Globedia.com

×
×

Error de autenticación

Ha habido un problema a la hora de conectarse a la red social. Por favor intentalo de nuevo

Si el problema persiste, nos lo puedes decir AQUÍ

×
cross

Suscribete para recibir las noticias más relevantes

×
Recibir alertas

¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Chema Gil escriba una noticia?

Matanza de Gdeim Izik: Asfari dice en el juicio que tiene 'poderes sobrenaturales' para justificar sus contradicciones

12/05/2017 13:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Enniima Asfari, considerado el jefe del Campamento de Gdeim Izik, en cuyo desmantelamiento fueron asesinados once miembros de las fuerzas del orden marroquí, asegura tener poderes sobrenaturales para justificar las contradicciones en su defensa. Más surrealismo en el proceso

 que

Cuando en la anterior crónica hablaba de que el 'surrealismo' se había adueñado de los abogados defensores de los 24 acusados por los crímenes de 'Gdeim Izik' creí que estaba describiendo una de las situaciones más estrambóticas, de las que he llegado a ver en decenas de juicios que he tenido que seguir como periodista. Recuerde el lector que las defensas de los acusados fueron quienes pidieron que declararan los policías que levantaron las actas de las investigaciones y cuando se iba a proceder a tomarles testimonio, inopinadamente, los mismos abogados que solicitaron su declaración, primero pidieron que no declararan bajo juramento y luego quisieron recursarlos como testigos, algo verdaderamente curioso cuando no estrambótico, como decía. La petición no fue admitida por el generoso Tribunal que se encarga del juicio. Lo ocurrido este jueves en la sala donde se celebra el juicio por la matanza de Gdeim Izik (en la que fueron asesinados once miembros de las fuerzas del orden y de Protección Civil marroquíes, dos de ellos degollados, cuando procedían al desmantelamiento del campamento de protesta) rozó los límites de lo inimaginable. La Sala llamó a declarar a dos hermanos vecinos de El Aaiun, como testigos de la defensa de Enniima Asfari. Hay que recordar que éste fue considerado como el principal dirigente de aquel campamento y que está acusado de organización criminal; así como de haber participado en la trama organizada para agredir hasta matar a los policías. A lo largo de todo el procedimiento, Asfari ha llegado a decir, en contra de lo que señalan las diligencias de investigación, que él no pudo estar en el Campamento el día 8 de noviembre de 2010, cuando se produjeron los hechos, porque había sido arrestado la tarde de de la víspera en una casa en El Aaiun. Aunque sobre este aspecto se han ido sucediendo diferentes declaraciones, del propio Asafri, llegando incluso a decir que no sabía en qué casa fue arrestado, según su versión de lo ocurrido.

Este jueves, con todo lujo de detalles, los dos hermanos, vecinos de El Aaiun, buenos amigos de Asfari y testigos de su defensa, dijeron que unos cincuenta agentes entraron al inmueble en el que viven varios miembros de la misma familia, que subieron al primer piso y que allí arrestaron a Asfari el día 7 de noviembre. El segundo de los testigos inició el relato de forma idéntica al primero; ambos hermanos declararon con un paralelismo digno de destacar. La cosa empezó a torcerse cuando uno de ellos dijo al Tribunal que los policías esposaron a Asfari y le colocaron una venda en los ojos y, de esta manera lo bajaron desde el primer piso de la vivienda hasta el coche policial en la puerta. El segundo testigo, en cambio discrepó del primero y dijo que, en realidad,  no le vendaron los ojos. Las contradicciones llevaron a un careo de Asfari con ambos hermanos tras la declaración de los mismos, con el fin de intentar aclarar la historia que estaban contando pues, además, resultaba que uno de ellos -el que afirmaba que no le vendaron los ojos-, en plena supuesta operación policial tuvo que salir a la calle para mover su coche ya que molestaba a la operativa de los “tres vehículos policiales” que estaban en el lugar y ya no volvió a entrar. Ninguno de los testigos pudo dar explicación -además- de cómo, las fuerzas de seguridad, ante un despliegue de cincuenta policías, a los que que describieron como hombres fornidos sólo llevaron tres vehículos policiales (dónde se metieron tantos policías o cómo eran en realidad los vehículos, cabría preguntarse); pero en realidad ésto es un detalle menor de las contradicciones observadas durante el interrogatorio en la Sala.

