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Pakistán ejecutó este martes a siete insurgentes condenados a muerte, elevando a 16 el número de ejecuciones desde el levantamiento en diciembre de la moratoria de la pena capital, decidida tras la masacre talibán en una escuela de Peshawar.
Estas nuevas ejecuciones tuvieron lugar durante la visita al país del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, para reforzar la cooperación bilateral en materia de seguridad.
Pakistán levantó a mediados de diciembre su moratoria sobre la pena de muerte, en vigor desde 2008, para los casos de terrorismo tras el ataque de los talibanes contra una escuela de Peshawar (noroeste), que dejó 150 muertos, entre ellos 134 niños.
Hasta ahora, se había ejecutado a nueve personas, a las que este martes se sumaron dos por su papel en una tentativa de asesinato del expresidente Pervez Musharraf (1999-2008), tres por actos de violencia sectaria, uno por un ataque contra el consulado estadounidense de Karachi (sur) en 2003 y un último por el asesinato de un abogado.
Según Amnistía Internacional, 8.000 condenados a muerte se hallan en las prisiones paquistaníes. Las autoridades prevén ejecutar a 500 de ellos, sentenciados por tribunales antiterroristas.
La reanudación de las ejecuciones ha sido deplorada por la Unión Europea y por grupos defensores de los derechos humanos.