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La última ejecución del condenado Locket en Oklahoma es una gran preocupación para el mundo, el reo sufrió una penalidad triple o cuadruple como en muchos países del mundo. Hay que romper el silencio ¿Cómo?
La práctica de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes está clara e inequívocamente prohibida por las normas internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Tratados internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional por los Derechos Civiles y Políticos, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la Carta Árabe de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos o la Convención de Naciones Unidas contra la tortura, entre otros, prohíben el uso de la tortura, pero sin embrago, no prohíben la aplicación de la pena de muerte, tal es el caso de España y Marruecos con el problema de la valla de Melilla y las entregas de inmigrantes ilegales en caliente a los gendarmes marroquíes para que los lleven derechos a los torturadores reales.
A pesar de la clara prohibición de la tortura, Amnistía Internacional registra habitualmente casos de personas condenadas a muerte o ejecutadas tras haber sido declaradas culpables sobre la base de “confesiones” obtenidas con tortura. Especialmente preocupante es la tortura bajo custodia, que es práctica generalizada en la mayoría de las regiones del mundo. Amnistía tiene noticia de casos de personas condenadas a muerte en juicios basados parcial o exclusivamente en “confesiones” obtenidas presuntamente con tortura o bajo coacción en países como Arabia Saudí, Bielorrusia, Corea del Norte, China, Irak o Irán, Marruecos.
Aunque el derecho internacional ofrece una orientación mínima para determinar los parámetros exactos de los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, diversos mecanismos regionales y de la ONU han reconocido que algunos aspectos del uso de la pena de muerte constituyen tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, particularmente en relación con las condiciones de reclusión de los condenados a muerte, la angustia de estar condenados, la amenaza constante de ejecución y el secreto que rodea al uso de la pena de muerte, que afecta a los condenados y a sus familias. Diversos tribunales regionales y nacionales han conmutado condenas de muerte tras determinar que los solicitantes habían sido sometidos a tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes.
Condiciones de reclusión: son ejemplos de trato o pena cruel, inhumano o degradante durante la reclusión el confinamiento del detenido en una celda a oscuras, el uso de esposas para inmovilizarlo y la negación de lo indispensable para satisfacer sus necesidades básicas.
La angustia de estar esperando a ser ejecutado ha sido calificada en ciertas circunstancias de pena cruel, inhumana y degradante. Numerosos tribunales y órganos internacionales y regionales, así como varios tribunales nacionales, han determinado que la duración de la reclusión de los condenados a muerte puede constituir trato cruel, inhumano o degradante, a la vez que han reconocido el derecho del condenado a muerte a hacer él máximo uso posible del proceso judicial disponible.
La pena de muerte y el secreto en torno a ella: No comunicar al condenado a muerte ni a su familia la fecha de la ejecución o no permitir una última visita o comunicación con el condenado, el secreto en torno a la ejecución real y la negativa a entregar el cadáver a la familia para su enterramiento o a indicar dónde se encuentra pueden constituir formas de trato cruel, inhumano o degradante para la familia.
Alarmante índice de ejecuciones en los países que aplican la pena capital
A pesar de que existe una tendencia clara hacia su abolición en todo el mundo, no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que siguen siendo muchos los países que continúan manteniendo la pena capital y muchas las personas ejecutadas cada año. El alarmante número de ejecuciones llevadas a cabo el pasado año en un grupo aislado de países, principalmente en Irán, Irak y Estados Unidos, supuso que fueran ejecutadas cerca de 100 personas más que el año anterior en todo el mundo, lo que representa un aumento de casi el 15%.
Debido al número de ejecuciones llevadas a cabo en Irak (169) e Irán (al menos 369), esos países se situaron en los puestos tercero y segundo de la clasificación de la pena de muerte, con China en cabeza. Aunque el número de ejecuciones se mantiene en secreto en China, Amnistía Internacional cree que son millares las personas ejecutadas al año. Arabia Saudí (79) y Estados Unidos (39) se situaron en los puestos cuarto y quinto, seguidos de Somalia (34) en el sexto.
¿Sirve la pena capital como deterrent? la respuesta es no. Los asesinatos en serie continúan en todas partes
En 2013 llevaron a cabo ejecuciones 22 países en total, uno más que el año anterior. Países como Indonesia, Kuwait, Nigeria y Vietnam reanudaron el uso de la pena de muerte.