Los agentes que -según la versión del acusado y sus testigos de defensa- estaban en el primer piso realizando la detención eran unos pocos. Allí fue, según el testigo que permaneció en la vivienda todo el tiempo, donde vendaron los ojos y esposaron al acusado, lo que le impedía la visión, algo que también afirmó el propio Asfari. Éste Bajó el piso, salió a la calle y según contó en primera persona, con todo lujo de detalles, unos veinte o treinta policías y una gran cantidad de coches policiales le rodeaban; los agentes le bajaron la cabeza y le metieron en un vehículo azul. Ni qué decir tiene que todo su discurso -como es habitual en él- estuvo presidido por una retórica elaborada, casi con tintes poéticos, en unos momentos épicos y en otros casi metafísicos. En lo metafísico se detuvo el presidente del Tribunal cuando, extrañado por lo que había descrito Asfari -que se deleitaba en su discurso hasta casi parecer tocar el cielo- le preguntó: “y dígame Asfari, salvo que usted llevara una venda transparente en los ojos, si no veía nada desde que le pusieron la venda, ¿cómo recuerda tanto detalle en cuanto al número de policías, coches y el color de los mismos?” Eniima Asfari perdió fuelle y, por momentos parecía asumir que había sido 'pillado' por el propio Tribunal; no obstante se recuperó y le contó al Presidente de la Sala, ante sus abogados y ante las doscientas personas que había en la corte de justicia que “como hombre del desierto que es, acostumbrado a la vida dura, uno aprende a vivir a veces ciego" (describía las condiciones propias del desierto) y así -en palabras del acusado- desarrollan un poder anormal que les permite “ver con el resto de los sentidos”; en definitiva que Asfari vino a asegurar que tenia unos 'poderes' que le hacen tener la capacidad ver todo lo que hay y ocurre a su alrededor, hasta el más mínimo detalle,  aunque tenga los ojos vendados. Las miradas en ese momento de los miembros del Tribunal, el Fiscal, los abogados defensores, los de la defensa civil de las víctimas no daban crédito a que el acusado recurriera a mencionar poderes cuasi sobrenaturales para tratar de justificar las contradicciones de los testimonios con los que pretendía asegurar que él, quien fuera jefe del campamento de Gdeim Izik, no estaba allí el día de la matanza de los policías, que la víspera de los hechos ya había sido arrestado aunque, ni siquiera sus abogados hayan mostrado en el juicio ni una sola reseña, un simple registro o una diligencia sobre tal extremo. 

 

A la izquierda el abogado español, Lorenzo Peñas, del Colegio de Abogados de Murcia, en la Sala habla con un abogado del Colegio de París.

En el juicio se han visto más contradicciones y fueron puestas de manifiesto ante la Sala por los abogados que representan a las víctimas; una muy llamativa se reflejaba en el escrito del recurso de Casación, presentado tras la sentencia del Tribunal Militar y que sirvió de base para esta nueva vista en el ámbito civil. En ese escrito redactado por el abogado y firmado personalmente por Asfari, éste explicaba que él no pudo estar el día 8 de Noviembre en el escenario del crimen porque había sido arrestado, la tarde de antes, en la casa de otro de los acusados -Toubali- respecto del que también se han manifestado dudas de si el 7 por la noche estuvo todo el tiempo en su casa tras salir del hospital, aunque un testigo -con poca contundencia y contradicciones en su declaración- dijo que lo vio a las 7 de la mañana en la vivienda, sin que mencionara que estuviera allí Asfari. Lo cierto es que durante la instrucción de la causa, el principal dirigente del Campamento no recordó en ninguna de sus declaraciones en qué casa habría sido detenido el día 7; luego resultó -siempre según su versión- que estaba en la casa de otro de los acusados que, para defenderse, utiliza el mismo argumento y, finalmente, en este nuevo juicio aparecen dos testigos que afirman -contradiciéndose en los detalles de sus respectivas declaraciones- que Asfari fue arrestado en la vivienda en la que ellos -sus íntimos amigos- residen. El abogado del acusado explicó que el nombre de Toubali apareció en el escrito del Recurso de Casación por un error suyo en la redacción, no obstante no se señaló que se hubiera tratado de arreglar el supuesto error con algún escrito de aclaración, reforma o corrección de error material. Uno de los abogados que ostentan la representación civil de las víctimas, grupo de letrados internacionales entre los que se encuentra el abogado español, Lorenzo Peñas, del Colegio de Abogados de Murcia, con un tono que reflejaba toda la estupefacción de lo escuchado durante la mañana le preguntó a Asfari directamente "¿Cuándo ha dicho usted la verdad, en las declaraciones, a su abogado, o esta mañana en el juicio?".

