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Grupos de estudiantes, latinos y religiosos recibieron este jueves por la noche en San Diego con protestas al alguacil Joe Arpaio, del condado Maricopa en Arizona. El alguacil retrasó su participación en un evento al que fue invitado por abogados de California opuestos a la migración indocumentada para hablar con grupos de manifestantes y simpatizantes que lo esperaban fuera de un céntrico hotel en la ciudad californiana. Arpaio habló con el director del grupo Ángeles de la Frontera, Enrique Morones, quien le pidió, a nombre de una coalición de feligreses de distintas creencias religiosas, que dejará de perseguir indocumentados y de generar “un clima de hostilidad contra los latinos e inmigrantes en Arizona”. A tal petición el alguacil respondió: “Si no le gusta lo que hago, siempre puede combatir las leyes de Arizona”. Sin embargo, ambos acordaron discutir en otra ocasión sus puntos de vista sobre el tema migratorio. Arpaio dio a Morones una tarjera con su número telefónico particular para que le avisará cuando quisiera hablar, por su parte Morones le entregó una cruz de unos 30 centímetros con el nombre de un indocumentado recientemente fallecido en la frontera. Resguardado por policías, el alguacil de Arizona intentó hablar con alumnos del Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán (Mecha), quienes se lo impidieron al gritar a coro “racista”.