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En los últimos años leemos noticias más alarmantes sobre la importante reducción en los censos mundiales de abejas y otros muchos insectos. Este descenso supone una gran preocupación, en el mantenimiento de ecosistemas naturales-------------------------
Es un hecho que en los últimos años estamos asistiendo a un marcado descenso en el el 90% de los alimentos de todo el mundo se obtienen a partir de 100 especies de cultivos, de los cuales, más de 70 se polinizan con abejas. Si lo vemos un poco más de cerca, en Europa existen 264 especies de cultivo y casi 4.000 variedades vegetales de las que un 84% dependen de la polinización de abejas. España no es ajena a esta problemática, pues se encontraría entre los países europeos más afectados por la desaparición de colmenas
A tal nivel está llegando la gravedad de las pérdidas, que en países como Estados Unidos ya se habla sin tapujos de un “síndrome de despoblamiento de las colmenas” para referirse a la situación, que también ocurre en otros lugares alejados como Asia o África desde hace algunos años.
Ante cifras tan apabullantes, no resulta difícil comprender que una merma importante de los censos de abejas, cuando no su desaparición en amplias zonas del planeta, como la que está ocurriendo en la última década, podría comprometer de forma directa la viabilidad de numerosos cultivos, la diversidad de múltiples ecosistemas y el abastecimiento de alimentos a la población.Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), el 90% de los alimentos de todo el mundo se obtienen a partir de 100 especies de cultivos, de los cuales, más de 70 se polinizan con abejas. Si lo vemos un poco más de cerca, en Europa existen 264 especies de cultivo y casi 4.000 variedades vegetales de las que un 84% dependen de la polinización de abejas. España no es ajena a esta problemática, pues se encontraría entre los países europeos más afectados por la desaparición de colmenas.
A tal nivel está llegando la gravedad de las pérdidas, que en países como Estados Unidos ya se habla sin tapujos de un “síndrome de despoblamiento de las colmenas” para referirse a la situación, que también ocurre en otros lugares alejados como Asia o África desde hace algunos años.
Ante cifras tan apabullantes, no resulta difícil comprender que una merma importante de los censos de abejas, cuando no su desaparición en amplias zonas del planeta, como la que está ocurriendo en la última década, podría comprometer de forma directa la viabilidad de numerosos cultivos, la diversidad de múltiples ecosistemas y el abastecimiento de alimentos a la población.
¿Cuál es la causa del descenso?
Lejos de haber una respuesta única y sencilla, nos encontramos ante un complejo entramado de causas que, con mayor o menor peso, afectan a la desaparición de estos insectos y que los numerosos científicos que lo han analizado señalan hasta más de diez factores implicados, entre los que destacan:
-Insecticidas y otros productos químicos. Se podría considerar como el principal factor de desaparición de las abejas a nivel mundial. Es evidente que el efecto de los primeros y en su publicidad de ventas sólo aparece el producto como eficaz contra los “insectos, plagas”, sin distinciones, incluyéndose también sobre otras poblaciones nocivas para los cultivos, y entre ellas se encuentran las abejas. De este modo, se ha observado que el uso generalizado de insecticidas como los neonicotinoides constituyen una causa directa de la desaparición de colonias de abejas y otras especies de polanizadores . Tampoco debemos olvidar que hay otros productos químicos de síntesis que no son capaces de provocar la muerte de los animales afectados, pero sí pueden alterar el sentido de la orientación y las funciones biológicas de las abejas, causando la desaparición de colonias a corto o medio plazo.
-Parásitos como los pertenecientes al género Varroa, u hongos como Nosema ceranae, entre otros, pueden provocar importantes mortandades en las colmenas afectadas, llegando incluso a provocar su desaparición.
-Contaminación y presencia de campos electromagnéticos. La presencia de contaminantes y ondas electromagnéticas en la atmósfera, dificulta la orientación de los insectos y les impide localizar las zonas de alimentación o incluso retornar a la colmena, por lo que también suponen un perjuicio importante.
-Cambio climático. Nos encontramos en medio de un proceso de cambio climático que está dando lugar a ciclos de temperaturas anómalas, precipitaciones intensas o sequías prolongadas en determinadas épocas del año y en áreas donde no son habituales que alteran la biodiversidad. Todo ello hace que los ciclos de las plantas y los periodos de floración se alteren, con consecuencias directas en la actividad de las abejas y su disminución.
