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De la galaxia Gutenberg de Marshall McLuhan, hemos pasado a los nuevos heraldos del guasap, en un abrir y cerrar de ojos, tiempo suficiente para convertir a los ciudadanos de a pie en periodistas familiares
La galaxia Marconi, ha sido superada ampliamente por el fenómeno del guasap, que permite la creación de grupos y círculos de mensajería inmediata, que desbordan a los medios de comunicación hasta ahora conocidos.
Los Mass Media, se habían convertido en una forma de espectáculo que hoy se diviniza en forma de reality show fashion, que se intenta repetir en cada uno de esos odiosos aparatos que llevan en la mano millones de alienados ciudadanos, que pretenden descubrir el artista que llevan dentro, vomitando sus creatividades en las redes sociales.
Las tribus urbanas, encuentran en el guasap un medio maravilloso de dar rienda suelta a sus excentricidades, a la vez que inundan los medios de genialidades que superan la ciencia ficción.
Esta banda de descerebrados que ignoran el pensamiento y la clarividencia de McLuhan, al tiempo que ignoran otras tantas cuestiones básicas, se desparraman por las redes como los nuevos heraldos de la modernidad en decadencia, en pleno Antropoceno.
Ignoran que las personas se han convertido en mercancías, mientras son desbordados por el pensamiento utilitario, ese que les conduce a ser pasto de sus propias vanidades, en un mundo en el que todo vale con tal de ganar un segundo de gloria, bien sea en las redes o en la pantalla del televisor.
El guasap y si es en grupo mejor, se ha convertido en el instrumento de comunicación por excelencia, en el que se desarrolla el arte en forma de copia y manda, envía y recibe, contesta con un emoticón y te quedas tan ancho, pero que no sustituye la mediocridad del autor o autora cuando le llega el cuerpo a cuerpo inevitable, cuando le llega la hora de la verdad incuestionable de demostrar lo que realmente vale.
Los medios como los conocimientos, no son una cuestión de cantidad, sino de calidad
Así que anímense, mis queridos lectores, que no me he marchado y pienso seguir ejerciendo de conciencia crítica, de esta sociedad mediocre y decadente, que cada día más se esconde detrás de sus dispositivos móviles, intentando demostrar que son más inteligentes de lo que realmente son, en vez de usarlos para conocer más y mejor a sus semejantes y su propia historia.
Ya sé que Donald Trump es un imbécil que ha llegado a ser presidente, pero eso no le da pie a nadie para pensar que el mundo es de los imbéciles, lejos de ello debe invitar a reflexionar porqué se cae en esas estupideces y no aceptarlo como una decisión divina o como un acierto de una sociedad cada día más mediocre y utilitaria, que llega a creer que Trump es un hombre normal que vive en el mejor de los países del mundo.
Lo lamentable es que el señor Trump ha llegado a donde ha llegado, gracias a todos aquellos que no apartan sus caras de las pantallas de sus dispositivos móviles y de sus televisores y que por cierto no son la mayoría…por suerte.
Pero son los que deciden.
Lo dicho, siga usted con su heraldo particular, con sus grupos de guasap o telegram, inunde las redes sociales con sus maravillosos mensajes y sus geniales ideas, en un futuro inmediato, llegarán los androides a los que educaremos a nuestro antojo para que cuenten cosas increíbles a nuestros amigos y vecinos. Cómo vamos a disfrutar viendo sus bocas totalmente abiertas, atónitos ante nuestra genialidad.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro