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El arte, y hay muchas opiniones al respecto, algunas incluso se contraponesn tiene en su inutilidad su verdadera aliada, pero en un segundo plano, busca siempre un cómplice
El arte, y hay muchas opiniones al respecto, algunas incluso se contraponen, tiene en su inutilidad su verdadera aliada, pero en un segundo plano, busca siempre un cómplice.
Un poema, un cuento, una novela, un cuadro, una partitura, etc. cumplen el propósito para el cual fueron creados, concebidos, sólo hasta cuando encuentran la complicidad del otro, aquel que en algún lugar y un tiempo los está esperando, sin importar ideologías, géneros, estratos sociales, idiomas. Antes de esta anagnórisis están reducidos, como lo entendía Heidegger, a cosas, a objetos.
Así pues, las resonancias, el campo magnético que desprende la obra artística necesitan del sujeto para poder contagiarlo, y no hay poder humano, si es que dicha obra estaba destinada para ese sujeto, de evitar tal contagio.
En ese sentido el lector, el espectador, están desprotegidos ante tal influjo, porque nadie puede contener la tentación de probar las aguas de su propia imagen.
Para alcanzar el grado de obra artística, el proceso es largo y tormentoso, las más de las veces se queda en mero accidente, y algunos creadores se vuelven consumidores de su propia obra. Otros, buscan la opinión de terceros, que suponen con mayor capacidad para despejar el camino de telarañas y mala yerba, las armas para entrar en el meollo de un laberinto lleno de cantos contagiosos de sirenas, y despejarles un camino hacia los distintos mecanismos técnicos, concretamente en el del género de la poesía, cuyo objetivo es, si no representar la poesía, sí vislumbrarla, asomarla.
De modo pues que en poesía se ha pronunciado una buena cantidad de fórmulas o de modas poéticas, desde las más rigurosas hasta las más disolutas o libres, desde apuestas por lo nuevo, el gusto por lo experimental hasta las imitaciones más grotescas, con el fin de hallar en la particularísima voz de la poesía, el lenguaje del hombre mismo, esa otra invención que comienza a partir del lenguaje de todos los días.
La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia, pero también trabajo, conocimiento, espesura, paciencia, diálogo de unos cuantos, la «inmensa minoría, diría Juan Ramón Jiménez. Dejo tres poemas que nos aclaren mejor el destino del poema y su autor.
VALLEJO
Charles Bukowski
es muy difícil encontrar un hombre
que escriba poemas
que no te decepcionen.
Vallejo nunca me decepcionó de esa manera.
Algunos dicen que murió
de tanto pasar hambre.
como sea
Sus poemas sobre el terror a estar solo
son en cierto sentido amables y no gritan.
Estamos cansados de casi todo el arte.
Vallejo escribe como un hombre
y no como un artista.
Está más allá de
nuestro entendimiento.
Me gusta pensar que Vallejo todavía está
vivo y caminando por la
habitación, encuentro
el sonido de sus pasos firmes.
Imponderable.
La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia, pero también trabajo, conocimiento, espesura, paciencia.
LA POESÍA
Salvador Novo
Para escribir poemas,
para ser un poeta de vida apasionada y romántica
cuyos libros están en las manos de todos
y de quien hacen libros y publican retratos los periódicos,
es necesario decir las cosas que leo,
esas del corazón, de la mujer y del paisaje,
del amor fracasado y de la vida dolorosa,
en versos perfectamente medidos,
sin asonancias en el mismo verso,
con metáforas nuevas y brillantes.
La música del verso embriaga
y si uno sabe referir rotundamente su inspiración
arrancará las lágrimas del auditorio,
le comunicará sus emociones recónditas
y será coronado en certámenes y concursos.
Yo puedo hacer versos perfectos,
medirlos y evitar sus asonancias,
poemas que conmuevan a quien los lea
y que les hagan exclamar: «¡Que niño tan inteligente!»
Yo les diré entonces
que los he escrito desde que tenía once años:
No he de decirles nunca
que no he hecho sino darles la clase que he aprendido
de todos los poetas.
Tendré una habilidad de histrión
para hacerles creer que me conmueve lo que a ellos.
Pero en mi lecho, solo, dulcemente,
sin recuerdos, sin voz,
siento que la poesía no ha salido de mí.
A QUIEN PUEDA INTERESAR
José Emilio Pacheco
Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A mí sólo me importa el testimonio
del momento que pasa
las palabras que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida