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Muchos excombatientes estadounidenses en Vietnam aún recuerdan la voz de 'Hanói Hannah', la periodista de la radio norvietnamita que hasta la caída de Saigón hace 40 años les instaba incansablemente a volver a casa.
Esta periodista, cuyo verdadero nombre es Trinh Thi Ngo, era la más famosa de las decenas de reporteros encargados de desmoralizar a los soldados estadounidenses desde el Hanói comunista.
En las ondas de la Voz de Vietnam, su lectura de noticias estadounidenses sobre las manifestaciones contra la guerra se alternaban con canciones de Joan Baez y Bob Dylan, e incluso con el nombre de los militares muertos. "Nada es más confuso que recibir la orden de ir a la guerra para morir o quedar mutilado para toda la vida sin tener la menor idea de lo que ocurre", decía con una voz dulce y un inglés casi perfecto.
El 30 de abril de 1975, las predicciones de 'Hanói Hannah' se hicieron realidad con la entrada del ejército popular vietnamita en Saigón, conduciendo al final de la guerra.
La octogenaria mujer vive actualmente en Ciudad Ho Chi Minh, nombre que el régimen comunista dio a Saigón en homenaje a su líder. Allí, la periodista, cuyo estado de salud es frágil, rechaza conceder entrevistas.
"Ella ayudó a los soldados estadounidenses a comprender lo que pasaba y a expresar su sentido innato de la justicia y de la humanidad", asegura Tran Duc Nuoi, un exresponsable de la Voz de Vietnam. "Sus emisiones hicieron dudar a los soldados estadounidenses (...) A causa de la voz de 'Hanói Hannah', los soldados empezaron a oponerse a una guerra ilógica", asegura.
Algunos cuestionan, no obstante, el papel de 'Hanói Hannah' en la desmotivación de las tropas estadounidenses. Los soldados "sabían que solo era propaganda", analiza Carl Robinson, quien cubrió la guerra de Vietnam para la agencia estadounidense AP. Una propaganda también practicada por Estados Unidos, al lanzar miles de panfletos anticomunistas sobre el cielo de Vietnam.
- Papel propagandístico asumido -
Los reporteros de Vietnam del Norte asumían su papel de propagandistas frente a una prensa internacional que intentaba llevar a cabo una cobertura equilibrada.
"No podíamos soportar a estas personas que bombardeaban nuestro país. Era nuestro deber celebrar la victoria de nuestros soldados y de nuestro pueblo contra los invasores", defiende el célebre fotógrafo de guerra Dinh Quang Thanh, quien inmortalizó la entrada de los soldados comunistas en Saigón el 30 de abril de 1975.
Según las cifras oficiales vietnamitas, más de tres millones de civiles murieron durante la guerra, además de 2, 5 millones de soldados vietnamitas en ambos bandos, el comunista y el proestadounidense. Unos 200 corresponsales de guerra del Vietnam del Norte también murieron. Asimismo, más de 58.000 soldados de Estados Unidos perdieron la vida en Vietnam y otros muchos se suicidaron a su regreso a casa, según las cifras de las autoridades estadounidenses.
"No tenía tiempo para tener miedo. Solo pensaba en hacer mi trabajo, tomar las fotos para mostrar nuestra victoria", explica el fotógrafo Dinh Quang Thanh, de 80 años.
Las imágenes captadas por estos corresponsales fueron poco difundidas entonces en los países occidentales. "El problema es que las duras fotos captadas por los reporteros del 'otro campo' nunca llegaron a Occidente", explica el fotógrafo británico Tim Page, quien cubrió la guerra de Vietnam para la agencia UPI.
Las instantáneas que él y otros fotógrafos realizaron entonces jugaron un papel importante en el cambio de la opinión pública estadounidense. A pesar de la dimensión propagandística asumida, el fotógrafo británico, que acaba de organizar en Ciudad Ho Chi Minh una exposición sobre los reporteros de guerra de entonces, defiende que los reporteros del otro lado de la línea del frente merecían también contar con una mayor visibilidad.
En el Vietnam contemporáneo, los periodistas continúan sometidos a la propaganda. Todos los medios de comunicación están controlados por el Estado comunista, que gobierna el país con mano firme desde la reunificación en 1975. No obstante, los blogs y los medios de comunicación online representan una ventana abierta para aquellos que quieren escapar de la línea del partido, aunque suponga un riesgo en este país, en el que muchos blogueros están encarcelados.