballester dejó escritos los detalles de su detención y muerte. 

Redactada en primera persona, en catalán la declaración de Carme Las declaraciones de Carme Ballester constituen un testimonio único, dotado de un enorme valor. El texto evoca el momento precíso, el 13 de agosto de 1940, en que “dos homes vestidos de civil y otros cuatro con uniforme de soldado alemán irrumpieron  en el domicilio del matrimonio Companys a La Baule(Bretaña), “los dos de civil Gestapo) sacaron dos largas pistolas y los soldados apuntaron sus metralletas todos a mi marido. Luego, se lanzaron de a resgistrar toda la vivienda quedando dos de ellos de vigilancia sin dejar de apuntar a LLuis y a mi. Mi marido conservaba la calma, parecía algo sorprendido. 

Después de revolver toda la casa y apoderarse del poco dinero que había y de muchos papeles particulres o no y librosque se llevaron los tres civiles en un saco, los cuatro soldados se llevaron al presidente Companys y con él desaparecieron de mi vista.”. 

En la misma declaración, la esposa de Companys recuerda que, a pesar de estar aterrorizada, al día siguiente salió para tratar de saber el paradero de su esposo.Se enteró de que a los detenidos franceses les llevaban para interrogarlos a Ville Caroline, y allí fue. Pidió ver al oficial de guardia, con tal insistencia, que tras muchas negativas sobre el paradero de Companys, dijo por fin que sí que Luis Companys estaba allí en un calabozo. 

El oficial le dijo que no se le permitiría verlo y ya se iba a marchar cuando vio a varios soldados que salían llevandose justamente a su marido, para trasladarlo a otro local. 

Carme Ballester se quiso ir corriendo hacia el grupo, pero el oficial le agarró del brazo y se lo impidió.

En aquel momento ella se puso a gritar y vio como Companys sacaba un brazo y le hacía la señal como de “No” y luego movía la mano conforme se lo llevaban. Días después se presentaron los dos policías de civil y un policía español-sin duda, según supo después- Pedro Urraca Rendueles, quen le dijo que no creía la policía que el presiente de Cataluña pudiera vivir con tanta modestia y que si no entregaban el dinero que guardaban en algún sitio y los documentos de la Generalitat que no habían encontrado y no les facilitaba la información que exigían sus superiores, el presidente lo iba a pasar muy, muy mal. Y ella tambien 

Carme se sentía mal y pasó varios días el Hospital de la Santé. No tenía ni fuerzas para reaccionar.Carme Ballester supo que su esposo estaba en la cárcel en Paris. Dias después recibió una carta de Companys. Su marido le decía que le iban a trasladar a España. Que no desfalleciese 

El 16 d’octubre de 1940, se enteró por la radio que el presidente Companys había sido fusilado en Montjuic. Ella perdió el conocimiento y fue asistida por sus vecinos bretones.

Por cierto un amigo catalán le dijo que Heinrich Himmler se encontraba en Madrid asesorando a Franco en cuestiones de reorganización de las fuerzas del orden de la Falange. 

La última y única carta de Companys que recibió de él le dio a Carme Ballester “la razón de vivir” 

La entrega al gobierno del general Franco a cargo del policía español Pedro Urraca Rendueles a través de la frontera de Irún. Los veteranos vascos de Iparralde fueron a Hendaia y tuvieron oportunidad de ver a Companys esposado y custodiado por soldados alemanes con uniforme del SS y casco. Estaban ellos en la estación inermes sin poder hacer nada. Companys lucía mortalmentre pálido atado a la espalda por esposas o cuerda.Había sido interrogado largamente por la Gestapo en la cárcel de Paris, pero al parecer no le habían pegado pues no le dejado huellas físicas evidentes 

Trasladado a la Dirección General de Seguridad en Madrid, permaneció allí hasta el 3 de octubre de 1940, siendo pateado y  torturado. Desde ahí fue enviado al castillo de Montjuic, que servía de prisión. Allí fue juzgado en consejo de guerra el 14 de octubre. Como había sido juzgado en rebeldía en aplicación retroactiva de la Ley de Responsabilidades Políticas por un tribunal especial de Barcelona, sólo fue juzgado y sentenciado por “Adhesión a la rebelión militar”, en una jornada relámpago por un tribunal militar sumarísimo sin garantías. Tras un paréntesis que duró unas cuatro horas, fue sentenciado a morir fusilado. 

El dictador Franco dio el «enterado», sin leer siquiera la sentencia, y se sabe que ordenó su ejecución inmediata “sin publicidad”, por lo que el fusilamiento tuvo lugar al alba del día siguiente, 15 de octubre de 1940, en el foso de santa Eulalia del castillo de Montjuic. No quiso que se le pusiera una venda en los ojos y murió diciendo: «Per Catalunya!» («¡Por Cataluña!»).

 

El testamento político

“Perdono a todos a quienes haya podido agraviar. Si he de morir, moriré serenamente. No qeda tampoco en mí, ni una sombra de rencor. Daré a Dios las gracias,  d’un rancor. Daré gracias a Dios porque me halla procurado una muerte tan bella para mis ideales, Donaré gràcies a Déu de que m’hagi procurat una mort tan bella pels ideals. Ell ha volgut aquest destí, i li dec encara la gratitud d’aquesta placidesa i serenitat que m’omplen al pensar en la mort, que veig atansar-se sense temor. La meva petitesa no podia esperar una fi més digna. Per Catalunya i lo que representa de Pau, Justícia i Amor"

 

En 1943, Ángel Ossorio y Gallardo, el político y abogado que le había defendido tras los hechos de Asturias en octubre de 1934 escribió Vida y sacrificio de Companys

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