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MOCA (R. Dominicana).- ''Que descanse en paz nuestra carretera'' se les escuchó decir a decenas de moradores que participaron en la misa oficiada como parte del novenario por la muerte simbólica de la carretera La Soledad-Zafarraya, en el municipio de Moca, provincia Espaillat.
La carretera está muerta, como bien escribiera en su obra La mujer, el ilustre Juan Bosch. Pero este deceso, los moradores lo atribuyen al olvido en que los ha sumido el Gobierno.
Oficiada este miércoles por el sacerdote Rogelio Cruz, la misa, que un imponente aguacero en la zona no pudo detener, concentró a creyentes que, sin embargo, no parecen creer en las promesas que se han convertido en sedimento y fango en esta vía.
''El Presidente vino y comprometió a uno de sus funcionarios con el inicio de la carretera. Una vez más, se demuestra que no le hacen caso y que él tampoco tiene palabra, que hablan por hablar y que son mentirosos'', dijo con efusión el padre Rogelio.
La comunidad de Zafarraya, que une a La Soledad por la misma vía, es una de las más productivas de la región por sus grandes aportes al sector ganadero y porcino. Es además una gran productora de pollo y huevo.
Sostienen los moradores que el maltrato que reciben no corresponde a su laboriosidad y dicen desconocer el destino de los fondos supuestamente entregados al ingeniero Hipólito Peralta, encargado de la obra.
El sacerdote Rogelio Cruz duda que esos recursos hayan llegado a manos del ingeniero. Pero si los recibió, con tantas deudas que tenía acumuladas por el alegado incumplimiento del gobierno, ''se desapareció por tres meses y si te vi, no me acuerdo'', indicó Rogelio.
''Esta comunidad se viste de duelo y al mismo tiempo se regocija porque aunque hemos sido engañados, sabemos que nos van a escuchar'', dice Miguelina Hernández, residente en La Soledad.
La deteriorada vía, cuya construcción fue prometida en agosto del 2005 por el presidente Leonel Fernández, tiene una extensión 8 kilómetros. Los habitantes temen también por los derrumbes que afectan varios tramos de la vía reclamada, que han consumido el terreno, poniendo en peligro algunas viviendas y la escuela de la comunidad, ubicada a pocos metros del terreno socavado.
Tras el anuncio de que los moradores llevarían a cabo esta manifestación pacífica, fue enviado por el ingeniero Peralta un equipo pesado, con el cual esparcieron material en la carretera, pero tras la lluvia caída todo se convirtió en lagunas.