El silencio o la falta de información de los Estados que aplican la pena de muerte sin avisar al reo y a sus familias es también-como hemos dicho- una forma de tortura.
Entre los métodos de ejecución utilizados en 2013 figuraron la decapitación, la electrocución, el fusilamiento, la horca y la inyección letal. Se llevaron a cabo ejecuciones públicas en Arabia Saudí, Corea del Norte, Irán y Somalia, el garrote vil que se aplicaba en España duró hasta la muerte de Franco.
Se imponía la pena de muerte por diversos delitos no mortales, como el robo, los delitos de drogas y económicos y actos que no deberían ser en absoluto delito, como el "adulterio" y la "blasfemia". Muchos países utilizan la imprecisa denominación de "delitos políticos" para condenar a muerte a disidentes o presuntos disidentes.
El presidente Barack Obama ha dicho que ha pedido al secretario de Justicia, Eric Holder, un «análisis» amplio de la pena de muerte ante los problemas surgidos en una ejecución esta semana en Oklahoma, que prolongaron el sufrimiento de un reo que acabó muriendo de un ataque cardiaco. Pero hay que hacer constar que Obama estaba más interesado en el sistema de la aplicación de la última pena que en la abolición de esta y ha resultado que Obama Premio Nobel de la Paz ha superado en cifras a su predecesor George W. Bush.
Obama sigue la actualidad y lo que puede afectar a su país ahora. La historia de la pena de muerte y si es un deterrent (disuasorio) y o no; eso no parece inmutarle, tampoco las muertes infligidas por sus cuerpos de operaciones especiales ni por el uso de los drones en países neutrales como Pakistán.
Como Bush él personifica la guerra contra el Imperio de la paz del águila. Los drones han matado ya en ”incidentes” a tantas personas como todas las ejecuciones legales de EE.UU.
«He pedido que me den un análisis de qué medidas se han tomado en la ejecución de Clayton Locket, y no sólo en este caso en particular sino más ampliamente en esta área», afirmó Obama en la rueda de prensa conjunta que ofreció con la canciller alemana, Angela Merkel, en la Casa Blanca. «Como sociedad debemos hacernos preguntas difíciles y profundas» sobre la pena de muerte, agregó Obama en referencia a que mataron al condenado con un episodio final de un ataque cardíaco 40 minutos antes de recibir la inyección letal y pese a que las autoridades penitenciarias intentaron suspender la ejecución al darse cuenta de que los fármacos, defectuosos, no surtían el efecto esperado. «Lo que pasó en Oklahoma es profundamente perturbador», agregó el presidente, que se apresuró a destacar que Lockett, de 38 años, había cometido «crímenes terribles» y reiteró su opinión de que «hay ciertas circunstancias en las cuales el crimen es tan terrible que la pena de muerte es apropiada».
Entre esas circunstancias Obama mencionó las matanzas colectivas o el homicidio de niños que también ha ocurrido en Irak, Afganistán y Pakistán.
El presidente de Estados Unidos también apuntó que la aplicación de la pena de muerte tiene «problemas significativos» en el país, como la desproporción de condenados negros y de otras minorías, o el hecho de que tras su ejecución, se ha demostrado que algunos reos eran inocentes. «Todo esto abre cuestiones significativas acerca de cómo se aplica la pena de muerte», señaló.
En Estados Unidos hay, actualmente, más de 3.000 personas condenadas a muerte y a la espera de ejecución. Aunque los negros son poco más del 12 % de la población de Estados Unidos representan el 41 % de los condenados a muerte. Desde que el Tribunal Supremo restableció la pena de muerte en EE.UU., en 1976, han sido ejecutadas 1.378 personas. En el caso de homicidios interraciales, 20 blancos han sufrido la pena capital por haber matado a una persona negra, en tanto que 270 negros han sido ejecutados por el homicidio de un blanco. Estados Unidos, que lleva a cabo más ejecuciones que cualquier otra democracia en el mundo, es virtualmente el único país americano que practica actualmente la pena capital, como hemos dicho al principio la América generosa del presidente Abraham Lincoln que tolera las ejecuciones extralegales de sus militares y la tortura sistemática como lo denuncia Julian Assange de Wikileaks.