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Estrategia, tentacion
Por Alfredo Martínez
Un proyecto Socialista implica contar con el apoyo humano correspondiente, considerando que para concretarse no deben existir factores que puedan entorpecer los cambios que deban realizarse para su desarrollo político, económico y educativo, con la intención de enseñar a desaprender los viejos hábitos culturales de costumbres capitalistas, donde la mente se desarrolla en función de la acumulación de riqueza fácil, sin importar las consecuencias que se ocasionan al patrimonio del Estado y la Patria. La República Bolivariana de Venezuela, con la mayor reserva de petróleo que uno se pueda imaginar, es objeto de una series de ataques con tácticas y estrategias de guerra, que han causado debilitamiento en algunos sectores del pueblo, que no tienen idea de cómo enfrentar lo que de una manera u otra podemos llamar “crisis económica” creada por la inflación y el desabastecimiento planificado, por quienes se niegan a perder el privilegio que durante años dentro del modelo capitalista han adquirido a consta de las maniobras sociales y económicas que perjudican directamente a las clases populares, motivo por el cual el proyecto socialista, para la República Bolivariana de Venezuela, por contar con muchas riquezas inventariadas, es tergiversado por algunos que aprovechando el liderazgo y ocultamiento bajo una franela roja, caen en la tentación de la corrupción, tomándose prestado por tiempo indefinido lo que nos pertenece a todos como pueblo y ciudadanos de la Patria Bonita, Bolivariana y Chavista. Mientras las instituciones se sigan llenando de Forasteros, que les he indiferente lo que suceda o no en un Estado, donde no son habitantes y ni siquiera votan en apoyo a los líderes natos de esa población, corremos el riesgo de perder los espacios ganados en el ámbito territorial que nos compete, algo sumamente peligroso para consolidar un Modelo Socialista, que es el objetivo primordial del proyecto Social, Económico y Educativo en transición, ingeniado e iniciado por el comandante Supremo, el mismo del “por ahora” del 4 de febrero de 1992, Hugo Rafael Chávez Frías. Este riesgo se hace más peligroso aun cuando vemos en los puestos considerados claves de las Instituciones del Estado, una invasión notable de reconocidos opositores, que desde el mismo inicio de la Revolución, se han dedicado a sabotear el proceso plasmado dentro del marco Constitucional, en beneficio de la felicidad de los pueblos.