-Presencia de especies invasoras. Probablemente por lo descrito en el punto anterior, nos encontramos ante un incremento progresivo de la abundancia de especies invasoras altamente predadoras de las abejas autóctonas, como ocurre por ejemplo en el caso de España y países de América con la avispa asiática (Vespa velutina) originaria de China.
El riesgo de los insecticidas neonicotinoides
Como apuntábamos en el apartado anterior, uno de los factores quizás más importante que influyen en la desaparición de las abejas es el empleo masivo de pesticidas en la agricultura, fundamentalmente neonicotinoides, que presentan una elevada toxicidad para las abejas.
En este sentido, un trabajo publicado por Krupke y colaboradores en Estados Unidos en el año 2014 trató de describir las diferentes rutas de exposición de los pesticidas para las abejas melíferas que habitan en entornos agrícolas. Para ello analizaron muestras de abejas, polen almacenado en las colmenas y varias posibles rutas de exposición asociadas con plantaciones de maíz transgénico tratado con este tipo de pesticidas.
Consiguieron demostrar que las abejas están expuestas intensamente a éstos y otros productos químicos de uso agrícola a lo largo de todo su ciclo vital. Así, durante la primavera, encontraron elevados niveles de neonicotinoides tanto en las plantas de maíz cuya semilla fue tratada antes de la siembra, como en el suelo de las parcelas incluso antes de sembrarlas, por el efecto residual de los productos. También observaron niveles altos de estas sustancias en plantas próximas a estos campos de cultivo tratados.
80 organizaciones europeas exigen la prohibición total de los insecticidas dañinos para las abejas
● La propuesta de la Comisión Europea para ampliar la prohibición de tres neonicotinoides peligrosos para las abejas se ha discutido en Bruselas ● Hoy nace oficialmente la Coalición para Salvar a las Abejas, que pide a todos los Estados miembros que apoyen la prohibición total de los neonicotinoides ● Numerosas evidencias científicas muestran que los neonicotinoides son un peligro para las abejas y otras especies. 80 organizaciones europeas se han unido para exigir a la Unión Europea que prohíba total y urgentemente tres insecticidas neonicotinoides altamente tóxicos para las abejas: imidacloprid, clotianidina y tiametoxam. La Coalición para Salvar a las Abejas, que nació oficialmente, está formada por asociaciones de apicultura, organizaciones ecologistas, agrícolas y científicas de la mayor parte de la Unión Europea. Haca tiempo, la Comisión Europea restringió el uso de estos insecticidas. Cuatro años después de la prohibición parcial de estas sustancias, nuevos descubrimientos científicos han confirmado que estas restricciones no son suficientes. Próximmente, se discutirá en Bruselas una propuesta de la Comisión Europea para ampliar la prohibición a todos los cultivos al aire libre y puede que se pida a los Estados miembros que la voten. Reino Unido, Irlanda y Francia han señalado recientemente que respaldan una prohibición más estricta, pero el resto de Estados miembros aún no han hecho públicas sus posturas. La propuesta de la Comisión surge de las conclusiones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), que aseguró que el uso de neonicotinoides supone un riesgo para las abejas en todos los cultivos al aire libre, no solo en aquellos que son atractivos para estos insectos. Varios estudios recientes también han mostrado que, en ocasiones, el agua y las flores silvestres contienen neonicotinoides, lo que puede suponer una amenaza para varias especies y para la biodiversidad en general. “La ciencia es clara y contundente: los insecticidas neonicotinoides son una gran amenaza para las abejas y otras especies”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España. “El Gobierno español no tiene ninguna razón para no apoyar una prohibición total de los neonicotinoides”, pero no la ha apoyado. Evidencias científicas. En noviembre de 2016, la EFSA confirmó que estos neonicotinoides son altamente tóxicos para las abejas, los abejorros y las abejas solitarias, aunque señaló que aún se siguen usando…
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Los insecticidas usados en Europa suponen mayor riesgo para las abejas y otras especies de lo que se pensaba
