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El 'Campamento de la Indignidad', el de Gdeim Izik, fue escenario para que gente organizada asesinara a once policías marroquíes y un miembro de Protección Civil. Estas fueron las víctimas, pero para el Frente Polisario y sus activistas, especialmente algún francés y español, no existen
Por fin, ayer comenzó el juicio por el asesinato de once policías marroquíes en el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik. Once servidores públicos del estado marroquí -gendarmes y un miembro de los servicios de Protección Civil- fueron asesinados el día 8 de Noviembre de 2010 en aquel paraje situado en las inmediaciones de la ciudad de El Aaiun, en el Sur de Marruecos.
Aquellos asesinatos casi fueron retransmitidos en directo puesto que de inmediato hubo imágenes en internet, empezando por las realizadas por los activistas pro-polisarios, decenas de vídeos de aquellos sucesos pueden verse aún hoy en Youtube. La crueldad de los autores de aquellas muertes se acerca mucho a la conducta que hoy observamos por parte de los terroristas del autodenominado Estado Islámico (DAESH) en Siria o Irak, con degollamientos de algunos de los miembros de las fuerzas del orden y la profanación de los cadáveres, lo que hace que aquellas conductas criminales sean más abyectas.
Ayer en la sala de Justicia de la Corte de Apelaciones de Rabat los familiares de los asesinados tuvieron que ver las grabaciones en las que sus hijos, hermanos, padres eran asesinados por miembros del aquel campamento de la indignidad, por activistas movilizados por una ideología asesina.
Quienes dirigían la respuesta a la actuación de las fuerzas del orden marroquíes -insisto que todo puede verse aún hoy en Internet- actuaron de forma organizada en una acción propia de milicias; incluso de entre quienes atacaron a policías jóvenes desarmados, podían verse individuos ataviados al modo de los uniformes de los milicianos del grupo ‘Frente Polisario’. En aquellos días, activistas de este movimiento independentista lograron -merced al seguidismo acrítico tradicional que los medios en España hacen de todo el arsenal ‘informativo’ polisario- hacer pasar las víctimas de un asesinato cometido por un enfermo mental en Casablanca, como si esas personas hubieran hallado la muerte a manos de las fuerzas policiales marroquíes en El Aaiun; incluso difundieron imágenes -que algunos medios de alcance nacional dijeron que eran una exclusiva- de niños y su madre víctimas de bombardeos israelíes en la Franja de Gaza, como víctimas de la acción policial marroquí. Casi todos los medios de comunicación españoles que se hicieron eco de tales noticias pidieron disculpas y reconocieron haber sido víctimas de una manipulación de los activistas polisarios.
En estos días la maquinaria ‘informativa’ de este movimiento, que opera desde territorio argelino con antenas en España, de nuevo, se ha puesto en marcha y, sorprendentemente, casi con el mismo éxito de entonces; la cosa es que hay periodistas españoles que manejan la teoría de que los once asesinatos no se produjeron, que no hay muertos y que las víctimas y sus familias son una especie de ‘constructo imaginario’. Días atrás me encontraba de pie en la Sala del Tribunal de Apelación de Rabat, junto al banco en el que se sentaban las viudas, los huérfanos, los padres y hermanos de los fallecidos. Una periodista española llegó a plantearme tal teoría, tal cual, como si lo que estuviera planteando fuera una minucia… me encontraba junto a las víctimas que aquella periodista negaba que existieran. Lo sorprendente, para mí, es que planteara tal cuestión sin que, en estos seis años, por lo visto, la informadora se preocupara de saber quiénes eran los familiares de los asesinados, cuya muerte ahora es lo que se va a juzgar. Invito al amable lector a que imagine la situación, la periodista tenía a las viudas, los huérfanos, los hermanos, los padres de los asesinados a menos de medio metro y tal teoría, la de la inexistencia de víctimas, se planteaba con una naturalidad pasmosa, sin una mínima comprobación, venía a negar la existencia de aquellos que estaban allí mordiéndose los labios, una vez más, al tener que revivir la muerte violenta de sus seres queridos.
El juicio que ha comenzado este lunes cuenta con el seguimiento de medio centenar largo de observadores internacionales llegados desde diferentes puntos del planeta, abogados, periodistas, activistas de derechos humanos, peritos judiciales, juristas, expertos en seguridad y terrorismo... y de todas las ideologías.
Estamos ante el inicio de un juicio penal, cuyas sesiones previas, han evidenciado una conducta absolutamente garantista para los detenidos, por parte del Alto Tribunal, hasta extremos que son difíciles observar en una Sala de Justicia en Europa.
Por más que el Frente Polisario con sus apoyos quiera negar la mayor -considerando éste un juicio contra presos políticos- estamos ante un juicio en el que se va a someter a examen la conducta de una serie de acusados a los que se les imputan diferentes delitos, entre otros, los de asesinato contra miembros de las fuerzas del orden.
