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Entre los históricos soportales que acordonan la famosa Plaza del Comercio lisboeta se esconde uno de los cafés con más personalidad de la ciudad, el Martinho da Arcada , abierto desde el año 1782. De sus paredes cuelgan fotos del escritor Fernando Pessoa, para quien este café fue como su segundo hogar. Aquí se pueden degustar los platos más tradicionales de la ciudad, como el arroz con pato a la portuguesa o los champiñones con nata.
Los tranvías amarillos se deslizan por las empinadas calles regalando las instantáneas más retros de la ciudad. Recorrer Lisboa a bordo del famoso tranvía 28 implica realizar un delicioso viaje en el tiempo. Al finalizar este paseo nada más acertado que dirigirse al restaurante Faz Figura , donde recuperar fuerzas tras degustar su sopa de gambas o el pulpo en costra de maíz.
Muy cerca del Monasterio de los Jerónimos, en el famoso barrio de Bélem, se esconde uno de los secretos más codiciados de Lisboa: la receta de los Pasteles de Belém , solo conocida por tres personas. En la Antigua Confitería de Bélem podrás degustar estos dulces únicos en el mundo, que según la tradición, se comen de dos en dos.
Las antiguas Docas de Santo Amaro son un auténtico hervidero de tendencias cocidas a fuego lento en los numerosos almacenes rehabilitados que se suceden en uno de los paseos más más románticos de la capital. Entre tanto local de moda, Bica do Sapato , regentado por el famoso actor John Malkovich , es un lujoso restaurante y sushi-bar ubicado en un antiguo almacén junto a la estación de Alcântara Mar. Un ambiente moderno con una cocina de lo más cosmopolita.
Y si hay tiempo, a unas dos horas en coche de Lisboa, en plena campiña portuguesa , se encuentra la pequeña villa de Tomar. En ella está el restaurante Chico Elías , donde abundan los platos tradicionales de la zona. Petingas al horno, judías con caracoles, morcilla de arroz, bacalao con carne o con broa, cabrito asado, pato con migas... Elegir menú no te resultará nada fácil en este cálido mesón de sabor tradicional.