Greenpeace ha mostrado mediante un informe, la urgencia de eliminar los insecticidas neonicotinoides, por su amenaza tóxica. La organización ha instado a la Comisión Europea a prohibir totalmente estas sustancias El 70% de los principales cultivos de la agricultura española dependen de la polinización por insectos. .- Los insecticidas neonicotinoides plantean serios riesgos, mayores de lo que se pensaba, y no sólo para las abejas melíferas, como ya se sabía, sino también para muchas otras especies. Son las principales conclusiones extraídas del informe “El riesgo medioambiental de los insecticidas neonicotinoides” que acaba de publicar Greenpeace, basándose en la revisión científica de investigaciones publicadas a nivel global desde 2013. El análisis, realizado por científicos de la Universidad de Sussex (Reino Unido), examinó los nuevos datos de cientos de estudios publicados desde la adopción en 2013 de una prohibición parcial en la UE para tres insecticidas neonicotinoides: clotianidina, imidacloprid y tiametoxam. Los científicos han encontrado riesgos para las abejas melíferas (las que producen miel), los abejorros, las mariposas y los insectos acuáticos, con el posible efecto dominó a través de la cadena alimentaria. Basándose en los nuevos hallazgos, Greenpeace insta a la Comisión Europea a prohibir totalmente estos insecticidas neonicotinoides, que desde 2013 tienen una prohibición sólo parcial y a promover alternativas ecológicas. “La evidencia de que los insecticidas neonicotinoides están contribuyendo a la disminución de las abejas silvestres y al agravamiento de los problemas de salud de las abejas melíferas. El peligro es más fuerte que cuando se aprobó la prohibición parcial en la UE. Además ahora podemos demostrar que aparte de las abejas, los neonicotinoides pueden vincularse de manera plausible a la disminución de las poblaciones de mariposas, aves e insectos acuáticos. Dada la evidencia de un daño ambiental tan generalizado, parecería prudente ampliar el alcance de la actual restricción europea”, ha afirmado Dave Goulson, profesor de biología, experto europeo en ecología de los abejorros y uno de los autores del informe. El director de política agrícola de la UE de Greenpeace, Marco Contiero, ha añadido: "¿Cuánto más daño hay que provocar antes de que la UE prohíba totalmente estos insecticidas? La ciencia demuestra claramente que los neonicotinoides son persistentes y omnipresentes en el medio ambiente, no sólo en los campos agrícolas. Estas sustancias se encuentran frecuentemente en suelos, cursos de agua y flores silvestres. Debemos…
Por otro lado, al analizar abejas muertas recogidas cerca de las entradas de las colmenas, se encontraron también neonicotinoides, si bien, no se pudo demostrar si la mortalidad fue debida al consumo de polen contaminado o por contacto con el suelo y las plantas tratadas. También se analizó el polen almacenado en esas colmenas próximas a los campos de cultivo de maíz tratado, detectando también allí estas sustancias, así como en polen fresco muestreado directamente a partir de plantas procedentes de semillas tratadas.
En conclusión, se comprueba que son numerosas las posibilidades de contaminación de las abejas por diferentes productos químicos agrícolas de uso habitual, incluso aquellos que se emplean para la produccción químicas previas a su siembra. Por ello, resulta fundamental tratar de establecer una regulación normativa intensa en relación al uso indiscriminado de estos productos y, sobre todo, establecer planes estratégicos de investigación orientados al conocimiento de alternativas de control de plagas basadas en manejos sostenibles, control biológico o el empleo de sustancias de origen natural.
¿Cuál es la causa del descenso?
Lejos de haber una respuesta única y sencilla, nos encontramos ante un complejo entramado de causas que, con mayor o menor peso, afectan a la desaparición de estos insectos y que los numerosos científicos que lo han analizado señalan hasta más de diez factores implicados, entre los que destacan:
-Insecticidas y otros productos químicos. Se podría considerar como el principal factor de desaparición de las abejas a nivel mundial. Es evidente que el efecto de los primeros y en su publicidad de ventas sólo aparece el producto como eficaz contra los “insectos, plagas”, sin distinciones, incluyéndose también sobre otras poblaciones nocivas para los cultivos, y entre ellas se encuentran las abejas. De este modo, se ha observado que el uso generalizado de insecticidas como los neonicotinoides constituyen una causa directa de la desaparición de colonias de abejas y otras especies de polanizadores . Tampoco debemos olvidar que hay otros productos químicos de síntesis que no son capaces de provocar la muerte de los animales afectados, pero sí pueden alterar el sentido de la orientación y las funciones biológicas de las abejas, causando la desaparición de colonias a corto o medio plazo.
