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Por: Daniel Paez
Siempre he escuchado nuestra gran problemática acerca de las pobres condiciones de pago a que los músicos son sometidos tanto en Dominicana, Puerto Rico como en territorio continental estadounidense, que, observo, son peores cada día. Muchos colegas se han acercado a mí directamente, por correo electrónico o mensajes personales en Facebook, para hablarme sobre la misma situación. Desde mi punto de vista no podemos echarle la culpa solo a los líderes, manager, o personas encargadas del pago por una razón vital: El músico nuestro nunca ha querido unirse y cuando alguien ha tratado de sacar la cabeza por sus derechos son los mismos compañeros los que se convierten en tus propios enemigos, detractores y difamadores. Esa distorsión se da porque de manera increíble los músicos ven en la persona que los quiere defender el peligro de perder sus puestos, y para ellos sus trabajos valen más que su propia dignidad humana. Eso lo viví en carne propia al mirar como todos me clavaron el puñal cuando los jefes le pusieron dos opciones sobre sus reclamos, quedé como el traidor y fui sacado de manera baja de varios grupos.
Conozco de las condiciones vergonzosas en que muchos grupos vienen a trabajar a Nueva York, es pura miseria lo que reciben, pero si no aceptan esas condiciones salariales pierden sus trabajos.
Se de músicos que han grabado innumerables producciones para sus líderes y estos no les pagan con el alegato de que lo hacen como medida de promocionar el grupo y eso es inversión necesaria para preservar sus trabajos. Si observan cuidadosamente pocos músicos logran un pago aceptable, digo así porque realmente se paga poco tomando en cuenta lo que cobran los dueños por sus presentaciones y lo relacionado con la calidad que se exige al instrumentista. También se acumulan trabajos sin pagar, y poco a poco el músico los va dejando así para no perder sus ingresos regulares, porque existen dueños de grupos que les exigen a sus subordinados medidas donde solo ellos salen beneficiados, y solo les dejan dos opciones, aceptarlas o ser despedidos. Músicos han dejado su salud, se han enfermado y sus jefes se niegan a darles sus prestaciones laborales, a sabiendas de que si renuncian pierden sus derechos, les obligan a seguir tocando aun siendo ya personas que llegan o sobrepasan los 60 años. Músicos que han laborado en programas de televisión por años y si se van lo pierden todo, pero de quedarse será bajo las condiciones de los dueños. Lo penoso de todo, reitero, es que el músico es su propio enemigo, no tiene hábito de darse a respetar como ser humano antes que todo... Los músicos deben crear conciencia de que son seres humano primero que todo, que tienen sus derechos como cualquier otro trabajador, sin importar profesión, que para poder exigir debe estar bien preparado y que al estarlo tiene el derecho a conocer y pedir mejorar sus condiciones de trabajo. En un país como el nuestro, donde no hay respeto para los profesionales, es muy poco lo que se puede hacer, solo con la unidad se podría lograr algo. Pero dentro de esa lucha hay que tener mucho cuidado en cómo hacer las exigencias, para no caer en falsas valoraciones de uno mismo. Por ejemplo, si llaman a un músico de prestigio internacional a un trabajo, y me llaman también a mí para ser parte de la sesión, la figura de fuera puede que cobre hasta tres veces lo que me pagarían, y eso es aceptable. Resulta que en todo el mundo el nombre se paga, ahí no hay razones para exigir. Situaciones de ese tipo las vemos en los deportes, por ejemplo, donde algunos peloteros ganan 20 veces más que otros, basquetbolistas, futbolistas, también en el cine, que mientras unos devengan sumas millonarias por película, otros participan por unos chelitos... Todas las profesiones funcionan basadas en el mercadeo de los nombres que han adquirido relevancias, y está demás decirlo, son realmente súper bien preparados. Antes de pelear la batalla por sus derechos se debe estar consciente de esa parte del comercio del arte y cualquier profesión. El músico por sobre todo tipo de trabajo sin importar el grupo debe estar consciente de que para pelear por sus derechos debe estar dispuesto a perder su trabajo o preservarlo, y ganarse el respeto o el desprecio de sus propios compañeros. Estamos envueltos en una guerra despiadada para desplazarnos y nos hemos ido convirtiendo en guerreros sin ejército, cada uno usando la forma que mejor le parezca con tal de quitar al otro del medio. Recuerdo, hace apenas uno dos años cuando una orquesta vino a Nueva York y los alojaron en una casa en Long Island y pasaron las de Caín como decimos y un líder nuestro conmovido por la situación los llevó de nuevo a sus casas en dominicana cubriendo los gastos de todos. ¿Qué pasó un par de meses después?, regresaron a Nueva York los mismos músicos con el mismo líder que los había ultrajado y humillado, dejo la pregunta en el aire: ¿Quién es el culpable realmente?
De los musicos me duele en el alma ver a tantos seres humanos grandiosos e íntegros, pasar tantas penurias por reclamar lo justo, hemos sido una de las clases sociales más abusadas y difamadas, también estoy consciente que hemos tenido una gran culpa, nuestro comportamiento ha dejado huellas muy vergonzosas. El guerrero debe estar firme y consciente del por qué va a la batalla y la finalidad, es para su renacer como el ave de Fénix y poder encontrarle sentido y valor a nuestra existencia. Te amo hermano, si no despiertas el anhelo de ser valorado nunca llegará.