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El próximo viaje a Marte está ya listo

24/08/2019 06:12 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

La empresa aeroespacial SpaceX piensa enviar una cápsula al planeta rojo en breve. La NASA planea poner astronautas en órbita marciana en la década de 2030

DEstino: Marte

El planeta rojo será la próxima gran misión de la humanidad. Su éxito, sin embargo, dependerá de la tecnología, la financiación y de los riesgos que el hombre esté dispuesto a asumir. La empresa aeroespacial SpaceX piensa enviar una cápsula al planeta rojo en 2018. La NASA planea poner astronautas en órbita marciana en la década de 2030.

 

 

Aterizaje suave para volver a volar

La empresa aeroespacial SpaceX está desarrollando una tecnología que, según dice, algún día podría hacer posible que los humanos aterricen en Marte: los cohetes reutilizables. Un cohete Falcon 9 despega de Cabo Cañaveral, Florida, para entregar suministros a la estación espacial. Al cabo de unos minutos, se separa de la segunda etapa, que prosigue su camino hacia la órbita; pero en vez de caer al océano, da la vuelta y enciende sus motores dos veces más para decelarar, orientar el vuelo y aterrizar con suavidad en una plataforma cercana. Esta fotografía de larga exposición capta toda la secuencia de la trayectoria del cohete: la línea recta de luz que se ve a la derecha señala el trayecto de vuelta.

La mayor parte de fallos, sobre todo en los primeros tiempos, cerca de 50 intentos, se debieron a problemas de lanzamiento. El cohete simplemente explotó al poco de despegar o quedó atrapado en órbita terrestre, incapaz de reencender su motor para entrar en trayectoria interplanetaria.

La sonda rusa Mars 1 protagonizó el primer intento de enviar un aparato a Marte. Era una nave de sobrevuelo, sin posibilidades de aterrizar. Las comunicaciones con ella se perdieron a unos 100 millones de kilómetros de distancia, lo cual, para su época, era un auténtico récord. Hoy, 54 años después de su lanzamiento, sigue dando vueltas, muda, alrededor del Sol

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Estados Unidos empezó sus lanzamientos hacia Marte en 1964. Se programaron dos naves gemelas. El Mariner-3 falló ignominiosamente, al no desprenderse el cono de proa del cohete. Pero el Mariner 4 completó su misión y a su paso por delante del planeta, envió 22 imágenes sorprendentes aunque eran de muy baja resolución y en blanco y negro, mostraban por primera vez cráteres como los de la Luna en otro cuerpo celeste.

Las ventanas de lanzamiento hacia Marte se abren aproximadamente una vez cada dos años.

 

 Tanto Estados Unidos como la URSS intentaron aprovechar la oportunidad de 1969 para enviar cada uno dos vehículos gemelos: los americanos enviaron naves de sobrevuelo; los rusos, orbitadores. Los dos primeros transmitieron una docena de fotografías justo pocos días después de la llegada del Apollo 11 a la Luna; los dos Mars soviéticos ni siquiera pudieron empezar la carrera: sus cohetes portadores – los nuevos Protón- fallaron en el despegue: uno por la rotura de un simple cojinete en una turbobomba y otro, por la explosión de uno de sus siete motores

 

En 1971, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética lanzaron cada uno otras dos naves gemelas. Una de las americanas falló durante el lanzamiento; la otra entró en órbita marciana y transmitió centenares de imágenes. Por su parte, las dos rusas iban equipadas con una cápsula de aterrizaje suave de diseño que recordaba a las primeras que se posaron en la Luna. La cápsula del Mars 2 hizo una reentrada en la atmósfera demasiado violenta y se estrelló. Eso sí, entre sus pedazos iban unas esferas metálicas con el escudo de armas de la URSS, que probablemente sobrevivió al impacto. Puede que algún día algún astronauta-arqueólogo lo recupere.

 

El Mariner 4 completó su misión y, a su paso por delante del planeta, envió 22 imágenes sorprendentes: pese a que eran de muy baja resolución y en blanco y negro, mostraban, por primera, vez cráteres

 

El Mars 3, en cambio, sí consiguió aterrizar y empezó a transmitir una fotografía desde la superficie. Apenas había llegado las primeras líneas de imagen (que mostraban, claro está, un cielo oscuro), la señal se interrumpió. Se dijo que quizás el paracaídas no se desprendió y arrastró la cápsula. En cualquier caso, el Mars 3 es, oficialmente, el primer robot que aterrizó en Marte.

