En medio de la guerra abierta con su hijo, Kiko Rivera, Isabel Pantoja ha decidido dar un golpe sobre la mesa. La tonadillera se ha visto obligada a pronunciarse sobre la filtración de un documento judicial en el que se denuncian supuestas irregularidades que rodearon la venta de Mi Gitana, la casa que compartió con Julián Muñoz, en 2015.

La cantante, que continúa refugiándose en Cantora debido al aluvión de informaciones que la bombardean desde que el Dj le hiciera la cruz, ha confiado en su representante, Juan Fernández Ramos, para aclarar la última polémica relacionada con la vivienda.

El representante de la artista explica en un comunicado al que ha tenido acceso ¡Hola! que Isabel Pantoja "no tuvo ni pudo tener participación" en la venta de dicho inmueble "dado que en esa fecha se encontraba cumpliendo una pena de prisión".

Por otro lado, cuenta que fue el hermano de la tonadillera, Agustín, quien se encargó de esta operación "pagando todas y cada una de las deudas que pesaban sobre dicha finca".

En el documento se niega, además, que existan paraísos fiscales de los cuales Isabel Pantoja pueda tener fondos de dicha venta. "Son falsas todas las manifestaciones sobre fondos o intereses en paraíso fiscal alguno, no teniendo nada que ver mis respresentados con la compradora de la finca", expone.

"Mis representados Doña Isabel Pantoja Martín y Panriver 56 se reservan cuantas acciones en defensa de su honor e intimidad le correspondan en la juridiscción judicial pertinenente", rezan las últimas líneas del comunicado.