-Parásitos como los pertenecientes al género Varroa, u hongos como Nosema ceranae, entre otros, pueden provocar importantes mortandades en las colmenas afectadas, llegando incluso a provocar su desaparición.
-Contaminación y presencia de campos electromagnéticos. La presencia de contaminantes y ondas electromagnéticas en la atmósfera, dificulta la orientación de los insectos y les impide localizar las zonas de alimentación o incluso retornar a la colmena, por lo que también suponen un perjuicio importante.
-Cambio climático. Nos encontramos en medio de un proceso de cambio climático que está dando lugar a ciclos de temperaturas anómalas, precipitaciones intensas o sequías prolongadas en determinadas épocas del año y en áreas donde no son habituales que alteran la biodiversidad. Todo ello hace que los ciclos de las plantas y los periodos de floración se alteren, con consecuencias directas en la actividad de las abejas y su disminución.
-Presencia de especies invasoras. Probablemente por lo descrito en el punto anterior, nos encontramos ante un incremento progresivo de la abundancia de especies invasoras altamente predadoras de las abejas autóctonas, como ocurre por ejemplo en el caso de España y países de América con la avispa asiática (Vespa velutina) originaria de China.
El riesgo de los insecticidas neonicotinoides
Como apuntábamos en el apartado anterior, uno de los factores quizás más importante que influyen en la desaparición de las abejas es el empleo masivo de pesticidas en la agricultura, fundamentalmente neonicotinoides, que presentan una elevada toxicidad para las abejas.
En este sentido, un trabajo publicado por Krupke y colaboradores en Estados Unidos en el año 2014 trató de describir las diferentes rutas de exposición de los pesticidas para las abejas melíferas que habitan en entornos agrícolas. Para ello analizaron muestras de abejas, polen almacenado en las colmenas y varias posibles rutas de exposición asociadas con plantaciones de maíz transgénico tratado con este tipo de pesticidas.
Consiguieron demostrar que las abejas están expuestas intensamente a éstos y otros productos químicos de uso agrícola a lo largo de todo su ciclo vital. Así, durante la primavera, encontraron elevados niveles de neonicotinoides tanto en las plantas de maíz cuya semilla fue tratada antes de la siembra, como en el suelo de las parcelas incluso antes de sembrarlas, por el efecto residual de los productos. También observaron niveles altos de estas sustancias en plantas próximas a estos campos de cultivo tratados.
Ochenta organizciones europeas contra los insecticidas óxicos
"Si desaparecen las abejas, será el fin de nuestro mundo"(Albert Einstein)
Greenpeace ha mostrado mediante un informe, la urgencia de eliminar los insecticidas neonicotinoides, por su amenaza tóxica. La organización ha instado a la Comisión Europea a prohibir totalmente estas sustancias El 70% de los principales cultivos de la agricultura española dependen de la polinización por insectos. .- Los insecticidas neonicotinoides plantean serios riesgos, mayores de lo que se pensaba, y no sólo para las abejas melíferas, como ya se sabía, sino también para muchas otras especies. Son las principales conclusiones extraídas del informe “El riesgo medioambiental de los insecticidas neonicotinoides” que acaba de publicar Greenpeace, basándose en la revisión científica de investigaciones publicadas a nivel global desde 2013. El análisis, realizado por científicos de la Universidad de Sussex (Reino Unido), examinó los nuevos datos de cientos de estudios publicados desde la adopción en 2013 de una prohibición parcial en la UE para tres insecticidas neonicotinoides: clotianidina, imidacloprid y tiametoxam. Los científicos han encontrado riesgos para las abejas melíferas (las que producen miel), los abejorros, las mariposas y los insectos acuáticos, con el posible efecto dominó a través de la cadena alimentaria. Basándose en los nuevos hallazgos, Greenpeace insta a la Comisión Europea a prohibir totalmente estos insecticidas neonicotinoides, que desde 2013 tienen una prohibición sólo parcial y a promover alternativas ecológicas. “La evidencia de que los insecticidas neonicotinoides están contribuyendo a la disminución de las abejas silvestres y al agravamiento de los problemas de salud de las abejas melíferas. El peligro es más fuerte que cuando se aprobó la prohibición parcial en la UE. Además ahora podemos demostrar que aparte de las abejas, los neonicotinoides pueden vincularse de manera plausible a