¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Construyendouna escriba una noticia?
Ya llevabas tiempo en que mamabas muy de vez en cuando, a veces porque te hacía gracia, otras porque querías sentir mi contacto más allá del de tenerte en mis brazos y comerte a besos y otras simplemente porque tus hermanos lo hacían y tú no ibas a ser menos. Pero aquellas veces empezaron a ser esporádicas, primero cada semana, luego cada dos semanas, después una vez al mes y terminaron por espaciarse hasta no recordar la vez anterior.
No sé cuando sucedió exactamente, pero sí recuerdo cuando me di cuenta: Estábamos de vacaciones en Mayo cuando de pronto viste a tu amiga (de tu misma edad) y a Pequeñín mamar y me pediste teta. Debió de salirte un chorro y pusiste cara de asco y yo supe que se acercaba el final.
Esa cara ha vuelto a aparecer dos veces más desde entonces, una cuando volviste a mamar y otra cuando entre Pequeñín y Canija se pasaban un bibe de leche de mamá y tú pediste tomar un poco. Al probarla volvió a darte asco (de esto hace 1 mes) y desde entonces ya decidiste que nunca más, aunque tocarme las tetillas sigue gustándote un montón.
El destete natural sucede entre los 2 y los 6 años, el tuyo ha sido a los 5 años. Me enorgullece pensar todo lo que hemos pasado y afrontado juntas, sobre todo la agitación del amamantamiento, el destete sin elección cuando tuve riesgo de parto prematuro con Canija y alguna que otra crisis sin importancia.
Tú me enseñaste qué se sentía al alimentarte e hiciste que naciera en mí una inquietud sobre todo lo relacionado con la lactancia materna que hace que cada día quiera aprender más y más.
Así que ha llegado el momento de decir que ya hemos aparcado el Tritándem para dejar paso al tándem de los dos pequeños de la casa, como antes compartisteis tu hermano y tú.
Y aunque muchos han opinado de nuestra lactancia, para bien o para mal, los habrá que nos hayan criticado y otros que nos hayan alabado, pero sin embargo a mí me queda lo que tú y yo hemos compartido. Y ha sido mucho, joder que si ha sido mucho. Y no siento pena, porque sabía que este momento llegaría, ni tampoco siento alivio porque he disfrutado mucho amamantándote, lo que siento es felicidad, por haber encontrado nuestro equilibrio, por haber disfrutado tantísimo tiempo y porque ha sido algo progresivo y natural que juntas hemos decidido.
Cada camino que emprendamos juntas estaremos siempre juntas, desde el principio hasta el final.
Gracias mi niña, mi princesa, mi Bichito. Te quiero.