Hace un tiempo, os comentamos nuestro interés por diversificar el contenido de PSS con la introducción de artículos y columnas de opinión. Hoy os traemos nuestro primer artículo sobre el mundo del shôjo.
Este artículo fue escrito originalmente en inglés por una chica de seudónimo Konata en su blog THAT Shoujo Manga Blog. Nos gustó tanto y nos pareció tan interesante que nos pusimos en contacto con ella y accedió a que Dianika lo tradujera para publicarlo en PSS. Si queréis leerlo en inglés, clic aquí.
‘¡S? UN HOMBRE! El papel del shôjo a la hora de retratar a los hombres, la masculinidad y las relaciones’
Cierto que la credibilidad de un análisis sobre la masculinidad hecho por una mujer heterosexual es discutible; a pesar de ello, voy a tratar de hacerlo lo mejor posible. Antes de comenzar, quiero señalar que, desde mi punto de vista, la división por sexos, la masculinidad y la feminidad no son nada más que conceptos sociales. Una vez oí el un caso de un padre que se puso una falda para que no criticaran a su hijo; me pareció conmovedor y, al mismo tiempo, un acto bastante «masculino».
Pero volviendo al tema que quería tratar, este es un asunto al que mi cerebro feminista lleva una temporada dando vueltas. Considerando el nuevo fenómeno de los «hombres hervíboros» en Japón, descritos como faltos de motivación y de «hambre» de mujeres, es realmente interesante que los chicos del manga shôjo todavía posean y ostenten cualidades más bien masculinas: quieren cuidar de la chica, se meten de lleno en una trifulca cuando alguien habla mal de ella... Estos escenarios están por todas partes, tanto en los shôjos antiguos como en los más contemporáneos.
Sin embargo, ¿se puede decir que esto sea bueno? ¿Hay realmente una sola definición de la masculinidad en el manga shôjo?
Voy a daros un ejemplo sacado de Instituto Ouran Host Club.
Por cierto, el del medio es una chica.
Deteneos en esa imagen por un momento. Todos los personajes son chicos muy masculinos y deseables, ¿verdad? Qué mala pata que la mayoría de los chicos que una se encuentra en la vida real no sean así de atractivos. Partiendo de un nivel bastante superficial, así es como interpreto la imagen de Ouran : hace uso de un papel clave de los hombres en el manga shôjo, esto es, como regalos para la vista. Ocurre, básicamente, lo mismo que en los shonen y seinen; los lectores quieren ver miembros del sexo opuesto que sean atractivos (o del mismo sexo, según preferencias), y los chicos guapos satisfacen ese deseo en el reino del manga shôjo. Repito, todo esto hablando desde un nivel bastante superficial.
Echadle otro vistazo y fijaos en el personaje con un conejito. En la serie se llama Hunny. En ella, se muestra al detalle su lucha con la exigencia de lucir cualidades masculinas por ser el vástago de un profesional del judo. Por ello, sufre una gran presión, porque la intención es que abandone su pijama de tartas y conejitos y se ponga, en su lugar, unos pantalones hakama como TODO UN HOMBRE.
A pesar de que Hunny, para su edad (es uno de los mayores del grupo), apenas posea cualidades masculinas en el sentido tradicional de la palabra, hay muchas lectoras de este manga a las que, en realidad, este personaje les gusta más que Tamaki, al cual considero la personificación «tradicional» de la masculinidad propia del shôjo.
Profundicemos en el tema de la masculinidad. Centrad vuestra atención en esta imagen:
Se llama En Shinohara, de la serie Usotsuki Lily.
Aquí tenemos a una chica muy guapa, ¿verdad? MEEEC. Es un chico.
Últimamente, el travestismo efectuado por los chicos se ha convertido en un elemento recurrente del manga shôjo. Desde Usotsuki Lily y Kuragehime hasta Fruits Basket inclusive, la premisa de un chico vistiéndose de chica ha venido adquiriendo relevancia dentro de su propio nicho en el manga shôjo. Cierto es que el travestismo no carece de presencia abundante en el manga a un nivel general, pero resulta curioso observar que se ponga la masculinidad en entredicho de un modo tan interesante.
Al principio de la historia de Usotsuki Lily, a Hinata, la protagonista femenina, le repele el hábito de travestirse de En, y por eso rompe su relación con él cuando esta apenas había empezado. No obstante, poco a poco reanudan su romance porque Hinata se da cuenta de que quiere a En independientemente de su apariencia exterior. A mi parecer, este punto de vista es muy loable en un manga shôjo, pues anima a las chicas a que dejen a un lado las definiciones tradicionales de la masculinidad y a que se fijen en la personalidad de la persona como base para asentar una relación, en lugar del físico.
