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Por fin la Seguridad Social, a partir del 2020, comenzará a financiar un método de deshabituación tabáquica. Bajo el nombre comercial de Champix, el principio activo es la vareniclina, que disminuye el deseo de fumar y reduce los efectos del síndrome de abstinencia
Una de las reivindicaciones históricas de muchos que han tenido que dejar de fumar «a las bravas» era que la Seguridad Social financiase los tratamientos de deshabituación tabáquica, y esto ahora se ha logrado en parte.
Este principio activo lo que logra es que fumar deje de ser tan placentero, lo que permite atenuar el sistema de recompensa cerebral que proporciona la nicotina, y al mismo tiempo reduce los efectos del síndrome de abstinencia.
El coste del medicamento será asumido por la Seguridad Social a partir del 1 de enero del 2020, y se estima que el próximo año se podrían beneficiar de esa financiación hasta 70.000 personas.
De cualquiera de las maneras los especialistas advierten que el tratamiento no es una panacea y que los fumadores que lo tomen tendrán que hacer también un esfuerzo personal para dejar ese pernicioso vicio.
Champix
Es el nombre comercial de la vareniclina, y tal como ha informado la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, parte de su coste será asumido por el Sistema Nacional de Salud como respuesta farmacológica para aquellos que quieran abandonar el tabaco.
La medida, efectiva a partir del 1 de enero de 2020, se prevé que permita ayudar a dejar la nicotina, solo el primer año, hasta a 70.000 personas.
Una adicción que causa miles de muertos cada año
Se estima que el tabaco cuesta la vida en España hasta a 50.000 personas todos los años, con un hábito que lleva décadas formando parte de la idiosincrasia de nuestro país y donde uno de cada cuatro habitantes fuma.
De estos fumadores, más del 70% han intentado, al menos una vez, dejar el tabaco y según los datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR en siglas, solo entre el 3 y el 5% de los fumadores logran dejar el tabaco sin ayuda.
El porcentaje de éxito en dejar de fumar se eleva a entre el 15 y el 56% si los fumadores que quieren dejar el «vicio» recurren a ayuda.
Reducir la sensación de placer
Es uno de los efectos más evidentes del Champix, esto es, reduce la sensación de placer que produce el fumar ya que el principio activo es un agonista parcial de los receptores nicotínicos que hay en nuestro cerebro.
Los efectos que tenían la vareniclina en la disminución del placer que produce el tabaco se descubrió, de forma totalmente inesperada, en el año 2005, y el preparado comercial, de nombre Champix, se pudo encontrar en las farmacias a partir del 2007.
Pero esos no son los únicos efectos de la vareniclina, ya que también ayuda a que el síndrome de abstinencia de la nicotina sea menor, y, además, los efectos colaterales son casi desconocidos.
Con receta
A partir del 1 de enero de 2020, quien quiera dejar de fumar y para que el tratamiento con Champix sea financiado por el Sistema Nacional de Salud, tendrá que acudir a su médico de atención primaria para que se lo recete.
El médico de familia recomendará entonces un tratamiento farmacológico de 12 semanas, de un medicamento que ya era habitual, aunque sin estar financiado por la Seguridad Social, en las consultas de los médicos de atención primaria.
Puede producir naúseas
Es casi el único efecto secundario del que se ha informado, y que según los estudios clínicos el 30% de los que toman Champix puede sufrir.
En menor medida, en un 18% de los pacientes, se pueden sufrir dolores de cabeza y también, en un 19%, mareos, vómitos y gases.
Son precisamente esos efectos adversos los que hacen que un porcentaje alrededor del 10% abandonen el tratamiento, a pesar de ser unos síntomas que son fácilmente llevables.
En un porcentaje infinitesimal también existe riesgo cardiovascular o la posibilidad de que surja un episodio psiquiátrico.
Una de las principales controversias, y que ha puesto «en pie de guerra» a los colegios de farmacéuticos, es que critican que no se esté, además del Champix, financiando otros métodos
Tratamientos más clásicos
Una de las principales controversias, y que ha puesto «en pie de guerra» a los colegios de farmacéuticos, es que critican que no se esté, además del Champix, financiando otros métodos para dejar de fumar.
Dentro de la farmacopea para abandonar el tabaco, son un clásico los chicles y los parches de nicotina, que llevan lustros siendo utilizados por las personas que quieren dejar de fumar.
En el caso de los chicles, su operativa no tiene mayor secreto: a medida que se masca el chicle este va exudando nicotina, como una manera de aliviar el síndrome de abstinencia que provoca dejar de fumar.
En el caso de los parches, los mismos son transdérmicos, esto es, liberan gradualmente, a través de la piel, nicotina. La ventaja frente los chicles es que la liberación de nicotina es sostenida en el tiempo durante las 24 horas del día.
Algo muy similar al Champix lo tenemos en el bupropión, en el sentido que también es un remedio que ha salido de un laboratorio, aunque los ensayos clínicos que se han realizado han demostrado que el Champix tiene una mayor efectividad.
La Seguridad Social se centra la vareniclina
Que el Sistema Nacional de Salud haya tomado la decisión de solo financiar el Champix ha puesto en pie de guerra a las asociaciones médicas y de pacientes que no entienden la medida de «apostar» por un solo producto.
Dos de estas asociaciones que piensan que la Seguridad Social debería de pagar los tratamientos con otros fármacos son la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET) y la Organización Médica Colegial (OMC).
Dado que las competencias sanitarias están en manos de las comunidades autónomas hay algunas, como es el caso de Navarra, en la cual los médicos de atención primaria son los que determinan que método de desintoxicación tabáquica se utilizará.
En esos casos, independientemente del «medicamento» que se utilice – Champix, bupropión o chicles o parches de nicotina – la sanidad navarra financia completamente la prescripción que haya hecho el galeno.
Cuando el Champix está contraindicado
Uno de los peros que han puesto muchas asociaciones al hecho de que desde el Ministerio de Sanidad solo se financie el Champix es que hay algunos pacientes que quieren deshabituarse a la nicotina, tienen contraindicado el medicamento que fabrica la farmacéutica norteamericana.
Existen pacientes con patologías previas – enfermedades renales, alergias o incluso embarazo – para los que está contraindicado el Champix, por lo que tienen que financiar los tratamientos de deshabituación tabáquica de su propio bolsillo.
Y eso incluso cuando todos los estudios epidemiológicos que se han hecho sobre la efectividad de la vareniclina muestran que su efectividad es solo algo mayor que otras soluciones para deshabituarse del tabaco.
Disminuir el número de fumadores
Con esta medida lo que se pretende es que sea mayor el número de personas que opten por dejar de fumar, dado que con los tratamientos farmacológicos no lo tiene que hacer «a pelo», y, además, el coste del Champix es financiado por la Seguridad Social.
Pero como en cualquier otro tipo de adicción, no existe una «pastilla mágica» que como por ensalmo permita dejar de fumar, ya que el factor clave sigue siendo la fuerza de voluntad y la convicción de quien quiere dejar de fumar.
Otro de los factores, que se comienza a admitir también como muy importante tiene que ver con los factores psicosociales, de manera que los grupos de apoyo mutuos en los cuales coinciden personas que están abandonando el hábito también son importantes.
Es precisamente este abordaje multifactorial – voluntad personal, tratamiento farmacológico y abordaje psicosocial – el que es más efectivo a la hora de que una persona pueda abandonar el tabaco y con ello mejore su salud, y también su bolsillo.
Una de las reivindicaciones históricas de muchos que han tenido que dejar de fumar «a las bravas» era que la Seguridad Social financiase los tratamientos de deshabituación tabáquica como el Champix