Nuestra sociedad se muere, eso sería el mejor titular para este artículo. ¿Por qué? Cuando un futbolista, influencer o personaje de la prensa rosa gana más que un científico, médico o maestro, algo falla en nuestro sistema. Cuando apartamos a nuestros ancianos en vez de escucharlos y cuidarlos, algo estamos haciendo mal. Cuando prevalece el egoísmo y nuestros políticos, religiosos y militares juegan al sálvese quien pueda, se convierte en la prueba latente de que la sociedad agoniza.

Desde tiempos inmemoriales, las tribus eran aconsejadas por sus ancianos y no apartados por la sociedad. Eran los sabios del poblado porque habían vivido y experimentado más que los demás. La vida les había enseñado a base de cometer errores y sufrir sus consecuencias y esa sabiduría la compartían para corregir cualquier comportamiento que pudiera poner en peligro al resto de los habitantes de la aldea. Hoy es todo lo contrario, se les aparta y aísla como si fueran apestados y tomamos como ejemplo a personas cuyo único valor es darle patadas a un balón, hacerse  “selfies”  o cantar. La soledad y el aislamiento es su castigo por habernos cuidado cuando éramos pequeños, por haber luchado contra viento y marea por darnos un futuro. Esta sociedad muere y nos quedamos observando como lo hace.

Nuestros médicos, han pasado de ser los chamanes adorados a los esclavos del siglo XXI y mientras ellos luchan contra la mayor pandemia desde la peste negra, nosotros nos dedicamos a tratar de burlar las normas para hacer unas peligrosas fiestas que van más allá de gilipollez. Mientras ellos suplican que actuemos con la cordura necesaria para no morir, nos pasamos por el forro de los pantalones las distancias sociales, alegando estrés pandémico. 

Tal vez sea justo desaparecer como sociedad

Nuestros maestros, los sabios de aquellas culturas en las que supuestamente se basa nuestra modernidad, se han convertido en unos peleles en manos de nuestros pequeños monstruos malcriados y de sus padres.

Alguien nos dijo que después de esta pandemia nuestra sociedad saldría reforzada y lamento decir, justo lo contrario. Nuestra sociedad se muere al mismo ritmo que se expande este maldito virus que nos ha hecho ver la realidad. Somos una sociedad decadente, egoísta, movida por el interés económico, la envidia la hipocresía y el ansia de poder.

Tal vez sea justo desaparecer como sociedad ¿Que opina usted?