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● Conciencia de uno mismo, autogestión, conciencia social, habilidades relacionales y toma de decisiones responsables
Las clases presenciales ya son un hecho. Las aulas han vuelto a abrir sus puertas para retomar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, la pandemia ha creado nuevos desafíos más allá del reajuste de los planes pedagógicos de acuerdo al estadio de aprendizaje en que se encuentran los alumnos.
“Hoy, más que nunca, es esencial que los educadores podamos jerarquizar las dimensiones emocional, social, física y espiritual para que los alumnos logren un bienestar equilibrado dentro y fuera del aula”, indicó Natalia Tieso, Directora de Maple Bear Latam, red de colegios canadienses especializados en educación bilingüe.
En ese contexto, es importante recalcar el papel del juego en la educación de los niños pues permite que, desde muy temprana edad, sean conscientes de sí mismos, cariñosos, responsables y comprometidos con su aprendizaje para toda la vida. Es por ello que implementar rutinas de juego en el aula y en la metodología de enseñanza impactará positivamente en su desarrollo humano y familiar y dentro de su comunidad.
Maple Bear es una institución educativa canadiense con presencia en 30 países, 300 propietarios, 528 colegios y 41, 000 estudiantes
“Cuando un niño de preescolar hace una pizza con plastilina y la comparte con sus amigos, no solo está aplicando conceptos de aritmética y desarrollando habilidades motoras finas, sino que también está desarrollando el lenguaje social. Asimismo, cuando construye un barco con bloques Lego, el alumno está coordinando mano-ojo, patrones, secuenciación, resolución de problemas mientras que pone de manifiesto su creatividad y coopera con sus compañeros al compartir las piezas” menciona Tieso, quien además explica que, el aprendizaje social y emocional se presenta como una parte integral de la educación siendo, además, un proceso a través del cual los niños pueden desarrollar cinco habilidades vitales.
Centros de aprendizaje: una metodología para ir “más allá de las calificaciones”
Si bien, cada centro educativo tiene su propia metodología, la directora para Latam de los Colegios Maple Bear resalta el beneficio de los centros de aprendizaje utilizados en la metodología canadiense, ya que estos permiten poner al juego en el centro de la escena enfocando las actividades en los alumnos, como protagonistas, y son apropiadas para el desarrollo académico y de habilidades sociales en grupos pequeños. Estas actividades incluyen: el experimentar, interactuar, reflexionar, comunicar y se organizan en ejes transversales, es decir los alumnos aprenden en contextos reales, combinando pensamiento matemático, exploración y el uso del lenguaje de manera auténtica.
“Por ejemplo, al tratar la unidad de las abejas, un centro de aprendizaje de artes puede trabajar la motricidad fina, rasgando papel negro y pegando pequeñas tiras en algún dibujo de abejas, mientras que en el centro de ciencias se trabajan las habilidades lingüísticas de escucha y reflexión cuando la maestra les lee un libro que habla sobre las características principales de las abejas. Y un tercer centro podría estar trabajando matemáticas, clasificando de los insectos de plástico los dos tipos de abejas y contando cuántas abejas tienen de cada tipo. Y en un cuarto centro de teatro los alumnos estarían disfrazándose de abejas y jugando distintos roles” concluye Tieso.