la disminución de las poblaciones de mariposas, aves e insectos acuáticos. Dada la evidencia de un daño ambiental tan generalizado, parecería prudente ampliar el alcance de la actual restricción europea”, ha afirmado Dave Goulson, profesor de biología, experto europeo en ecología de los abejorros y uno de los autores del informe. El director de política agrícola de la UE de Greenpeace, Marco Contiero, ha añadido: "¿Cuánto más daño hay que provocar antes de que la UE prohíba totalmente estos insecticidas? La ciencia demuestra claramente que los neonicotinoides son persistentes y omnipresentes en el medio ambiente, no sólo en los campos agrícolas. Estas sustancias se encuentran frecuentemente en suelos, cursos de agua y flores silvestres. Debemos…
Por otro lado, al analizar abejas muertas recogidas cerca de las entradas de las colmenas, se encontraron también neonicotinoides, si bien, no se pudo demostrar si la mortalidad fue debida al consumo de polen contaminado o por contacto con el suelo y las plantas tratadas. También se analizó el polen almacenado en esas colmenas próximas a los campos de cultivo de maíz tratado, detectando también allí estas sustancias, así como en polen fresco muestreado directamente a partir de plantas procedentes de semillas tratadas.
En conclusión, se comprueba que son numerosas las posibilidades de contaminación de las abejas por diferentes productos químicos agrícolas de uso habitual, incluso aquellos que se emplean para la produccción químicas previas a su siembra. Por ello, resulta fundamental tratar de establecer una regulación normativa intensa en relación al uso indiscriminado de estos productos y, sobre todo, establecer planes estratégicos de investigación orientados al conocimiento de alternativas de control de plagas basadas en manejos sostenibles, control biológico o el empleo de sustancias de origen natural.
En la Escuela Internacional de Conocimiento Agroambiental creen en el empleo de prácticas agrícolas sostenibles que contribuyan al mantenimiento de ecosistemas equilibrados y favorezcan la presencia de abejas y otras especies de insectos cuya presencia es necesaria y beneficiosa para los cultivos y preocupados por este importante descenso y el creciente interés por la apicultura y por ello se están impartiendo en muchos sitios nuevos Cursos on-line sobre Introducción a la Apicultura en el que se abordan éstos y otros muchos aspectos relacionados con un sector apasionante y de gran futuro.
Salvemos a las abejas
Otros factores que amenazan a los polinizadores aparte del uso de plaguicidas, la pérdida de hábitats, las prácticas de la agricultura industrializada tal como los monocultivos (menor disponibilidad y diversidad de alimento para estos insectos), ; parásitos y enfermedades; especies vegetales y animales invasoras; y los impactos del cambio climático. Se ha calculado que el valor económico de la labor de polinización de las abejas podría estar en torno a los 265.000 millones de euros anuales en todo el mundo, 22.000 millones para Europa y más de 2.400 millones de euros para España, recientemente calculado por Greenpeace en su informe "Alimentos bajo amenza".Así pues, incluso desde un punto de vista puramente económico, merece la pena proteger a las abejas.
La vista y el olfato de las poblaciones más jóvenes de abejas también podrían verse afectados por los pesticidas
Las cifras del problema que sufren los polinizadores son contundentes. El informe "El declive de las abejas" advierte que las poblaciones de abejas disminuyeron en Europa un 25% entre 1985 y 2010. Pero también otras especies están padeciendo la misma suerte. Datos recientes revelaron que el 46% de las 68 especies de abejorros europeos están en declive y 24% en peligro de extinción. También las mariposas. En las dos últimas décadas se han reducido a la mitad las poblaciones de mariposas de las praderas, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) ha mostrado en el informe “UNEP Emerging Issues” que el declive de las abejas está ocurriendo en todo el mundo y que el resto de polinizadores están en la misma situación. De hecho, las recientes estricciones en la UE a cuatro insecticidas ya citados más arriba se basan en recientes evidencias científicas que confirman la nocividad de estos productos para las abejas. Además, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha expresado sus preocupaciones respecto a dos plaguicidas neonicotinoides, puesto que podrían afectar también el desarrollo del sistema nervioso de los seres humanos.