 

La ventana de 1973 vio nada menos que cuatro lanzamientos por parte de la URSS. Dos llevaban cápsulas de aterrizaje, pero ninguna tuvo éxito. La del Mars 6dejó de transmitir cuando ya había desplegado su paracaídas y estaba a punto de encender sus cohetes de frenado. Un fallo que presagiaba mucho de lo que ha ocurrido con la sonda Shiaparelli. Transmitió datos durante casi cuatro minutos, pero la mayor parte eran ilegibles a causa de un chip defectuoso en su ordenador. En cuanto a la cápsula del Mars 7, tuvo aun peor suerte: un fallo de puntería la hizo fallar el blanco y pasar de largo ante el planeta. Empezaba una racha de problemas que acompañaría a la URSS en casi todos sus intentos de llegar a Marte.

La Unión Soviética tuvo que esperar 15 años en volver a intentarlo. Esta vez, con dos naves gemelas de la serie Phobos, derivadas de un modelo que había tenido éxito en la exploración de Venus. Las dos fueron víctimas de errores informáticos. Durante su trayectoria hacia Marte, la Phobos 1 recibió una orden errónea para desactivar sus motores de orientación. Su antena perdió de vista a la Tierra y nunca más se recuperó. La otra entró sin problemas en órbita, pero cuando se estaba aproximando a menos de 50 metros de Phobos (uno de los dos satélites de Marte) para lanzar una pequeña cápsula de aterrizaje, enmudeció. La causa se atribuyó a un fallo del ordenador de a bordo.

La cápsula del Mars 2 hizo una reentrada en la atmósfera demasiado aguda y se estrelló. Eso sí, entre sus pedazos iban una esferas metálicas con el escudo de armas de la URSS

 

En 1992, la NASA perdió su sonda fotográfica Mars Observer, cuando estaba a punto de entrar en órbita. La causa: la rotura de uno de los tubos de presurización de su depósito de combustible, que la hizo girar sin control e impidió completar la maniobra.

En 1996 falló otra sonda rusa, la Mars 96, cuyo ambicioso programa incluía el tratar de depositar dos estaciones científicas y lanzar dos sondas de penetración que se clavasen en el suelo marciano hasta seis metros de profundidad. Ni siquiera llegó a alcanzar su trayectoria de escape. Sus restos se suponen esparcidos entre el Pacífico oriental y la frontera entre Chile y Bolivia: seis toneladas de chatarra, incluidos doscientos gramos de plutonio que iban en el generador que debía alimentar sus equipos.

 

Japón también ha sufrido decepciones en sus programas de exploración de Marte. Su primera sonda -Nozomi- sufrió un cortocircuito en el sistema calefactor, con lo que se congeló la hidracina que utilizaba como combustible. Ante la imposibilidad de completar la misión, se ajustó su trayectoria para asegurar que no impactaría en Marte y evitar así cualquier posible contaminación biológica.

 

El siguiente fracaso de una sonda a Marte tuvo una causa de ridículo. Una vez en pleno vuelo, para ajustar la trayectoria, un contratista facilitó los datos de navegación en unidades imperiales, mientras que la NASA esperaba recibirlos en métricas. Nadie se apercibió de la discrepancia y el Climate Orbiter se zambulló en la atmósfera marciana a una altitud tan baja que se desintegró en pocos segundos.

El Polar Lander, ya muy cerca del suelo, desplegó su tren de aterrizaje. Pero el ordenador interpretó la vibración como una señal de que ya había tocado tierra y apagó los retrocohetes

Un año más tarde, otro fracaso de la NASA. El Polar Lander, destinado a posarse en la zona ártica del planeta. Ya muy cerca del suelo y con todo funcionando a la perfección, la nave desplegó su tren de aterrizaje. Pero el ordenador interpretó la vibración como una señal de que ya había tocado tierra y apagó los retrocohetes. Estaba a más de 40 metros de altura.

En el 2003, Europa lanzó su primera sonda marciana, la Beagle 2, diseñada y construida por alumnos de la Open University británica. Era una nave muy ligera, con forma de reloj de bolsillo de unos metros de diámetro. Una vez en el suelo, debía abrirse y desplegar varios paneles e instrumentos. No fue así. Aunque llegó intacta a tierra, uno de los paneles impidió que desplegase su antena, y nunca más volvió a saberse de ella hasta 13 años más tarde. La localizó el MRO, un satélite fotográfico actualmente en órbita marciana.

Y, por último, hay que mencionar el Phobos-Grunt, otra sonda rusa que ambicionaba depositar una cápsula de recogida de muestras en el satélite Phobos. Y, además, llevaba a bordo como pasajero al Ying-Huo 1, destinado a convertirse en el primer satélite de Marte construido en China. Pero esta vez tampoco hubo suerte. La nave no consiguió encender su motor para escapar de la órbita terrestre

 

El planeta rojo será la próxima gran misión de la humanidad. Su éxito, sin embargo, dependerá de la tecnología, la financiación y los riesgos que el hombre esté dispuesto a asumir. La empresa aeroespacial SpaceX piensa enviar una cápsula al planeta rojo en 2018. La NASA planea poner astronautas en órbita marciana en la década de 2030.

