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La apnea del sueño es un trastorno que supone hacer una o más pausas en la respiración durante el sueño o tener respiraciones superficiales. En quien lo sufre puede suponer más de 30 pausas por hora. Luego, la respiración vuelve ya sea con un ronquido fuerte o con un sonido como si nos atragantásemos.
Las consecuencias para la salud de la apnea obstructiva del sueño (SAOS) son muchas. Según el Hospital de Bellvitge, las personas que padecen este síndrome y no reciben tratamiento tienen el doble de riesgo de sufrir un accidente de tráfico que el resto. El correcto tratamiento del síndrome reduce el riesgo de somnolencia diurna y, como consecuencia, el de accidente de tráfico.
La Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño de Bellvitge atiende cada año a unos 800 nuevos pacientes de SAOS y controla a unos 5.000 pacientes. Su responsable, Carme Monasterio, considera que el SAOS ‘está aumentando en las sociedades desarrolladas en la medida que también aumenta la obesidad, con la que está estrechamente relacionada’ y alerta que la falta de tratamiento puede agravar otras patologías como la cardiopatía isquémica, la hipertensión o la diabetes.
El tipo más frecuente de apnea es la obstructiva, causada por la relajación de los tejidos blandos de la parte posterior de la garganta que bloquea el paso del aire. Esta dolencia es más frecuente en hombres, si bien últimamente se ha demostrado que la incidencia en mujeres es superior a la que se pensaba.
Si los tratamientos conservadores como cambios en el estilo de vida o en las posturas para dormir no son suficientes, el tratamiento estándar es la presión positiva continua de la vía aérea, consistente en conectarse, durante las horas de sueño, a una máscara con un tubo y un aparato emisor de aire a presión que mantiene abierta la vía aérea.
En ocasiones, se pueden aplicar procedimientos quirúrgicos para extirpar tejidos que permitan ampliar la vía aérea. Y es que, como explica Monasterio, aunque la presión positiva continua de la vía aérea es un tratamiento muy efectivo para controlar la enfermedad, tiene el inconveniente de que no la cura y hay que mantenerlo toda la vida.
Fuente: 20Minutos.es/ Europa Press