¿Qué soluciones hay?
Si los cambios que se piden no ocurren podríamos asistir a un declive irreversible de las poblaciones de insectos polinizadores, lo que implicaría una pérdida de productividad de la gran mayoría de cultivos (en Europa el 84% de 264 cultivos dependen de la polinización por insectos) e incluso la inviabilidad de otros. Esto supondría un incremento del precio de los cultivos que se pudiesen mantener y un cambio en la pirámide alimentaria. Podríamos polinizar a mano algunos cultivos con un interés comercial importante… pero, ¿quién va a polinizar el romero, tomillo, zarzamoras, arándanos y un largo etcétera?
Por tanto es imprescindible aplicar soluciones. El primer paso es prohibir los productos tóxicos para las abejas actualmente en uso, y hacer que la evaluación de riesgos de los plaguicidas sea mucho más estricta. Por otro lado, deben ponerse en marcha planes integrales de acción para salvar a las abejas. Y la solución definitiva es la adopción de la agricultura ecológica como única vía para una producción sostenible. Este cambio lo pueden iniciar los políticos, apostando por un modelo de agricultura ecológica y legislando en consonancia; los agricultores, cambiando sus prácticas de cultivo; y las empresas, desarrollando líneas de productos y técnicas ecológicas. Y, por supuesto, también personas como tú, demandando productos ecológicos.
¿Qué está haciendo Greenpeace?
Greenpeace quiere conseguir un modelo de agricultura que proteja, mantenga y restaure la diversidad de la vida en la Tierra, respete los límites ecológicos y sea socialmente justa.
En su informe "El declive de las abejaDe hecho, las recientes restricccioness".Peligros para los polinizadores y la agricultura” la organización ha hecho una revisión de los últimos estudios científicos, cerca de 80, sobre los factores que ponen en peligro estos insectos. Además ha mostrado la urgencia de prohibir siete insecticidas agrícolas por su demostrada toxicidad para los polinizadores, y ha señalado un cambio hacia la agricultura ecológicauna re como parte de la solución a este problema. Sostiene que la agricultura ecológica garantiza una producción sana para y sostenible, ya que protege el suelo, el agua y el clima, promueve la biodiversidad, no contamina el medioambiente con agroquímicos ni transgénicos, y respeta la salud de las personas.
Greenpeace trabaja para que la sociedad y los políticos entiendan la importancia que tienen las abejas y otros polinizadores y las amenazas a las que se enfrentan. Lucha también para que se prohíban los plaguicidas que son perjudiciales para las abejas y que se apoye decididamente la agricultura ecológica.
Por otra parte tiene en marcha una recogida de firmas para pedir al Gobierno que proteja a las abejas y demás polinizadores y apoye decididamente la agricultura ecológica. Gracias a la presión ejercida por las miles de firmas, Greenpeace y otros colectivos han conseguido la restricción de los cuatro insecticidas más tóxicos para las abejas en la UE. Pero hay que seguir trabajando porque son prohibiciones temporales (dos años) y parciales (tienen varias excepciones), y para parar otros plaguicidas que amenazan a las abejas.
Hace apenas unos años nadie se hubiera planteado esta cuestión de terminar con plaguicidas tóxicos pues lo químico era lo que se creía más económico y efectivo. Pero si nos remontamos unos cuantos años más atrás, descubriremos que muchos de los productos utilizados entonces para abono y control de plagas procedían de extractos vegetales. Con la aparición de la química y los tarnsgénicos, éstos cayeron en desuso. Pero, a todos los que siempre han desconfiado de dichos productos, el tiempo les ha dado la razón, pues cada año se van retirando del mercado más materias activas, peligrosas para la biodiversidad y/o dañinas para nuestra salud, y los productos ecológicos van ganando de nuevo la confianza de los agricultores y jardineros.