Gdeim Izik sigue siendo hoy sinónimo de indignidad
La sesión de ayer, con un tribunal que permite conductas inadmisibles en cualquier tribunal europeo, y menos en un caso de tal gravedad, fue escenario nuevamente para que el abogado francés, Joseph Breham, se saltara las normas procesales mínimas y conveniadas entre Francia y Marruecos que obliga a los letrados a hablar en árabe durante el desarrollo de la vista oral. Las decenas de veces que ya tuvo que ser advertido en las eternas sesiones preliminares no parecen haber causado ningún efecto; ayer el consentido abogado francés, volvió a dar la espalda al tribunal, a gritar, a hacer aspavientos, eso sí en francés. Los propios abogados de la defensa de los acusados -ayer mismo- ya pasaban de él por su actitud absolutamente impresentable.
Una vez más pudimos ver la contradicción de los observadores de Izquierda Unida, que trasladan a través de sus cuentas de Facebook videos, hablando en el propio recinto del Tribunal de Justicia de la falta de derechos en el juicio, de vulneración de derechos fundamentales de libertad de expresión, cuando ellos mismos están pudiendo ver y decir lo que les da la gana; de lo que se desprende que Marruecos puede hacer el ejercicio que quiera de transparencia porque pase lo que pase, para los de siempre, la historia no tendrá matices y sólo podrá ser observada desde su dramática miopía. Estos que se hacen llamar activistas ni siquiera nombran a los once asesinados, ni a sus familias...simplemente ellos van a lo que van. En realidad tampoco les importa mucho la realidad.
En la declaración del segundo de los acusados que declararon ayer, Mohamed Bani se puso de manifiesto que confesó, ante el juez de instrucción y su propio abogado que "recibió instrucciones de otro de los procesados para atacar a las fuerzas del orden, cosa que habría ejecutado causando varios heridos entre sus miembros. Reconoció en aquella ocasión que había conducido un todo terreno y atropelló y aplastó a varios miembros de la fuerza pública hasta que su coche se paró por avería en el motor momento en que fue arrestado". Ayer en el juicio se desdijo de todo ello, aseguró que lo confesó todo ante la Policía Judicial porque fue objeto de torturas. Cuando se le preguntó el porqué dijo lo mismo después ante un juz de instrucción, firmando su declaración y estando presente su propio abogado, no logró dar una explicación.
El Tribunal no parece ser capaz de poner orden y concierto, los gritos de los abogados, enzarzados en discusiones absolutamente estériles con el presidente del tribunal, un fiscal que deja que todo el juego se desarrolle en un escenario en el que Marruecos quiere evidenciar su decidida voluntad de transparencia y de respeto a los derechos de los justiciables, cuando en realidad, quienes se ubican en este escenario desde sus sesgados prejuicios nunca alcanzarán a ver nada bueno de nuestro país vecino. Pase lo que pase, Marruecos, para ellos aparecerá como culpable, no habrá matices ni siquiera para respetar a las víctimas a las que el Frente Polisario y sus secuaces incluso niegan.
Que el Frente Polisario anda detrás de todo se evidencia cuando Mohamed Bani no reconoció al tribunal pidió ser juzgado en el Sahara y en aplicación de acuerdos internacionales del Frente Polisario, como si la realidad real no existiera.
La realidad del denominado ‘diferendo’ del Sáhara Occidental es algo sobre lo que trabaja la ONU mediante la Cuarta Comisión, pero lo que se va a celebrar en la Corte de Apelación de Rabat es un macrojuicio por una serie de graves conductas criminales tipificadas en el Derecho Penal del Reino de Marruecos. Quien suscribe tiene la sensación de que algunos de los abogados de los acusados parecen estar más pendientes de jugar los intereses propagandísticos del Frente Polisario que de ejecutar una defensa técnico-jurídica de sus defendidos que logre su absolución, en caso de inocencia, o la atenuación de la pena que pudiera corresponder en el caso de que sean declarados culpables. Tan es así que varios de los abogados que se ocupaban de las defensas de los acusados, ante tales comportamientos de sus compañeros letrados, han abandonado la causa exponiendo que su trabajo era la defensa de los detenidos por los hechos que estaban siendo acusados y no poner “en tela de juicio la soberanía del Reino de Marruecos sobre sus provincias del Sur”.
Los propios acusados han manifestado una conducta en la Sala de Justicia muy similar a la que observamos en la Audiencia Nacional de España cuando vemos un juicio contra etarras recalcitrantes, quienes gritan vivas a ETA. En este caso, entre sonrisas y aspavientos, gritaban ‘Sahara Libertad, Polisario vencerá’; los gritos de los acusados y sus familias eran respondidos por los de los familiares de los asesinados pidiendo que de una vez por todas se haga justicia a sus muertos, separados entre ellos por apenas unos metros de distancia.
Todo este asunto se vio hace tres años en la Corte Militar, pero una resolución de lo que sería el equivalente al Tribunal Supremo del Reino de España ordenó que se repitiera el juicio ya que, tras la reforma de la Constitución de Marruecos (2011), las conductas criminales dirigidas contra las fuerzas del orden deben ser juzgadas por un tribunal civil. En virtud de este fallo judicial nos encontramos de nuevo ante la vista oral del caso que ha venido en denominarse Gdeim Izik. Hoy siguiente sesión.
El Frente Polisario y sus 'antenas' llegan a negar la existencia de las víctimas