Cuantos no hemos escuchado a ese típico amigo (o conocido) que constantemente dice haber nacido en la era equivocada y que le habría encantado vivir en otra época (ahem… hípster… joke). Los 60’s chicos y chicas trajeron tanto cosas malas, como cosas buenas, entre ellas el evento que, no solo es considerado, sino que es afirmado por muchos como aquel que revolucionó la música, inmortalizó artistas en el tiempo y unió a toda una generación de jóvenes (popularmente conocidos como “hippies”) todos con un solo propósito, he aquí Woodstock 69…

Woodstock no fue la misma después de ese 17 de agosto de 1969, 3 días de concierto que casi fue llamado una revolución y que para el gobierno fue de gran preocupación por la gran cantidad de personas reunidas. Sin embargo, aquellas preocupaciones después mostrarían haber sido en vano, pues el único objetivo en ese momento fue disfrutar de la música sin violencia o alguna otra intensión, básicamente trataban de enviar un mensaje positivo, dos palabras unían a las masas en esta revolución pacífica, “paz y amor”. En un principio (como muchos sabrán) Woodstock 69 no fue un espectáculo gratuito en sí, en realidad este gran fenómeno se volvió gratuito conforme se iba desenvolviendo todo el espectáculo (¡adiós vallas!).

La percepción común de muchos acerca de la generación de Woodstock 69 es de “un montón de hippies drogándose y teniendo relaciones” (como en todo existen sus excepciones…), sin embargo, ¿Qué la hace diferente de lo que pensamos hoy de nuestra generación? es decir, no veamos lo malo dentro de lo bueno (siempre se encontrará algo malo incluso en las generaciones por venir). Lo increíble de esta generación y su revolución pacífica, según algunos testimonios de quienes vivieron este festival, fue la armonía con la que sucedió, por tres días todos se reunieron en ese lugar y coincidieron en un ideal, tal fue el caso que dentro de la música se le es considerado como uno, sino es que el más significativo de los eventos musicales.

"Debes lograrlo mientras puedes" - Janis Joplin

Existen tantas historias de tantos que presenciaron esta revolución musical cuyo lema fue 3 días de paz y música. Historias de jóvenes hippies danzando bajo la lluvia de Woodstock, con lodo bajo sus pies mientras escuchaban llorar la guitarra de Jimmi Hendrix con “The Star Spangled Banner”, aquellos chicos quienes hoy solo son jóvenes hippies de corazón. Miles de historias sobre hermandad de quienes asistieron, así como historias de quienes se subieron a ese escenario a inmortalizarse y consagrarse como grandes músicos; como Santana que subió a aquel escenario casi siendo un desconocido y quien además de haber estado bajo el consumo de LSD (el cual le pasaría factura durante su participación haciéndolo alucinar a su guitarra como “una serpiente entre sus manos”), brilló con el tema de “Soul Sacrifice”. Cuando a Santana se le pidió describir Woodstock 69, él lo describió como: “Un océano de carne, cabello y dientes ovacionando, como en un montón de Superbowls, Copas del Mundo… tuve una experiencia sobrenatural…” eso fue Woodstock 69…

                               “Es asombroso lo que somos capaces de hacer cuando nuestro objetivo o ideal es el mismo”.