Pero, ¿que es exactamente un insecticida ecológico? En primer lugar cabría diferenciar entre insecticida ecológico y bioinsecticida, aunque éste último bien podría encuadrarse dentro de la primera denominación. La única diferencia reside en que el bioinseticida se compone íntegramente de organismos vivos, como las bacterias y los bacillus, mientras que el insecticida ecológico puede ser un extracto vegetal o un mineral. En los dos casos, las principales ventajas respecto al uso de químicos son:
-Respetan el medio ambiente -Suelen tener un plazo de seguridad de cero días, es decir, que desde el tratamiento hasta la cosecha no hace falta que pase ni un día (hay excepciones, sobre todo en los minerales como el cobre o el azufre). -La gran mayoría, a excepción de los minerales, son 100% biodegradables. No dejan residuos, por lo que en el consumo de frutas y hortalizas no ingerimos ningún tipo de tóxico derivado de su uso. En el caso de los químicos, como ya sabemos, la normativa acepta un mínimo de toxicidad en los productos tratados químicamente, por consiguiente, queramos o no, estamos ingeriendo tóxicos, por mínimos que éstos sean. -Su toxicidad es nula o muy baja, preservando así la salud del aplicador. -Pueden combinarse entre sí (insecticidas, fungicidas y abonos). -Los conocidos popularmente (purín de ortiga, ajo, etc.) se pueden fabricar en casa. -Reducen el riesgo de crear resistencias en los insectos. -Respetan la fauna auxiliar, menor afectación letal sobre enemigos naturales. -Reduce la aparición de plagas secundarias. -Se pueden utilizar en agricultura integrada y ecológica.
Existe otro grupo de productos que, sin eliminar de forma directa la plaga, contribuyen a estimular los procesos vitales de los cultivos para fortalecerlos y así protegerlos de los ataques de las distintas plagas o enfermedades. Son los llamados fitofortificantes.
En cualquier caso, los insecticidas naturales también representan riesgos, los cuales es necesario considerar, por lo que recomendamos leer siempre las instrucciones de uso, respetar las dosificaciones y, lo más importante, utilizarlos solo en caso de necesidad manifiesta
¿Qué puede hacer el lector de todo esto?
Francia ha prohibido cinco pesticidas neonicotinoides con el fin de hacer frente al declive de las colonias de abejas, si bien los expertos advierten que la medida es insuficiente.
Los neonicotinoides son los insecticidas más usados del país. Se emplean en los cultivos de remolacha, trigo, colza, árboles frutales y viñedos, entre otros, para acabar con orugas, cochinillas, pulgones e insectos que carcomen la madera.
En Francia se usan principalmente de forma preventiva en las semillas, extendiéndose por toda la planta, incluido en el polen.Como todo insecticida, a ciertas dosis, los neonicotinoides matan indiscriminadamente a los insectos, incluidos las abejas.
La UE decidió prohibir en los cultivos en campo el uso de tres neonicotinoides (clothianidin, thiamethoxam e imidacloprid), objeto de restricciones desde 2013. La medida, que permitirá el uso en invernadero, entró en vigor desde ace meses.
Pero Francia va más lejos. La prohibición versará sobre el uso -incluso en invernadero- de las cinco sustancias hasta ahora autorizadas en Europa para fines fitosanitarios (las tres que serán prohibidas además del thiacloprid y acetamiprid).
- Colapso de colonias:total caos de los polinizadores -
Los científicos se muestran preocupados porque, incluso en pequeñas cantidades, estas sustancias que atacan el sistema nervioso de los insectos afectan a los polinizadores, desorientando a abejas y abejorros, lo que altera el esperma de los machos.
Los apicultores franceses constatan un alza de la mortalidad en sus colmenas desde la llegada de los neonicotinoides a mediados de los años 90, aunque "ningún elemento científico riguroso" demuestre que sea la primera causa de mortalidad de las abejas, según el director científico del Instituto de la Abeja, el ecotoxicólogo Axel Decourtye, lo es, en contra de algunos científicos.