 

Robots en Marte

Las primeras huellas de pisadas en Marte serán probablemente las de robots como Valkyrie, con el que Taskin Padir y Velin Dimitrov, ingenieros de la Universidad Northeastern, están haciendo pruebas. Los robots podían construir una base antes de que llegasen los humanos, y luego podrían realizar tareas como limpiar el polvo de los paneles solares.

Desde 2012, el Curiosity, el vehículo explorador de la NASA, busca pruebas químicas de existencia de vida en el pasado

 

 

Estos maniquíes colocados en un modelo del módulo Orion visten un traje espacial para una prueba de caída en una piscina del Centro de Investigación Langley de la NASA en Virginia. Como los módulos del programa Apolo, el Orion caerá al océano. Es posible que algún día vuelva a llevar astronautas cerca de la Luna, pero probablemente no antes de 2021.

 

 

"Nunca ha habido una causa más noble", declararon en 1998 los fundadores de la Mars Society. Defendían enviar humanos a Marte "en el plazo de una década". Esta sociedad tiene una estación de investigación en Utah, donde las tripulaciones hacen prácticas en un paisaje similar al de Marte, pero con aire respirable.

 

Entrenamiento para llegar a Marte con riesgos.Cuatro días después de su regreso tras casi un año en la Estación Espacial Internacional (prácticamente un ensayo de un viaje a Marte), Mijaíl Kornienko simula conducir un vehículo de exploración en la Ciudad de las Estrellas, el centro de formación de cosmonautas ruso. No se sabe con certeza qué nivel de rendimiento tendrán los exploradores de Marte cuando lleguen, ya que entre los riesgos del viaje están la pérdida de masa ósea y los daños cerebrales.

 

La protección de la radiación y cómo resolverla.La instalación de tanques de agua revistiendo la nave espacial podría proteger parcialmente a los astronautas de la radiación; además les permitiría dedicarse a la jardinería, con lo cual mejoraría su estado de ánimo y su dieta. Bob Morrow, de Orbitec, muestra lechugas cultivadas en un sistema prototipo.

 

Pruebas de un nuevo traje espacial

Pablo de León, ingeniero espacial de la Universidad de Dakota del Norte, ha probado un prototipo de traje espacial concebido para Marte en el "tanque de simulación" del Centro ESpacial Kennedy de la NASA. Dentro de esta cámara, que reproduce la superficie marciana, se simulan con tierra y ventiladores las tormentas de polvo que los astronautas encontrarán en el planeta rojo.

 

Módulo para la tripulación Orion es la primera parte de la iniciación "Viaje a Marte" de la NASA, pero resulta demasiado pequeño para llevar astronautas al planeta rojo. Habría que acoplarlo en el espacio a un módulo de vivienda que todavía está por diseñar. Un técnico de Lockheed Martin se dispone a someter al Orion al sonido de 1.510 altavoces para simular el ruido de un lanzamiento.

 

El cosmonauta ruso Serguéi Volkov ha vuelto a casa trs pasar por una serie de pruebas físicas en la Ciudad de las Estrellas tras seis meses en la Estación Espacial Internacional. Una estancia prolongada en el espacio (un viaje a Marte podría llevar, solo para cubrir los trayectos, siete meses de ida y otros siete de vuelta) puede tener un impacto enorme en el cuerpo humano.

 

Por unos instantes, el pasado mes de mayo las ramas de un árbol de Carolina del Sur sirvieron de marco de la segunda etapa y del regreso del cohete auxiliar de un Falcon 9. Tras el anterior aterrizaje de un cohete auxiliar, el fundador de SpaceX, Elon Musk, comentó: "Esto me da mucha más confianza en la viabilidad de una ciudad en Marte".

 

El astronauta norteamericano Scott Kelly,  en un simulador de la cápsula Soyuz en la Ciudad de las Estrellas, pasó un año en la Estación Espacial Internacional junto con Mijaíl Kornienko. Kelly fue un perfecto conejillo de indias para la investigación de la NASA sobre los efectos que la vida en el espacio tiene sobre la salud humana.

 

Curiosity, el vehículo explorador más sofisticado que se ha enviado a otro planeta ha sido, desde el año 2012, el el vehículo explorador de la NASA. Ha estando buscando pruebas químicas de existencia de vida en el pasado en Marte. "El robot más completoisticado ", según el ex director científico John John Genzinger, no necesita comida ni agua y nunca se siente. Incluso se hace selfies".

 

Los menús de astronautas de la NASA han ido mejorando con el tiempo, del pudin de plátano que se sirvieron en la misión Apolo entre los años 1968 y 1972 al desayuno instantáneo de vainilla enviado a la estación Skylab en 1973-1974, a los espaguetis reconocibles e incluso el cóctel de gambas (enviado a la Estación Espacial Internacional (1994-2016), hay diferencias.

