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A las nueve de la mañana, el equipo de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplegado en Majadahonda y Las Rozas lleva seis horas despejando vías y accesos a centros sanitarios e infraestructuras básicas. Seis horas de trabajo a la intemperie durante una madrugada en la que han vuelto a registrarse temperaturas bajo cero. El frío extremo está congelando las toneladas de nieve acumuladas desde el sábado, lo que está complicando las labores de limpieza y ha hecho que localidades como estas, en el noroeste de la Comunidad de Madrid, soliciten el apoyo de estos efectivos. Su presencia refuerza los esfuerzos de la red municipal.
Aquí, como en gran parte del interior peninsular, cada vez son más los lugares transitables, pero cuatro días después de que dejara de nevar aún hay muchas calzadas y aceras convertidas en peligrosas pistas de patinaje. En pueblos pequeños, en urbes medianas y grandes e incluso en la ciudad de Madrid ?donde solo se ha limpiado el 17% del callejero? moverse por determinados tramos sigue siendo una aventura, a pie y en coche.
Es el caso de la calle del Mar Mediterráneo de Majadahonda, cubierta por una placa blanca y resbaladiza que dos quitanieves militares se afanan en retirar. Las cuñas van abriendo camino en la carretera a la vez que las saladoras superiores esparcen sal, en una ruta que continúa por otras arterias principales del municipio. Varios vecinos se asoman al balcón para aplaudir y unos pocos han bajado con palas para intentar sacar sus vehículos de donde los dejaron aparcados el viernes. "He podido estar en casa unos días pero hoy ya tengo que ir a trabajar", cuenta un joven.
Este grupo de la UME se compone de 25 soldados que forman parte de la Compañía de Ingenieros del Primer Batallón de Intervención. Estos zapadores se reparten por diferentes puntos y así, mientras los dos camiones realizan su recorrido, otros compañeros se encuentran en lugares como el Hospital Fremap.
El acceso a la entrada principal de este centro ya está abierto pero tan solo 24 horas antes resultaba impracticable, según uno de sus empleados. "Era una zona de guerra", añade. Los servicios de mantenimiento trabajaron en la retirada de gran parte de la nieve y ahora una decena de militares colabora en rematar la faena de deshacer lo que en su mayoría ha pasado a ser hielo. Con una minimáquina y kilos de sal, pero sobre todo a pico y pala, el objetivo es garantizar la seguridad de personal, pacientes y acompañantes; facilitar el tránsito rodado y a pie, y con ello el de los vehículos de emergencia.
Para todas estas intervenciones, la Unidad se coordina con la Policía Local. Los Ayuntamientos son los que mejor conocen las necesidades de sus municipios y son ellos los que determinan los lugares prioritarios en los que hay que actuar. La flexibilidad es en estos casos una premisa clave ante unas circunstancias que pueden variar en cuestión de minutos.
El despliegue de este cuerpo de las Fuerzas Armadas se activa a petición de las comunidades autónomas y a causa de la borrasca Filomena lo solicitaron Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón ?donde los 220 militares ya han finalizado su misión?. De día y de noche, estos profesionales están acudiendo a limpiar las pistas del aeropuerto de Bajaras; a abrir los accesos de centros sanitarios, juzgados, estaciones de tren, bancos de alimentos o laboratorios médicos; a desembolsar a los camiones de mercancías que se quedaron durante días sin poder circular; a despejar los viales del interior de las prisiones, o en los instantes iniciales, al rescate de los conductores que quedaron atrapados en carreteras principales como la M-30 o la M-40. En definitiva, allí donde son requeridos.
Unos 800 efectivos fueron movilizados inicialmente por el temporal, de los que en las calles de la capital solo se desplegaron 150. A ellos se suman 705 del Ejército de Tierra y la colaboración en Getafe del Ejército del Aire. Todos trabajan junto al resto de los servicios de emergencias para paliar los efectos de la ola de frío, una tarea en la que queda mucho por hacer. Sin apartar la vista del suelo, la esperanza está puesta en que llegue algo de ayuda del cielo en forma de lluvia y suban las temperaturas, lo que podría pasar la próxima semana.