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HealthDay News.- Una nueva investigación italiana ofrece un consejo a los pacientes de presión arterial alta: la próxima vez que se tome la presión arterial, apague el teléfono celular.
La razón es que responder a una llamada por el celular durante una lectura podría provocar un aumento temporal pero significativo de la presión arterial, haciendo que los resultados sean imprecisos y engañosos.
‘El teléfono celular ha irrumpido en nuestras vidas cotidianas y con frecuencia es una herramienta indispensable de comunicación para las relaciones comerciales y sociales’, aseguró el autor del estudio, el Dr. Giuseppe Crippa, director de la unidad de hipertensión del Hospital Guglielmo da Saliceto en Piacenza, Italia. ‘[Ahora] sabemos que el campo de radiofrecuencia generado por los teléfonos celulares no afectan la presión arterial y no deberían aumentar la presión arterial en las personas que sufren de hipertensión.
‘¿Pero qué sucede con el efecto del ruido generado por el timbre del teléfono y la intromisión en nuestras vidas de una conversación telefónica no planificada?’, preguntó Crippa. ‘En nuestro estudio, demostramos que la presión arterial, sobre todo la presión arterial sistólica, aumenta rápida y significativamente en esa situación’.
Los autores del estudio señalaron que uno de cada tres estadounidenses (y mil millones de personas en todo el mundo) se enfrentan a la hipertensión en este momento.
A los que luchan por mantener su hipertensión bajo control con frecuencia se les indica que acudan a lecturas rutinarias tomadas por un profesional de la atención de la salud, o que utilicen uno de los muchos sets de monitorización en casa que dan a los pacientes la opción de tomar sus propias lecturas de forma regular.
Para explorar la pregunta de cómo los teléfonos celulares podrían afectar esas lecturas, los autores se enfocaron en 49 mujeres italianas, con una edad promedio de 53 años, que tomaban fármacos para controlar la hipertensión.
Tras hablar sobre sus hábitos generales de uso del teléfono celular, todas se sometieron a dos conjuntos de lecturas múltiples de la presión arterial. Cada conjunto registró seis lecturas con intervalos de un minuto. Todas las lecturas se llevaron a cabo en el consultorio, donde se dejó a las pacientes solas (en lo que los investigadores describieron como un ambiente ‘cómodo’) tras la primera lectura.
Durante una de las dos lecturas, un investigador desactivó la función de identificación de la llamada y llamó anónimamente tres veces el teléfono celular de cada paciente. Se consideró que la respuesta de una paciente a al menos una llamada era suficiente para los fines de evaluación.
El resultado: al comparar las lecturas tomadas con y sin las llamadas entrantes, el equipo halló que la presión arterial sistólica (la cifra superior en una lectura de la presión arterial, que indica la presión arterial cuando el corazón se contrae) de las pacientes aumentaba ‘significativamente’ siempre que contestaban sus teléfonos.
Pero las pacientes que habían indicado un uso rutinario relativamente frecuente del teléfono celular (30 o más llamadas al día) experimentaron un aumento menos marcado en la presión arterial sistólica durante las llamadas entrantes. Dado que las usuarias frecuentes tendían a ser más jóvenes, el equipo teorizó que un mayor nivel de comodidad con el teléfono celular entre los pacientes más jóvenes podría protegerles de la dinámica del celular.
Las llamadas entrantes no tuvieron ningún impacto sobre la presión arterial diastólica (la cifra inferior en una lectura, que indica la presión arterial mientras el corazón descansa) de las pacientes, y cuando el celular sonaba las tasas cardiacas totales de las pacientes no cambiaron.
El equipo concluyó que se debe aconsejar a los pacientes que apaguen sus celulares siempre y en cualquier lugar en que se hagan una lectura de la presión arterial, para asegurar su precisión.
Fuente: MedlinePlus/ HealthDay News