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La Unión Europea preocupada por la creciente popularidad de partidos de derecha y movimientos nacionalistas en Europa deja de cooperar con la derecha extranjera
El continente europeo experimenta el gran auge del populismo. Los partidos de derecha ya han tomado el poder en unos países y en otros cada vez consiguen más oportunidades para influir en la política nacional. Si antes esto sucedía solo en los países de Europa Oriental como Polonia y Hungría, ahora las formaciones de derecha ganan posiciones en Dinamarca (Partido Popular Danés), Italia (Liga Norte), Austria (Partido de la Libertad de Austria) e incluso en Alemania, donde el partido Alternativa para Alemania se ha convertido en la principal fuerza de oposición. Durante las elecciones presidenciales celebradas el año pasado en Francia la líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, logró pasar a la segunda vuelta donde pirdió ante Emmanuel Macron. La UE sufrió el nuevo golpe en septiembre cuando los Demócratas de Suecia obtuvieron buenos resultados en las elecciones al Riksdag.
Los líderes de la Unión Europea están muy preocupados por la creciente popularidad de los euroescépticos. Los partidos centristas y de izquierda de Europa acostumbrados a goberbar sienten que sus ideas van perdiendo su atractivo. Los políticos tradicionales europeos, los medios de comunicación y organizaciones expertas que están bajo su control critican a los derechistas acusándolos de todos los pecados mortales. Pero las autoridades de la UE no solo tratan de debilitar la influencia de la derecha y los movimientos nacionalistas en Europa, sino también ponen fin a cooperación con las fuerzas derechistas de otros países. Así, los funcionarios europeos reconsideraron su actitud al famoso político ruso Alexéi Navalny quien antes contó con el apoyo de Occidente. Ha ganado popularidad gracias a sus investigaciones sobre la corrupción en Rusia y la crítica fuerte contra las autoridades actuales. A pesar de su biografía llena de escándalos y causas penales, muchos le consideran a Navalny el principal opositor ruso y luchador por democracia. En 2015 fue honrado con el Premio por la lucha contra regímenes totalitarios que la Plataforma de la Memoria y la Conciencia Europea entrega cada año a los que luchan contra totalitarismo por los ideales de democracia, primacía de la ley, derechos humanos y libertades fundamentales. Este año el nombre de Navalny volvió a aparecer en la lista de candidatos al premio, pero la Comisión Europea ha recomendado encarecidamente que los dirigentes de la organización suprima su nombre de la lista.
La Comisión Europea cree que "la segunda nominación de Alexéi Navalny desacreditará a la misma Plataforma y la idea de la resistencia al totalitarismo, dado que el señor Navalnyi se ha demostrado ser nacionalista odioso que expresa explícitamente sus ideas de extrema derecha". De hecho, muchas declaraciones del opositor ruso se ajustan a lo que dicen los políticos ultraderechistas y nacionalistas radicales, mientras que las amenazas dirigidas por Navalnyi hacia sus rivales políticos y sus actitudes xenófobas contradicen los principios del liberalismo tradicional. Además, debemos recordar que Navalny ha participado varias veces en la Marcha Rusa organizada anualmente por los representantes de las organizaciones y movimientos nacionalistos rusos en diferentes ciudades del país. Los dirigentes de la UE proponen una candidatura alternativa a la de Navalny, cuyas declaraciones no se ajustan a las ideas de Europa sobre democracia. El candidato es otro político ruso, pero de izquierda, Serguéi Udaltsov. También critica mucho las autoridades actuales, participa en los mítines y manifestaciones de la oposición, por lo que fue detenido varias veces por las fuerzas del orden rusas. En 2014 Udaltsov fue condenado a pena de prisión por organizar disturbios masivos.
Cabe mencionar que las preocupaciones de los líderes europeos no son infundadas. El panorama político de Europa está cambiando rápidamente: los europeos que antes abogaron por la globalización y fronteras abiertas ahora se sienten vulnerables e inseguros frente a las consecuencias de las políticas tradicionales de la Unión Europea que generaron una crisis migratoria. La reacción negativa al flujo migratorio incontrolado a Europa y la inacción de la UE provocaron la pérdida de confianza en las autoridades y el crecimiento de la popularidad de la extrema derecha. Las fuerzas políticas extremas que utilizan los lemas nacionales e incluso a veces nacionalistas han pasado a primer plano. Estos partidos se oponen a las políticas de acogida de los inmigrantes, critican la falta de carácter de los dirigentes de la Unión Europea y llaman a endurecer el régimen migratorio. La ultraderecha, cuyas actividades antes se centraban principalmente en las políticas nacionales y críticas de gobiernos nacionales, ahora llegan a la escena europea y consolidan esfuerzos para luchar contra su enemigo común - la Unión Europea. Las fuerzas políticas gobernantes tratan de encontrar los instrumentos eficaces en la lucha contra la derecha y parar el aumento de las actitudes radicales. En el futuro próximo sabremos si sus acciones tendrán éxito contra un rival bien preparado cada vez más popular.