 

 

 

Aterrizaje suave para volver a volar

La empresa aeroespacial SpaceX está desarrollando una tecnología que, según dice, algún día podría hacer posible que los humanos aterricen en Marte: los cohetes reutilizables. Un cohete Falcon 9 despega de Cabo Cañaveral, Florida, para entregar suministros a la estación espacial. Al cabo de unos minutos, se separa de la segunda etapa, que prosigue su camino hacia la órbita; pero en vez de caer al océano, da la vuelta y enciende sus motores dos veces más para decelarar, orientar el vuelo y aterrizar con suavidad en una plataforma cercana. Esta fotografía de larga exposición capta toda la secuencia de la trayectoria del cohete: la línea recta de luz que se ve a la derecha señala el trayecto de vuelta.

 

Estación de investigación

"Nunca ha habido una causa más noble", declararon los fundadores de la Mars Society en 1998. Defendían enviar humanos a Marte "en el plazo de una década". Esta sociedad tiene una estación de investigación en Utah, donde las tripulaciones hacen prácticas en un paisaje similar al de Marte, pero con aire respirable.

 

Una misión con riesgos

Cuatro días después de su regreso tras casi un año en la Estación Espacial Internacional (prácticamente un ensayo de un viaje a Marte), Mijaíl Kornienko conduce una simulación de vehículo de exploración en la Ciudad de las Estrellas, el centro de formación de cosmonautas ruso. No se sabe con certeza qué nivel de rendimiento tendrán los exploradores de Marte cuando lleguen, ya que entre los riesgos del viaje están la pérdida de masa ósea y los daños cerebrales.

 

Protección de la radiación

Instalar tanques de agua revistiendo la nave espacial podría proteger parcialmente a los astronautas de la radiación; además les permitiría dedicarse a la jardinería, con lo cual mejoraría su estado de ánimo y su dieta. Bob Morrow, de Orbitec, muestra lechugas cultivadas en un sistema prototipo.

 

Prueba de traje espacial

Pablo de León, ingeniero espacial de la Universidad de Dakota del Norte, prueba un prototipo de traje espacial concebido para Marte en el "tanque de regolito" del Centro ESpacial Kennedy de la NASA. Dentro de esta cámara, que reproduce la superficie marciana, se simulan con tierra y ventiladores las tormentas de polvo que los astronautas encontrarán en el planeta rojo.

 

Módulo para la tripulación

El módulo para la tripulación Orion es la parte de la iniciativa "Viaje a Marte" de la NASA, pero relta demasiado pequeño para llevar astronautas al planeta rojo. Habría que acoplarlo en el espacio a un módulo de vivienda que todavía está por diseñar. Un técnico de Lockheed Martin se dispone a someter al Orion al sonido de 1.510 altavoces para simular el ruido de un lanzamiento.

 

Regreso a casa

El cosmonauta ruso Serguéi Volkov pasa por una serie de pruebas físicas en la Ciudad de las Estrellas tras seis meses en la Estación Espacial Internacional. Una estancia prolongada en el espacio (un viaje a Marte podría llevar, solo para cubrir los trayectos, siete meses de ida y otros siete de vuelta) puede tener un impacto enorme en el cuerpo humano.

 

Aterrizaje de un cohete auxiliar

Por unos instantes, el pasado mes de mayo las ramas de este árbol de Carolina del Sur sirvieron de marco de la segunda etapa (a la izquierda) y del regreso del cohete auxiliar de un Falcon 9. Tras el anterior aterrizaje de un cohete auxiliar, el fundador de SpaceX, Elon Musk, comentó: "Esto me da mucha más confianza en la viabilidad de una ciudad en Marte".

 

Casi un año en el espacio

El astronauta estadounidense Scott Kelly, aquí en un simulador de la cápsula Soyuz en la Ciudad de las Estrellas, pasó un año en la Estación Espacial Internacional junto con Mijaíl Kornienko. Kelly fue un perfecto conejillo de indias para la investigación de la NASA sobre los efectos que la vida en el espacio tiene sobre la salud humana.

 

Curiosity, el vehículo explorador más sofisticado

Desde el año 2012, el Curiosity, el vehículo explorador de la NASA, busca pruebas químicas de existencia de vida en el pasado en Marte. "El robot más sofisticado que se ha enviado a otro planeta", según el ex director científico John John Grotzinger, no necesita comida ni agua y nunca se siente. Incluso se hace selfies".

 

Menú de astronauta

Los menús de la NASA han ido mejorando con el tiempo, del pudin de plátano mandado en la misión Apolo entre los años 1968 y 1972 al desayuno instantáneo de vainilla enviado a la estación Skylab en 1973-1974, a los espaguetis reconocibles e incluso el cóctel de gambas enviado a la Estación Espacial Internacional (1994-2016).

 


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