Siguiendo con el tema de la masculinidad, En es, en esencia, un chico lo que se dice muy «masculino», independientemente de su apariencia exterior. No obstante, al contrario que las heroínas convencionales del shôjo, En evidencia su masculinidad por medio de sus actos y no por medio de su vestimenta. Cuida de las chicas y, para él, su opinión es muy importante. Desde mi punto de vista, los dos miembros de muchas relaciones no predican con este ejemplo. En definitiva, él es, debajo de esas prótesis de pecho y esa falda, todo un hombre, solo que son sus actos y su actitud protectora hacia Hinata los que demuestran que posee las cualidades de un chico fuerte y masculino.
Teniendo esto en mente, hay que caer en la cuenta de que los hombres del manga shôjo son, en sí, una proyección de cómo quieren las chicas/mujeres que sean (o como ellas creen que quieren). Muchas de las lectoras del shôjo quieren un chico atractivo, que les preste atención, que las proteja y que sea capaz de cumplir con todas las cualidades tradicionales del hombre como sostén y referencia familiar, cualidades en realidad más típicas del siglo pasado. Este modelo de hombre aún no se considera anticuado en Japón, y es por ello que estas cualidades siguen vigentes y constituyen temas habituales en el manga shôjo. Sin embargo, todas estas cualidades representan un aspecto deprimente del manga shôjo, el hecho de que tiene el potencial de construir expectativas que no coinciden con la realidad.
Hay que afrontarlo: los chicos como Tamaki Suoh, de Instituto Ouran Host Club , no existen en la vida real. Con esto no quiero decir que no existan los chicos sensibles, atentos y divertidos, es solo que, probablemente, no te vayas a topar ahí fuera con un chico como Tamaki, que es medio francés y medio japonés. Es, lisa y llanamente, imposible.
No obstante, el manga shojo todavía tiene un papel importante a la hora de enseñar a las adolescentes qué tipo de relaciones deberían buscar. El shôjo, como género narrativo, hace muy bien en desaconsejar el abuso emocional y físico, y aunque no suele ofrecer una imagen particularmente realista del sexo, está mejorando poco a poco en este apartado.
En mi opinión, el papel más importante y constructivo que desempeñan los chicos del manga shôjo consiste en mostrar a qué hay que aspirar.
Kare Kano es, indudablemente, uno de mis shôjos favoritos. La relación de Arima y Yukino es digna de admiración.
La relación de estos dos es una de las más complejas que he tenido la oportunidad de observar en un shôjo desde que empecé a leer manga (el anime no muestra casi nada de esto, así que si solo habéis visto el anime, ¡os falta lo mejor de la serie!). Yukino y Akima poseen el mismo grado intelectual, saben comunicarse y se comportan como todo el mundo debería hacerlo en una buena relación.
Cuando Arima tiene problemas de índole emocional, Yukino no se limita a mirar y pasar del tema, sino que se acerca a él, le pregunta qué pasa y qué puede hacer para ayudarle. Y lo mejor de todo: Yukino y Arima tienen aspiraciones profesionales; Arima no la presiona para que lo tire todo por la borda en pos de sus futuros hijos, sino que anima a Yukino a que persiga sus sueños y aspire a llegar a lo más alto. Ojalá hubiera más hombres en el mundo que poseyeran esta virtud.
A lo que quiero llegar con todo esto es que el manga shôjo, cuando está bien hecho, muestra cómo debería ser una relación buena y sana, y anima a las chicas a que aspiren a algo así. En mi opinión, se trata de un objetivo realmente digno que todas las autoras shôjo deberían marcarse.
En cuanto al modo que tienen estas autoras de proyectar la masculinidad, de momento prevalecen los valores tradicionales, fuerza física y todo eso, y los altos grados de atractivo. A pesar de ello, creo que esto cambiará a medida que Japón evolucione como sociedad y sus mujeres adquieran puestos de mayor importancia y visibilidad en el gobierno y en el sector privado.
Mi visión es que, en general, tenemos, por un lado, el shôjo estereotípico, que tiende a representar la masculinidad según unos estándares rígidos y estereotipados, y por otro, el buen manga shôjo, más variable. Este también hace uso de los estereotipos, pero transmite, al mismo tiempo, un mensaje con contenido que se puede aplicar al mundo real. Además, creo que la mayoría de las lectoras de shôjo no seleccionan lo que leen del género porque busquen en él a un protagonista masculino que le sirva como modelo de referencia para los hombres.
Al final, lo único que queremos es ver a Tamaki Suoh sin camiseta
Jo jo jo, ¿creíais que ibais a verle en pelotas? Lamento decepcionaros… ey, ¿a dónde se han ido todos?
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