Muchas abejas empezaron a morir en los últimos años debido a X un misterioso fenómeno atribuido en parte a pesticidas, así como a polillas, virus y hongos. Se le llamó “el colapso de las colonias”.
Decourtye advirtió que la medida tomada por las autoridades, pese a ser positiva, no resolvía el problema."Hay que luchar contra las enfermedades y los depredadores -sobre todo los introducidos en los intercambios comerciales, como el abejorro asiático-, contra la degradación de los hábitats y el empobrecimiento de la flora. Y en cualquier colmena en Francia se encuentran muchos otros residuos de pesticidas además de los neonicotinoides", dijo a la AFP.
- Protestas de agricultores por el fin d los insecticidas
Por su lado, los agricultores franceses aseguraron haberse quedado en una situación "difícil" por la prohibición de los insecticidas y, aseguraron no contar con soluciones de reemplazo, según sus sindicatos
Los agricultores se quejaban, sin pensar en otros colegas, pero según un reciente informe de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Alimentación (ANSES), existen alternativas "suficientemente eficaces y operacionales", químicas y no químicas, para suplir a la gran mayoría de los 130 usos fitosanitarios de los neonicotinoides.
Por otra parte, estos podrán continuar empleándose en Francia para usos no fitosanitarios, como biocidas y medicamentos veterinarios, especialmente en los productos antipulgas para perros y gatos.En cuanto a su impacto en el ser humano, dos de ellos, el acetamiprid y el imidacloprid, están presentes respectivamente en 5% y 4% de las muestras alimentarias recogidas en Europa (melocotones, lechugas, tomates...), según un informe de 2016 de la Agencia Europea de Seguridad de los Alimentos (EFSA).
Pero en febrero de 2018, ANSES aseguró que los datos disponibles "no evidencian ningún efecto nocivo para la salud humana", siempre y cuando se respeten las consignas de uso
Los británicos inician nuevos estudios. La población de abejas y de otros insectos polinizadores se ha reducido en el Reino Unido por culpa de la desorientación que al parecer produce en los insectos el uso de plaguicidas, según la hipótesis de los expertos del Centro de Neurociencia de la Universidad de Dundee (Escocia). El problema se está estudiando.
Para demostrar la hipótesis de la orientación, los científicos estudiarán durante los próximos cuatro años los movimientos de 2.500 abejas y abejorros a los que se colocará un microchip en la cabeza, informa hoy el diario "The Times".Escáneres situados en la entrada de seis colmenas identificarán a cada una de las abejas que las habitan y la pesarán a su llegada para averiguar cuánto polen y néctar llevan a la colmena.
Las inmediaciones de tres de esas colmenas se tratarán con plaguicidas y las de las otras tres estarán libres de esas substancias.
Los expertos intentan establecer si las abejas sometidas a los efectos de los pesticidas están más desorientadas, es decir si esas sustancias afectan negativamente a su memoria, su capacidad de comunicación en la colmena e incluso su sentido de la dirección.
Cuando una abeja reina encuentra una fuente de alimento, regresa a la colmena y revolotea de una manera distinta y determinada por las paredes verticales de la colmena y con la dirección y duración del "baile", la abeja reina indica a las demás dónde está la comida . Los investigadores creen que las abejas que viven en colmenas con pesticidas no podrán realizar el "baile" ritual correctamente, lo que implica que el resto de abejas no se enteran y no serán tampoco capaces de encontrar el alimento.
La vista y el olfato de las poblaciones más jóvenes de abejas también podrían verse afectados por los pesticidas, lo que hace a las nuevas generaciones de abejas menos inteligentes que sus antecesoras.
Las abejas suelen verse sometidas a diferentes tipos de pesticidas destinados a eliminar posibles enfermedades y evitar la aparición de ácaros en las colonias, además de entrar en contacto habitualmente con pesticidas agrícolas.
Aunque se trate de tipos de pesticidas que hayan demostrado ser inocuos para las poblaciones de insectos, los científicos están investigando si la combinación de varios de ellos puede ser perniciosa en algún sentido para su supervivencia.
Los insectos desempeñan una labor muy importante como vehículo de polinización en más de un tercio de los cultivos mundiales y, en el Reino Unido, la desaparición de estos insectos supondría un costo de más de 500 millones de euros anuales