Asfari que, según su testimonio, iba con los ojos vendados en su arresto describió en cambio hasta el color de los coches gracias a los "poderes sensoriales de los hombres del desierto"

El dirigente del Campamento de Gdeim Izik volvió a sacar la cuestión de que fue sometido a torturas y que como consecuencia de las mismas es por lo que reconoció en sus declaraciones ante la Policía y ante los jueces los hechos que se le imputan. Según consta en las investigaciones, Asfari reconoció que “las armas blancas encontradas en su poder eran suyas, facilitó la lista de las personas que estaban bajo su mando y confirmó que su misión era resistir a toda intervención de las fuerzas públicas llegando a matar y torturar a los miembros de estas fuerzas, destruir equipamientos utilizando para ello botellas de ácido nítrico y bombonas”. En las mismas declaraciones confesó, según las diligencias, que “había tenido junto con sus hombres un papel importante en la planificación del éxodo de varias familias de El Aaiun y su instalación en el campamento, admitiendo -además- que fue él quien reunió en el extranjero los fondos necesarios para financiar toda la operación”. La cuestión de las torturas no lo denunció ni siquiera ante el juez instructor donde firmó su declaración en presencia del abogado que le asistía, ni el propio abogado lo puso de manifiesto y lo mismo sucedió con el resto de los acusados.

Ciertamente, el relato de defensa de Asfari quedó ayer gravemente debilitado y más cuando el pasado miércoles un testigo declaró que “horas antes de la intervención policial (se produjo al amanecer del día 8) Asfari lanzaba discursos en el campamento llamando a la resistencia violenta, a vencer o morir frente a las fuerzas policiales marroquíes". El mismo testigo describió como varios de los acusados, también Asfari, en la jaima de la administración del campamento repartieron todo tipo de armas y elementos con los que atacar a las fuerzas del orden. Un testigo que, además, describió como otros de los acusados -con nombre y apellidos- arrollaron con vehículos todo terreno llegando a matar y herir a varios agentes del orden. Los abogados de la defensa, ante la contundencia de los hechos que describía el testigo se empeñaron en que describiera a cada uno de los que él mencionaba en su relato. El Tribunal, sin mencionar ninguno de los nombres, en una maniobra sorprendente, sacó de la pecera a los acusados, los puso agrupados de forma desordenada, y de la misma manera contundente el testigo se fue acercando hasta los individuos que había señalado en su declaración. Respecto de otros tan sólo dijo que los veía por el campamento pero -añadió- "no les vi hacer nada y nada tenía que decir sobre ellos".

El Tribunal ordenó de nuevo que los acusados volvieran a la zona de seguridad reservada para su presencia durante el juicio y comenzó a practicar un careo entre el testigo y los mencionados por él en su relato de hechos. El testigo no flaqueó en ningún momento. Fue confirmando cada uno de los hechos criminales que describió en su declaración inicial ante el Tribunal.

La tarde del jueves fue especialmente dolorosa por, entre otros motivos, la declaración de una persona del grupo de víctimas que resultaron heridas que describió todas las circunstancias en las que él y otros compañeros fueron heridos o asesinados. Después de 7 años las víctimas de Gdeim Izik, los asesinados, los heridos, los mutilados empiezan a tener voz en la Sala de Justicia aunque tengan que soportar en cada sesión los gritos reivindicativos de un grupo de acusados que con su conducta más parecen desear que el juicio se torne en un asunto político que en defenderse de las graves acusaciones de conformar un grupo criminal implicado en el asesinato de once personas.

Mientras un testigo señala que Asfari estaba en el campamento repartiendo armas, el acusado dice que él fue detenido un día antes, aunque con graves contradicciones en su testimonio


Sobre esta noticia

Autor:
Chema Gil (195 noticias)
Visitas:
7461
Tipo:
Reportaje
Licencia:
Distribución gratuita
¿Problemas con esta noticia?
×
Denunciar esta noticia por

Denunciar

Comentarios

Aún no hay comentarios en esta noticia.