El sujeto que toma a su familia y amenaza con matarlos a todos, a esta altura del conflicto Rusia Ucrania, es Putin, quien días antes era considerado un jefe de estado respetable y hasta cierto punto, para algunos, envidiable.

Hoy ante la amenaza por medio de Putin de librar una guerra nuclear mundial se parece más a un terrorista dispuesto a cualquier cosa con tal de no entregarse que a un jefe de estado. Suena: -O me dan lo que yo quiero o morimos todos. En otras palabras: -me dan Ucrania o guerra nuclear.   

Obviamente que el mundo civilizado, ya estará apuntando a un hombre y no a una Nación. A un loco se podría decir que desata su locura en su ambición frustrada de imperialismo. Su odio a Ucrania lo enceguece, pues es justamente ese país que parecía débil y fácil de invadir quien le quita el sueño, lo humilla ante el mundo. Le hace ver que la cordura y el sentido común del bien puede más que la locura armada por más poderosa que esta sea.

La derrota de Putin ya está a la vista. No es necesario que caigan sus tanques, ya cayó él mismo. Fue derrotado ante el mundo por un presidente pacífico, sin preparación bélica. Fue derrotado por un pueblo que ama su libertad y que es capaz de dar su vida con tal de no volver al sometimiento de la tiranía. Ese no es sólo el mensaje del pueblo de Ucrania, sino también un mensaje al mundo y un mensaje del mundo para Putin. Nadie quiere la tiranía.

Lo contrario sería volver a un pasado que nadie quiere, como bien dijo un periodista en temas de geopolítica: "Las imágenes de la guerra a Ucrania sólo falta ponerlas en blanco y negro y ya son de otro siglo".  

Carlos Polleé