Italia acude a las urnas el domingo para unas elecciones regionales y municipales parciales, que supondrán un examen para el jefe de gobierno, Matteo Renzi, pero sobre todo para su predecesor, Silvio Berlusconi, cuyo partido, Forza Italia, está en pleno declive.

Unos 20 millones de electores están llamados a elegir a los gobernantes de siete regiones de un total de 20 entidades que hay en el país. Los territorio convocados son Veneto, Liguria, Toscana, las Marcas, Umbría, Campania y Apulia-, y más de 1.000 municipios, incluidos Venecia, Mantua y Agrigento.

Esta batalla electoral, la primera desde las elecciones europeas de hace un año, que el Partido Demócrata (PD, de izquierdas) de Matteo Renzi ganó con ventaja tras recabar el 40, 1% de los votos, se desarrolla en medio de una gran confusión. El PD se presenta dividido en Liguria, donde su ala más izquierdista tiene otro candidato, frente a una derecha totalmente unida tras su candidato, apoyado por la Liga Norte antieuro y Forza Italia, la formación de Berlusconi.

Por su parte, la Liga Norte también tiene un candidato disidente en el Veneto, al igual que Forza Italia en Apulia.

En Campania, el candidato del PD, bien situado en las encuestas para quitarle a Forza Italia la única región que todavía mantiene, está bajo amenaza judicial por un caso de presunto abuso de poder y podría ver anulada su eventual victoria electoral.

De las siete regiones en liza, cinco están gobernadas por la izquierda, una por la Liga y otra por Forza Italia.

Además, el gobernador de una de las regiones donde manda la izquierda se ha presentado como candidato de un partido de derechas para la misma región.

Para acabar rematar la situación, en cada una de las regiones rige una ley electoral diferente.

Esta confusión podría generar abstencionismo, afirmó esta semana el presidente del Senado, Pietro Grasso. O a Matteo Renzi, de 40 años, cuya cota de popularidad sigue siendo fuerte tras casi un año y medio en el poder.

- Pocas alternativas frente a Renzi -

"Las alternativas a Renzi no son muy atractivas, sigue siendo la única oferta política seria", considera Giovanni Orsina, politólogo de la universidad Luiss de Roma, preguntado por AFP.

La atención se centrará en los resultados de cada partido, en particular en los de la Liga y Forza Italia, aunque el resultado de los numerosos opositores internos de cada partido también será estudiado.

Las principales apuestas hablan de un resultado de 6 a 1 para la izquierda, todos los sondeos coinciden en que el Veneto seguirá siendo de la Liga; de 5 a 2 o, incluso, de 4 a 3.

Pese a las apuestas, los colaboradores de Renzi intentan quitarle importancia a los resultados electorales.

"Las próximas elecciones regionales no son ni un test ni un termómetro para el gobierno. Las europeas de hace un año no le eran, las regionales de hoy tampoco lo son", declaró Luca Lotti, mano derecha de Matteo Renzi.

En cambio, para Silvio Berlusconi, estos comicios suenan sobre todo como los de la última oportunidad.

"Si Berlusconi registra resultados realmente malos, esto podría ser su fin político", considera Orsina, mientras que una treintena de militantes electos de Forza Italia ya han anunciado su partida para unirse al exdelfín de Berlusconi, Raffaele Fitto, convertido en el contestatario más virulento del antiguo jefe de gobierno.

Ni siquiera una derrota en Liguria, donde el candidato de Matteo Renzi deberá batirse frente a un rival salido del ala izquierda del PD, "tendría algún efecto sobre el gobierno", afirma por su parte Antonio Noto, director del instituto de sondeos IPR Marketing.